Al frente de mi barco, de nuevo
De nuevo al frente del barco, mi capitán.
Me he ido unos días de descanso a desconectar y me he encontrado conectado a mi propia vida.
He pasado los días disfrutando de lo que la vida me traía a cada instante, sin expectativas ni ilusiones. Tal cual venía, lo saboreaba. Que si sol, a la playa, que si nubes, a correr.
Cada momento era muy hermoso y lo veía como algo nuevo, lo saboreaba como si fuese la primera vez que lo probase…lo sentía como si fuese la última vez que lo sintiese.
He vivido en varios países y me ha tocado sentir “el último día en…” en unas cuantas ocasiones, y es verdad que se siente todo diferente.
En una ocasión me dijo un amigo, un compañero de la misión donde colaboré en 1988 cuando se acercaba mi fecha de regreso, que sintiese esos últimos días como algo especial, que los guardase en la memoria, que los viviese y sintiese como lo que era, los últimos días que iba a disfrutar de mis amigos, la comida, las calles, los paisajes… con el tiempo pensé que la mejor forma de valorar la vida es esa, sintiendo como todo fuese la primera, única y última vez que haces las cosas.
Recientemente, mi amiga Desam, me comentó de una meditación que trata de eso precisamente, de hacer de una acción rutinaria algo bendito, sentirlo como si fuese la primera vez que la hicieses…y así poder sentir la belleza de la vida, sin caer en el hastío de la rutina, que por otro lado, bendita es.
Al hacer la meditación y sentir como la sorpresa de la acción rompe ese hacer las cosas porque sí, volví a recordar esos pensamientos de mi amigo Enrique. Y ahora que pienso en mi gente de la misión, me los imagino como hace 30 años y sonrío. Me veo a mi igualmente joven, activo, con las mismas ganas de amar y de cambiar el mundo… Más años, la misma persona, los mismos sueños, ¿el mismo mundo?
Y eso me da para seguir pensando en la evolución de la especie, quizás me preocupe más mi evolución, y la de los que me rodean.
Siento como seguimos todos en un lento camino hacia un remoto lugar, un hermoso lugar donde nos encontraremos a gusto y disfrutemos del ahora como ese gran presente que es.
Escribo como si fuesen mis primeros pensamientos, mis primeros escritos. No tengo dudas, podrá gustar o no lo que escribo, se leerá o no, pero egoístamente, al que de momento más beneficia todo lo que escribo es a mí, así podré ser consciente y seguir intentando ser mejor persona, por ende, seré feliz, haré feliz a los que me rodean y el círculo irá creciendo y se hará más grande, cada vez mayor…así podré cambiar el mundo. Mi mundo.