Ama y haz lo que quieras
Editorial por Jose Mª Escudero Ramos
1 de noviembre de 2017
Noviembre es un mes muy hermoso. Comienza recordando a todos los santos, a nuestros difuntos, y en algunos países termina celebrando la Gratitud con su especial día de acción de GRACIAS.
Noviembre, otoño o primavera, dependiendo de en qué lado del planeta nos encontremos.
El otoño es nostalgia, es inspiración, es recolecta y gratitud.
Ahora que lo pienso, la gratitud y el recordar a nuestros difuntos deberían hacerse todos los días. No voy a utilizar este medio para regañar a nadie, sino para concienciar. La muerte, esa gran desconocida. Vivimos con la convicción de que vamos a morir, construyendo una sociedad tan de bienestar que nos olvidamos del propio sentido intrínseco de la vida. Vida y muerte van unidas en el mismo ciclo como deberían estar unidas la gratitud, la vida y la muerte.
¿Tenemos miedo a morir o a perder todo lo conseguido materialmente en vida?
Quizás sea el otoño una buena estación para reflexionar sobre todo esto y entender que solamente entendiendo el sentido de la vida, comprenderemos la trascendencia de la muerte.
Vivimos bajo los paradigmas de nuestros ancestros. Hemos crecido educados en unas religiones en las que el miedo y la culpa han hecho mucho daño en nuestros pensamientos.
Ahora, en este momento en el que me encuentro, te invito a tener esa fe que mueve montañas, sea cual sea tu ideología, lo que nos espera es algo mejor seguro…Ojo, que a mi me encanta mi vida. Hay una teoría espiritual de las reencarnaciones, supuestamente en cada vida ganamos puntos para no tener que reencarnar más. Una amiga me dice que no quiere hacer daño a nadie para cumplir su ciclo de reencarnación y que sea, esta vida, su última reencarnación. A mi me hace gracia, yo no quiero hacer daño pero si lo hago sin querer, no creo que me limite mi ascensión al siguiente nivel…somos luz y sombra y no todos ven nuestra luz. Ama y haz lo que quieras decía San Agustín. El vivir condicionado por algo puede generar sufrimiento.
Lo que he aprendido viviendo es lo que dice el santo, ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor, si gritas, gritarás con amor, si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos. Ese es el camino del Bodhisattva para mí humilde entender. Aquel al que no le importa trascender por esperar ayudando a los demás a que trasciendan con él. O trascendemos todos o pinchamos la pelota. Así de sencillo y de difícil a la vez. Ayudar a elevar la frecuencia de la humanidad, ayudar al prójimo es ayudar también a tu enemigo, es ayudarte a ti también.
Pensando en voz alta, que para eso se escriben las editoriales, nos deberíamos olvidar de la culpa, el dolor y el perdón. Si entendemos las palabras de San Agustín y las aplicamos, todo está bien.
El mundo será perfecto cuando no haga falta aplicar leyes, si no hiciesen falta las leyes para vivir. Resulta que mi mundo es perfecto y a mi no me hacen falta las leyes para recordarme lo que he de hacer o como actuar. Respeto y amo y hago lo que quiero, esto es, ayudo a aquel que está detrás de mí para la correcta evolución de la humanidad, así como me dejo ayudar por todos aquellos que están por delante de mí para mi correcta evolución espiritual, la mía y la de todos mis compañeros.
Amo y respeto. Me enfado, corrijo y perdono con amor. ¿Y tú?