María Escudero

Ave Fénix, cuento de María Escudero

MARÍA ESCUDERO PEÑA, Madrid, 25 de septiembre de 2019

Querido diario
Hace unos días me pasaron cosas muy extrañas, difíciles de explicar y aún más de entender.
Estaba volviendo a casa después de un aburrido día de clase y se me ocurrió ir a buscar a unos amigos que iban a salir de su colegio en poco tiempo.
Iba andando por la calle, y a punto de llegar, me encuentro a Max, un amigo muy especial que hacía mucho mucho tiempo que no veía. Me paré a saludar y a preguntarle cómo le estaba yendo todo, me dijo que bien y me preguntó a mí lo mismo. Como siempre habíamos tenido mucha confianza le conté que no estaba pasándolo muy bien y que en esos momentos de mi vida me estaba replanteando muchas cosas, él me escuchó como en los viejos tiempos. Me tenía que ir pues iba a llegar tarde a recoger a mis amigos, así que me despedí de él y le dije que ojalá nos volvamos a encontrar pronto, como siempre me guiñó un ojo y se fue.

Al día siguiente quedé con unos amigos para ir a casa de uno de ellos a jugar a la Play. Llegamos a la casa y fuimos a su cuarto para saludarle. En cuanto crucé la puerta no me lo podía creer, solté un grito de asombro, se me pasaron miles de preguntas por la cabeza; ¿Qué hace él aquí? ¿Por qué justo vuelve a aparecer en estos momentos?. Estaba Max, no me lo creía, el hecho de estar tres años sin verle y en dos días verle dos veces me resultaba un tanto extraño. Saludamos a todos y nos pusimos a jugar. Pasamos un buen rato y como era de esperar, gané todas las partidas que jugué del Fornite. Ya caída la noche me tenía que volver a casa y mi viejo amigo Max me dijo que me acompañaba y le dije que no, que no hacía falta, pero el seguía insistiendo ya que se acordaba de que para ir a mi casa tenía que pasar por calles que no tenían mucha luz, y como ya era tarde al final le dije que me parecía bien que me acompañase. Durante el camino a casa tuvimos unas conversaciones muy interesantes, había cambiado mucho desde la última vez que le vi. En una de las conversaciones me dijo algo que me dejó pensando, ¿cómo sabes tú eso?. A medida que íbamos hablando decía cosas extrañas, como si no fuese él quien estuviese hablando, hasta que de repente se paró y empezó a toser muy fuerte, yo me asusté y le dije que se sentase en un banco hasta que parase de toser y me dijo que no, que ya estaba bien, así que seguimos caminando y hablando de nuestras cosas. Me dijo que seguía sintiéndose mal y se volvió a parar, empezó a agonizar y de repente le salía humo de la boca, me dijo lo que toda chica quisiera escuchar, que siempre ha estado enamorado de mí, que era la persona más especial que había conocido y que le hubiese encantado estar todos estos años a mi lado. Me explicó por qué apareció así de la nada, sintió que yo necesitaba ayuda e hizo todo lo posible para que saliese de todo lo que estaba pasando, me dijo que hasta haría un pacto con el mismísimo demonio, y eso fue lo que hizo. Estábamos los dos llorando y empezaron a convertirse sus lágrimas en polvo hasta que surgió de la nada una pequeña explosión, había mucho humo y no veía nada. Cuando se aclaró un poco el ambiente apareció de la nada un animal hermoso, un Ave Fénix con las alas de fuego, que llevaba un papel en su pata, echó a volar y soltó el papel al suelo, la nota decía así: “María, aprende a valorar lo que tienes en cada momento, sé tu misma en todo momento y no dejes que nada ni nadie te cambie por que las personas que te quieren de verdad lo darán todo por ti, como este chico que ha dado su vida para iluminar la tuya.”

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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