Caminar vagabundo
Jose María Escudero Ramos. Madrid, 15 de enero de 2025
Caminando distraída y libremente uno se crea su propio mapa. Cuando te pierdes, solo has de mirar atrás y descubrir el tesoro que has dibujado sobre la tierra pisoteada.
Paseo entre las luces y sombras que los rayos del Sol dibujan a través de las ramas ascendentes y descendientes de los árboles que siempre me dan la bienvenida. Incluso puedo ver algunos duendes mostrando sus caras escondidas en los troncos y sus corazones en las hojas.
Sorteo los obstáculos que la sociedad actualizada nos pone por la descarada y silenciosa privatización de las sendas.
Cuando doy la espalda al sol, veo la monstruosa silueta de un ser al que temo. Huye de mí.
Cuando me asomo al inquietante infinito de un charco, veo a mi doble reflejado en él haciéndome burla.
El caminar de los minutos me adelanta y percibo que es la hora de regresar, lo más difícil, llega la hora de comenzar el camino de regreso. A ver que me encuentro en la cómoda plaza de mi refugio, mi hogar, mi saco de dormir en la que cada noche me envuelvo tras la fortaleza de una caja de cartón que me protege.
En el momento en el que la realidad se mezcla con el mundo onírico, recuerdo a mí madre y me cuento un breve relato para bien dormir.
Ahora sí puedo disfrutar del silencio de la alterada naturaleza que me rodea.
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