adolescenciaMaría

Carta a mi hija María, ya adolescente.

Querida María, Querida hija,

Te escribo esta carta porque empiezas una parte de la vida difícil pero muy hermosa, la adolescencia. Ya he notado cambios en ti que me plantean tantas cuestiones como a ti, pero también me resuelven muchas dudas.

Hasta ahora hemos disfrutado y compartido muchas cosas y hemos tenido muchas experiencias juntos. He aprendido de ti a disfrutar del presente,  a luchar por lo que quiero, a intentar conseguir siempre la felicidad…Nos hemos reído y hemos creado juntos.

Quizás a veces me he pasado  con un grito,  con una broma,  si, de esas de “suenan violines”,  o que si “pre adolescente”…te pido disculpas por no haberte entendido en los momentos en los que no supe ver que es lo que necesitabas.

Ya es hora,  querida hija,  de hablar un poco más en serio.

La adolescencia es un periodo precioso,  de cambios en tu cuerpo, de crearse una identidad, de búsqueda y encuentros, de perderse y encontrarse, de hacerse preguntas y rebelarse. No pienses que el mundo está en contra tuya,  como yo lo sentí,  el mundo actúa para que tú evoluciones; no creas que eres diferente, como yo me sentí, todos pasamos por más o menos lo mismo.

Si tienes que sufrir,  sufre,  ya sea un amor no correspondido, un desamor o una incomprensión pero aprende siempre algo nuevo. El dolor conlleva evolución pero hay que estar atento para ver las lecciones, si no, caerás una y otra vez en el mismo error.

Si quieres rebelarte, hazlo,   a través de la creatividad,  escribe,  dibuja o fotografía, a mí eso me sirvió, o el deporte, yo corría y corría,  igual que hago ahora, Ummm, ahora que lo pienso, es muy interesante ver como repetimos la historia, aunque pasen 30 años… Corrí mi primer maratón con 15 años…en plena adolescencia. Y ahora ¿por qué corro? Meditaré sobre ello. Ves, hija, me abres los ojos, siempre aprendo contigo y gracias a ti.

Te confesaré que yo siempre me sentí el patito feo hasta que ya de mayor, nunca es tarde,  descubrí que no era un pato sino un cisne.

Nunca te deshagas de tu niño interior. Sorpréndete de algo nuevo cada día.  Se buena,  cariñosa y agradecida con todos,  en especial con el universo,  la Fuente o Dios, como lo quieras llamar.

Piensa que en una discusión no gana nadie, pero todos pueden perder si no se respeta el uno al otro. Nunca te vayas a la cama enfadada con nadie.

En el equilibrio está la virtud,  ya sabes. Todo ser iluminado tiene una parte de sombra, toda sombra es la cara opuesta al lado iluminado.

Relativiza todo, pues el tiempo todo lo cura,  nada es tan importante y nada va en contra tuya, muy posiblemente todo lo que te pase sean mensajes del universo que tienes que entender para evolucionar.

Ve en tu enemigo a tu maestro, te puede hacer evolucionar. Lo que te digan y te duela es lo tienes que mirar en tu interior y solucionar, de otra forma, no te dolería.

Ya sabes que  para cualquier cosa puedes contar conmigo, yo te daría todos los consejos del mundo pero, primero, no me vas a hacer caso, segundo, tienes que aprenderlo por ti misma. Te diré, eso sí, lo que crea conveniente en todo momento, siempre será porque te quiero, porque tengo la obligación de educarte, aunque sea con acciones que tú no entiendas pero he de estar ahí, respetando tu libre albedrio pero ayudando a dar forma a esa hermosa personalidad con la que has nacido: Generosa, amorosa, amable, solidaria, alegre, feliz. Tú eres así, no permitas que te cambien, a no ser que sea para mejorar.

Siempre estaré a tú lado, siempre y pase lo que pase. Estaré a tu lado para reír,  para llorar,  para jugar,  para crear o simplemente para contemplar la quietud del “momento”, disfrutar el presente, eso que tanto me gusta hacer.

He sido muy feliz estas primeras etapas de tu vida  y sé que lo seguiré siendo en las futuras, aunque a veces nos toque saborear algún fruto amargo.

Seguiré aprendiendo de ti y contigo, me encanta recordar mi adolescencia y ver que, en el fondo, somos lo mismo,  seres espirituales teniendo experiencias humanas, por eso  ama y haz lo que quieras, pero todo hazlo con amor.

Te amo, eres un regalo que el universo me ha prestado temporalmente, y por ello doy gracias.

Te amo.

Papá

Padre e hija

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

Un comentario en «Carta a mi hija María, ya adolescente.»

  • Gracias Papá. Estaba buscando algo para compartir con mi hija adolescente, María Fernanda (14 años) y que casualidad; encontré esta bonita carta que ud. le escribió a su María.
    Soy papá viudo y a veces Las hormonas de la adlescente son demasiado para manejar.
    Dios Les bendiga.
    Paper Rafael

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *