Contando una meditación a HaniDesam FerrándezHani

Contando una meditación a Hani, cuento de Desam. Ferrández

Otro día que salgo de la ciudad y me meto en el corazón del bosque para ver a mi amiga Hani, le tengo que contar un sueño o mejor dicho un viaje, hice una meditación guiada por Xavi García y esta me llevó a un lugar en la profundidad de la tierra.

 

H: Hola, Desam.

D: Hola, preciosa. Te tengo que contar el viaje que hice gracias a una meditación guiada, al regresar del sueño me acordé de ti y me pregunté cómo os comunicáis en el bosque o cómo  charlas con tus colegas.

H: ¿Qué es eso de una meditación guiada?

D: Te explico. Estuve en un curso de Registros Akáshicos y en la iniciación Xavi García hizo una meditación guiada, eso quiere decir que él dice cosas para que yo y el resto de compañeros nos imaginemos que estamos en un lugar en concreto, por ejemplo, él dice: “vamos por la playa, ahora encuentras un barco y hay una bolsa de piedras que son tus dudas…”. Él te va guiando, pero luego hay una parte libre en la cual, y dentro de lo que es la escena que él guía, tú tienes libertad de movimiento o, mejor dicho, de pensamiento.

H: Qué guay, es como una obra de teatro en la cual hay un guion, pero tú inventas alguna parte, aunque lo que creas tiene relación con la escena.

D: Exacto

H: Cuenta, cuenta que me tienes intrigada, todavía no sé a qué te refieres cuando me  preguntas cómo nos comunicamos en el bosque.

D: Verás, en un pasaje hay unos niños que están escuchando a una muchacha, estaban muy atentos y serios, ella estaba dándole al teclado del ordenador, pero la muchacha no hablaba y los niños estaban escuchando, era como si telepáticamente supieran lo que ella estaba escribiendo en el ordenador.

H: Eso pasa de verdad, pero cuéntame todo el sueño, porfa.

D: Empezamos en una playa paseando, yo iba descalza, tengo muchas ganas de que mis pies toquen la arena de la playa, iba con poca ropa paseando y sintiendo, nos dice Xavi… “ahora vais a ver un barco, y vais a ir hacia él”,  yo veo una especie de yate pequeño, pero no está cerca, entonces me quito la ropa y debajo aparece un bikini diminuto, empiezo a nadar, como si fuera el nadar de los delfines, mi cuerpo iba por debajo del agua sin esfuerzo, dejándose llevar hasta que llego al barco, subo y observo que  está vacío, entonces me tumbo a tomar el sol, dejando que el sol me impregne con su energía,  veo una bolsa con piedrecitas, que como dice Xavi “son cosas que ya no necesito” y que las tire al mar una por una, “dándole gracias por haber estado conmigo”, hago caso, pero en vez de una por una como había muchas, dejo que caigan de la malla hasta el mar, mi guía me dice que también tire la malla, es muy bonita y en cuanto cae al agua se deshace en contacto con el líquido salado. Me vuelvo a tumbar para seguir descansando mientras me dejo llevar por las olas.

Xavi sigue guiando mis pasos…he de volver a la arena y para eso, vuelvo a bucear, a nadar, sintiendo como el agua me roza la piel, llego a la playa donde hay una silla con una toalla y me seco. Hay como una especie de capa, me la pongo y sigo paseando casi desnuda y descalza hasta encontrar el camino, al cual nos va guiando hábilmente, dicho camino va hacia el bosque, empiezo a caminar, sigo descalza me apetece mucho ir descalza, me quito la capa la dejo colgada en un árbol y cojo un vestido largo, granate, vaporoso y me lo pongo encima, es de esos vestidos de mangas anchas qué son muy suaves, sigo por el camino hasta adentrarme en el bosque…

D: Hani si te aburro me lo dices.

H: No, claro que no me aburres, tengo ganas de que llegues al lugar ese, me has dejado intrigada.

Pues sigo contando… el bosque se espesa, pero el sol penetra con facilidad, se puede ver el camino salpicado de espacios de la luz del sol y otros sin sol. Sigo andando, sintiendo, admirando la vegetación, viendo las copas de los árboles hasta que llego a un claro, aparece ante mí un valle inmenso, lleno de césped y flores pequeñas, nos dice que veamos una casa, en mi visualización es una casa pequeña, muy bonita, con un porche rodeando todo el hogar, en él hay un balancín que invita al descanso y a la contemplación de las maravillosas plantas y flores de todos los colores que adornan toda la balconada, me balanceo mientras el vestido se mueve a mi ritmo, lento y melancólico, el conductor de dicha meditación nos dice que tenemos que encontrar una llave en una fuente, a pesar de estar muy agustito en este vaivén perezoso, me levanto y voy a buscar la fuente que está en el jardín, es simplemente una roca tallada y dentro hay una llave, la cojo dirigiendo mis pasos de nuevo a la casa.

Abro la puerta entrando a una sala diáfana, muy, muy grande y luminosa, tiene una escalera súper grande al fondo, como las de los castillos de película, pues igual, tiene una escalinata preciosa con una barandilla artesonada. Miro hacia arriba y hay vidrieras de colores en la bóveda, esto hace que dentro de este salón hermoso y amplio, el suelo este lleno de colorines, porque el sol al pasar por las vidrieras tiñe de mil colores sus rayitos dando sensación de bienestar, calidez, vida y color. Aquí nos dice que tenemos que ver libros, pero yo no veo ninguno, no me apetece, esto está muy bonito para tapar la luz  con estanterías de libros, nos dice que busquemos nuestro libro y lo abramos en el atril; el atril sí que lo veo y además hay un libro en él, “mi libro” es maravilloso, grande, con unas tapas duras, antiguo y sabio, acaricio el ejemplar, dejando que me embargue la energía de esta obra, lo abro y me aparece un enorme agujero en el medio de la página, y me quedo mirando y me pregunto ¿Esto ahora para qué? ¿Qué hago?

D: Hani si te agobias me callo.

H: ¡Desam! Continúa que me tienes en ascuas.

D: Me lanzo de cabeza al agujero y como si pasara a través de un canal de luz para llegar a una habitación, es intraterrena, quiero decir, está debajo de la tierra y me encuentro que hay un montón de niños sentados en el suelo vestidos con trajes de colores muy brillantes y muy llamativos, ellos están muy atentos, callados; hay una muchacha qué se parece a mí, que está en una mesa de ordenador, escribiendo en el teclado, aunque ella no habla, los niños están escuchando lo que ella está escribiendo, percibiendo o intuyendo lo que ella les quiere contar, debe ser muy interesante ya que todos parecen estar encantados con la historia.

Una vez ahí no se hacia dónde dirigirme, observo hasta que encuentro un letrero que pone salida, me voy hacia el cartel, al llegar me quito mi vestido me pongo otra ropa que por supuesto está preparada para mí, son unas mallas teñidas, camiseta y una linterna frontal, sigo por un pasillo que está poco iluminado hasta que llego a la magnitud de una cueva, con una cascada de luz preciosa, ¡¡Guauuuu!! Me quedo casi sin respiración…

No sé qué hacer, me deleito ante semejante espectáculo, de mi garganta lo único que sale es ¡Qué bonitoooo! La cascada hace un sonido suave, el agua es brillante y luminosa, al caer salen como notas musicales; me encanta, me voy a sentar a meditar cuando de repente veo que sigue entrando gente, no sé de dónde salen, pero entra gente que como a mí les parece precioso esta visión y se quieren sentar a meditar, nos sentamos todos y nos ponemos a meditar, me quedo muy relajada meditando, hasta que me doy cuenta que empezamos todos a levitar, es una sensación agradable. Floto liviana, miro a los acompañantes y cada uno está con sus cosas, sintiendo nuestro cuerpo, sintiendo nuestra respiración y fuera de aquí Xavi dice que tenemos que abandonar la casa,  y yo digo ¡NO!, yo no quiero abandonar esto, no puedo creer que con lo a gusto que estoy aquí tenga que irme ahora, pero sé que tengo que hacerlo, entonces sigo levitando, sigo levitando, sigo levitando hasta que salgo por la cúpula de esta gran cascada, por una apertura de luz salgo hasta un camino donde la luz diurna me acompaña de nuevo, me deshago del frontal, me encuentro con seres como hadas y gnomos que me dan la mano, me quieren saludar, yo les saludo, es como que sin conocernos nos querernos todos, ¡qué bonito es esto!, el mundo tan amoroso y tan cálido, quizás sientan con la vibración que he salido de la gruta… Xavi sigue machaconamente diciendo que tenemos que abandonar la casa…

Que insistencia, ya voy… me quito las mallas y me pongo el vestido granate, llego hasta el libro por un túnel que realmente no sé de dónde ha salido, salgo del libro lo cierro y le agradezco enormemente este viaje de luz y de amor, hasta el corazón de la tierra, en sus entrañas de música y luz, cierro la puerta echando un último vistazo a la mágica casa, dejo la llave en su lugar y regreso por el camino hasta la playa, me quito el vestido y cojo la capa que llevaba antes…

Me gustaría parar y deleitarme en esta sensación que me envuelve, sin embargo continuo por la insistencia llego a la arena, el barco ahora no está, seguramente desapareció cuándo dejó de tener su función. Me quito la capa y sigo casi desnuda por la arena. De repente, Xavi nos pone unas piedras en las manos, es la abundancia, y nos dice que las sujetemos para que no se nos caigan, a mí la playa me está diciendo “suelta las piedras, suelta las piedras”, hago caso de esto y dejo que caigan en la arena para que la mar se la lleve adentro y juegue con ellas.

Agradezco y me quedo arrodillada en la playa, sintiendo como el sol acaricia mi cuerpo. Escucho que “tenemos que volver a la habitación”, a mí me gustaría quedarme aquí eternamente con este sentimiento de paz, silencio y conexión conmigo misma, no hay nada más, solo sentir con la piel, sentir con el alma.

Muy a mi pesar, sé que estos viajes tienen fin, me levanto, cojo la capa agradezco y regreso camino por la playa hasta la habitación donde empezó todo el viaje, de repente desaparezco de la playa y aparezco en la habitación, me doy cuenta que todavía tengo las piedritas en la mano y que no se me han caído, les agradezco enormemente que estén conmigo, agradezco a Xavi por haber liado este viaje tan bonito, dónde he vivido sentimientos  muy diversos, con mucha intensidad, los lugares me han arropado y sé que hay vida ahí abajo… hay mucha vida y muchos seres que no vemos en la superficie.

Así se acabó mi experiencia.

H: ¡Wow, qué bonito Desam! No te lo vas a creer, sin embargo te diré que sí que existen esas personitas, sí que existen esos seres viviendo ahí abajo en el corazón de la tierra, yo tengo amigos ahí.

D: ¿Qué dices?, no me lo puedo creer, !cómo me gustaría visitarlos! ¿Se puede?

H: Ja ja. Lo que pasa es que no sé si cabrás. Primero deja que eche un vistazo, que se lo diga a los chicos y veamos por cual entrada podamos acceder, ya que hay espacios que son muy estrechos y muy bajitos, y puede que tú seas muy alta para esos pasadizos.

D: Ja, ja, ja, me flipa, en mi mundo soy pequeña y aquí soy grande, pero ¿Cómo es posible esto?, ¿Cuál será mi espacio donde esté con el tamaño adecuado?.

Hani, por favor, pregunta, a ver si puedo entrar en ese espacio, me encantaría verlo.

H: Quizás has tenido ya esa comunicación, quizás has viajado en el tiempo y tú crees que es una meditación guiada.

D: Wow, pues lo flipo más todavía, cómo me gusta tu mundo.

H: ¿Cuánto duró esa meditación que me cuentas, Desam?

D: No sabría decirte porque en esos momentos el tiempo no existe.

H: Ja, ja, ja conozco esa sensación.

D: Pero calculo, que en “tiempo humano” habría pasado una media hora.

H: Uala, eso es todo un viaje.

D: Sí, como a los que me invitas tú para enseñarme tu mundo. Aprendo mucho cuando vengo aquí porque además todo esto me sirve para tratar mejor a mis compañeros, a mis amigos, a mis familiares, en la ciudad se juzga mucho, aunque diré a mi favor que yo cada vez acepto más y mejor a todas las personas que me rodean, acepto cómo son porque esa es su esencia, creo que todos somos lo mismo, energía y amor, además si yo acepto soy aceptada, esa es una ley universal que, supongo, también se aplica aquí en el bosque, en la ciudad sí que funciona.

H: Gracias por contarme tus experiencias, yo también aprendo mucho contigo. Me hacéis mucha gracia los humanos. Te amo, Desam.

D: Gracias por estar conmigo en estos momentos,  ¡Qué bonita eres, Hani!.Te amo.

 

Gracias, queridos lectores, deciros una cosa más, el amor no impregna todas las células, las células son amor, por lo tanto, somos amor, con esa sensación salí de la cueva y lo comprendí cuando esos pequeños personajes me querían dar la mano sintiendo esa vibración especial que irradiaba mi cuerpo, la misma que de ellos emanaba.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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