Conversando con Ángeles Parra

Ángeles Parra es la presidenta de la Asociación VidaSana y directora de la feria Biocultura, toda una vida dedicada a la difusión de vivir con plenitud a través de una alimentación y un alma sana.
¿Cómo definirías a Ángeles Parra?
Soy una persona sencilla, pero muy inquieta. Intento ser lo más responsable posible con todo lo que me rodea. Tarea muy compleja en los tiempos que corren. Vivo en un pueblo bonito de la Costa Brava. Una casa antigua de piedra. Cuido de los míos y trabajo en pos del bien común promocionando la alimentación y producción ecológica. Tenemos un huerto y procuramos comer de la forma más natural posible. Nuestra familia es amplia, hijos, nietos, abuela… y montones de amigos.
¿Cómo han sido estos dos últimos años para ti?
En el terreno de lo profesional, han sido complicados. En la asociación Vida Sana no solo organizamos BioCultura. Hacemos más cosas. Pero muchas de ellas tienen que ver con la presencia de la gente. Y todo lo del Covid-19 supuso un golpe muy duro para nuestra actividad. A pesar de todo, conseguimos seguir adelante, a pesar de la crisis económica que azota por todas partes. La verdad es que hay tanto por hacer que no nos falta trabajo, pero sí que nos falta tiempo para todo lo que querríamos hacer. En el terreno de lo familiar y personal también han sido años complicados. Hoy es todo demasiado volátil, inestable, efímero… No estamos acostumbrados a tanta velocidad con la que está sucediendo todo. Eso nos pasa factura. En cualquier caso, me considero una gran privilegiada; no hay más que darse una vuelta por el planeta y comprobar que si nos quejamos es porque no tenemos vergüenza.
¿Ha cambiado el tipo de público desde los comienzos de BioCultura hasta las ediciones previas de la pandemia?
En los primeros años de BioCultura, en la edición de Madrid o la de Barcelona, el público era muy consciente, muy activista, muy combativo, muy auténtico. Ahora el consumidor bio es mucho más diverso, y eso es bueno porque abre las perspectivas de que consumir ecológico es bueno todavía desde más puntos de vista, también el económico, el social, el de repoblar zonas rurales abandonadas…. Y, sobre todo, también mucha gente joven que, por un motivo u otro, se acerca a la producción ecológica.
El propio sector empresarial ecológico, también está cambiando, ha ganado en profesionalidad y hay que reconocer que en algunos casos ha perdido algo de sus ideales. Muchas de las empresas pioneras pertenecen ahora a fondos de inversión y ya no es lo mismo. Pero también hay muchos nuevos emprendedores, con ganas y entusiasmo en hacer negocios de verdad éticos y sostenibles, y eso da esperanza de futuro.
Lo que está claro es que el alimento ecológico debería llegar a todos los hogares, colectividades, sin que el precio fuese un problema. Nosotros procuramos que eso llegue a ser una realidad y que además no se pierda la esencia que nos ha traído hasta el momento actual.
¿Y de antes de la pandemia a ahora?
Como en todos los aspectos del comercio y de las costumbres, se han modificado hábitos, por ejemplo, también en el sector bio se vende más online. Y hay más productos “bio” en grandes superficies y comercios de todo tipo. En BioCultura notamos la visita de más gente joven, que busca cambios y experiencias que le ayuden a cambiar sus hábitos de consumo y de forma de vida. Sí que parece que hay más necesidad de volver a una vida más natural, más en contacto consigo mismo también. Por eso en BioCultura, nos estamos esforzando en ofrecer muchas actividades paralelas y mucho más diversas…
Al crecer como feria, además de llevarlas a más ciudades, hay más marcas “bio”. ¿Cómo ha cambiado vuestra forma de trabajo con relación a vuestros comienzos?
Hemos cambiado poco respecto a nuestros ideales, y seguimos siendo un equipo pequeño a pesar del volumen de trabajo… Nos hemos profesionalizado mucho en todo este tiempo. También estamos incorporando gente joven, que además, nos ayudan a estar despiertos y atentos a todos los cambios, a estar continuamente innovando y adaptándonos a los nuevos tiempos. Y, efectivamente, hay más marcas bio que intentamos que se animen a participar en la feria, cosa que no es difícil, ya que BioCultura es una lanzadera y al mismo tiempo un gran escaparate para los de siempre y para los que están empezando.
¿Cómo seleccionáis a los expositores?
Tienen que cumplir una serie de requisitos, criterios de selección que están colgados en nuestra web. Por ejemplo, en alimentación no admitimos productos que no estén certificados como ecológicos. Lo mismo en cosmética y moda sostenible, requerimos certificados, sellos de garantía. Hay ámbitos en los que es más difícil, pero, además de nuestra experiencia de tantos años, tenemos consultores independientes en caso de dudas. También recogemos en nuestras exigencias de participación criterios éticos.
¿Cómo ha cambiado el consumidor? Está más informado… ¿Exige más o es conformista?
Yo diría que conviven diferentes tendencias al mismo tiempo. Hay consumidores que son capaces de comer cualquier cosa. Ni les interesa lo ecológico, ni lo natural ni las etiquetas ni nada. Son totalmente sumisos a la industria. Hay otros a los que yo llamo “ecopostureo”. Presumen de ser ecológicos, pero no lo son: sólo en los detalles. Hay otros que miran mucho las etiquetas para, al final, elegir productos que son comestibles de milagro, jajaja. Ahora hay mucha gente que vigila que en el producto no haya nada animal. Y me parece bien. Pero muchos de ellos no se preocupan de la procedencia del producto en sí. Es un producto vegano, sí, pero totalmente industrial, cargado de pesticidas que, en el cultivo, han acabado con la diversidad… Luego hay una parte del público, sí, cada vez más consciente, que busca alimentos ecológicos certificados, locales, de temporada… y que además apoyen las economías locales, que están convencidos de que su actitud en el consumo cuenta y mucho (en todo lo que consumimos, no solo en la comida).
BioCultura es algo más que consumo y producción responsable. ¿Qué efectos tienen los cuentos clásicos y las leyendas en nuestras células?
Por supuesto, BioCultura es un hervidero de ideas, un lugar de encuentro para muchos, imprescindible, un lugar para aprender, para compartir. Y para todos y todas. BioCultura es visitada por todo tipo de personas, independientemente de su clase social, de su economía o ideología. Hemos conseguido que sea algo totalmente transversal en la sociedad. Si no existiera, habría que inventarla (jejeje).
Respecto a qué efecto tienen los cuentos clásicos y leyendas en nuestras células, pues considero que es evidente que forman parte de nosotros como personas y como colectivo social, y que hasta ahora era muy diverso y que ha influido decisivamente en la moral, las tradiciones, la política… es decir en cada aspecto de nuestras vidas, y diferente en diferentes lugares del mundo. En este momento de globalización, y con la vertiginosa irrupción de las tecnologías, no sé hacia dónde iremos, creo que no tengo capacidad ni tan solo para imaginármelo… (sin entrar en criterios de opinión).
En cierta ocasión escuché que el mejor médico es el que habla de la salud no de la enfermedad. ¿Nos puedes dar un consejo para mantener la salud?
Un buen médico debería aspirar a que estuviéramos sanos, y a que no enfermemos, tanto individual como colectivamente. Tratar a la persona de forma holística: cuerpo-mente-espíritu, ya que todo es uno. Y según mi forma de ver, debería además aspirar a restaurar la salud en toda la Naturaleza. Mis humildes consejos para mantener la salud: Come de todo, variado, sano y poco. Da amor y sirve a los demás. Escucha buena música. Sé exigente contigo mismo y laxo con los demás. No hables mal de nadie. Ten paciencia y juntate con los virtuosos. No discutas, no te enfades, medita y ora. Practica el ayuno de vez en cuando. Come y cocina con amor. Y haz ejercicio, a ser posible en la Naturaleza para respirar bien y recargarte de energía.
Mente sana en cuerpo sano. ¿Hay un origen emocional detrás de cada enfermedad? ¿La mala alimentación es parte de una mente errante, confusa?
Vivimos en una sociedad muy confusa y compleja. Hay mucho estrés, mucho ruido emocional, profesional, social… Muchas personas viven completamente alejadas de la vida natural y de la esencia espiritual. Se adscriben a ideologías que están detrás de la destrucción de la Naturaleza y de las propias sociedades humanas. Unos se desvían por la derecha. Otros se desvían por la izquierda. Queremos salvar a las ballenas del Ártico y abandonamos a nuestros abuelos en las residencias. El ser humano moderno no tiene remedio. Yo procuro vivir con un alma premoderna, pretecnológica. También la mala alimentación influye de forma determinante en la conducta de las personas, no se trata únicamente de estar sano físicamente sino también emocionalmente. Muchos productos que consumimos, el propio aire que respiramos nos alteran hormonalmente y eso produce todo tipo de enfermedades y desequilibrios que se acaban pagando caros.
Cuéntanos alguna experiencia que ejemplifique las bondades del ser humano… En tantos años tendrás un montón de anécdotas que sean estímulos positivos para la sociedad.
Bueno… Puedo decir que he conocido personalmente a algunos de los grandes pensadores del siglo XX y del siglo XXI… Edward Goldsmith, Vandana Shiva… En España, Joaquín Araújo, Mariano Bueno, Nicolás Olea… Un montón. Todos y todas han pasado por BioCultura. De todos/as ellos/as he aprendido mucho y hemos hecho muchas cosas juntos. Si he de resaltar algo que es común en todos ellos /as, es su sabiduría acompañada de su gran humildad. Eso es, para mí, lo más relevante. A mí personalmente, me interesa salvar el planeta, sí, pero me interesa más salvar el alma del mundo. La pérdida de la espiritualidad es lo que ha conllevado estar hoy al borde de la autodestrucción. Hemos construido una sociedad sin alma. Y de ello se deriva todo lo demás, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, los químicos tóxicos, la despoblación rural, los transgénicos, la petroadicción, etc.
Si pudieses volver al pasado y encontrarte con la pequeña Ángeles de 14 años… ¿Qué consejo te darías?
Me fui muy pronto de casa, a los 17 años, a vivir a la montaña. Era una chica muy rebelde. Creo que mis padres sufrieron porque no me entendían. Si pudiera volver atrás, sería igual de rebelde pero sin hacer sufrir a nadie. No es incompatible ser rebelde y cuidar de los tuyos. Volvería a vivir al margen de lo políticamente correcto, pero dejaría por completo de lado a algunos extremistas que se cruzaron en mi vida. Insisto: sé estricto contigo mismo y paciente y comprensivo con lo demás.
Dime un libro que te haya marcado la vida.
“El Tao de la ecología”. Edward Goldsmith.
¿Y una película?
Más que películas… pienso que de pequeña me marcaron mucho los episodios de “El hombre y la Tierra” de Félix Rodríguez de la Fuente… Un visionario…
Y por nombrar una película, ahora en cartel, me quedaría con “Captain Fantastic”, me ha llamado la atención!
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Entrevista realizada por Jose Mª Escudero Ramos, fundador de Susurros de luz

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