Cristina Méndez

Conversando con… Cristina Méndez

Cristina Méndez es docente y escritora. Le gusta comunicar y lo hace con cariño. Este mes de junio hemos recomendado su último libro «El pequeño libro de la historia del arte». Una delicia que podemos leer en nuestro tiempo de ocio en verano para aprovechar las vacaciones y saber algo más sobre lo que estamos viendo allá por donde viajemos. Vivimos un hermoso tiempo para volver a leer a los clásicos, para conocer, o recordar, la historia del arte y aprender de la historia para no repetir errores.

 

 

Para quien no te conozca, ¿quién es Cristina Méndez?

Licenciada en historia, siempre he tenido claro que me gusta la escritura y la docencia. Comencé como docente y con el tiempo sentí que quería publicar.

¿De adolescente ya escribías?

Claro, escribía. Cuando era pequeña iba tan contenta con mi maquina de escribir a todas partes, como Jessica Fletcher. Pero aún siendo así, nunca me había atrevido a publicar hasta que llegó un día en el que pasé una crisis como docente a raíz del estrés que tenía. Al reincorporarme me di cuenta de que había muchos compañeros que habían pasado, y pasan, por lo mismo pero no se hablaba de ello. Todavía se sigue sin hablar, se sigue escondiendo, no se dice «ha estado de baja por depresión», se cuenta otra cosa. Entonces pensé que con todo lo que había aprendido para recuperarme, estrategias y técnicas varias, ¿por qué no ponerlas por escrito y ofrecerlas para que se pueden beneficiar otros compañeros y compañeras?

¿Cuántos libros llevas publicados?

Además de «El pequeño libro del arte» tengo publicado, también con AMAT Ediciones, «Historia del arte en Cataluña» y «Bienestar para docentes».

La profesión de docencia está muy mal tratada, ni los políticos ni los padres/madres se ponen en la piel del personal docente

La situación es que a nivel social prácticamente no hay reconocimiento. Tengo que decir por delante que hay familias maravillosas que te reconocen pero te encuentras habitualmente cuestionado como profesional. Todo el mundo piensa que tenemos tres meses enteros de vacaciones, que es una profesión muy fácil, etc. Yo siempre digo, cuando ya me canso de oírlo, que las puertas están siempre abiertas, si es tan fácil y tan genial pues poneros vosotros a dar clases en lugar de criticar. Además tenemos el peso de la administración, con los años, desde que yo empecé hace 20 años hasta ahora, ha habido una evolución total, cambios legislativos, muchísima burocracia, ¿y quién se ocupa realmente de lo que nos importa, que son los niños que tenemos delante que van a ser, que son, nuestros alumnos?

La burocracia, cada vez más tediosa

En mi instituto pasamos auditorias que consisten en la comprobación de que lo que estamos haciendo y lo que decimos en los papeles es lo correcto, pero nadie entra en mi clase para comprobar que yo estoy dando una educación adecuada a estos alumnos, solo se están preocupando por los papeles. Se nos plantea la duda entre nosotros, entonces, ¿nosotros para qué estamos aquí?

Y luego la presión de aprobarlos, no pueden suspender tantos alumnos. Claro, eso es que 15 alumnos no han hecho nada pero la culpa es del profe que no los ha motivado… y esto va cayendo encima. Y si a esto le añadimos que tú quieres ayudarles, quieres que salgan para adelante. Son muchos imputs en una sociedad muy estresante y hay que ir con cuidado.

¿La forma de adquirir conocimiento está cambiando?

En nuestra generación, la manera de llegar al conocimiento, de aprender, era mediante los libros, a lo mejor mediante la televisión, y ahora los jóvenes tienen la ventana abierta a internet para lo bueno y para lo malo. Más allá de los libros, ven vídeos, alguno escucha un podcast, y me hace que pensar, se hace más fácil, cómodo, son generaciones “de lo cómodo”. Me pregunto, ¿será el final de la escritura?, ¿será el final de la lectura? No lo sé.

¿Tienes algún canal de difusión en redes sociales?

Tengo mi web y un perfil en Instagram donde explico un poco lo que hago entre mi profesión como profesora y lo que estoy escribiendo, pero un canal solo de arte no, básicamente porque no me da la vida.

¿Maestra por vocación?

Cuando era pequeña he querido ser o maestra o escritora. Cuando me hice más mayor, cuando estaba en lo que era COU, pensé que psicología era una buena opción porque a mí me gusta hablar con la gente, ayudar a la gente, pero no me dio la nota, por lo que entré en historia. La historia siempre me ha encantado pero no lo veía como algo para dedicarme. La empecé, me encantó, elegí la especialidad de arqueología y me planteé ¿arqueología o docencia?. Siempre me han gustado mucho los niños y adolescentes. Y como ves, elegí docencia. Siempre me ha quedado la duda, ¿qué hubiera sido de mí si hubiera elegido arqueología?

¿Qué edad tienen tus alumnos?

Entre 12 y 18 años. Segundo de la ESO y segundo de Bachillerato.

¿Maestra, docente o profesora?

Entre nosotros «maestros» se utiliza para primaria. Antiguamente los maestros hacían Magisterio que era una diplomatura. Los profesores estamos licenciados o somos ingenieros. Hoy en día, como todo es grado, da igual, pero antes había esa diferencia. Habíamos estudiado un año más y además estudiamos un máster para dedicarnos a la docencia.

Tengo compañeros que son matemáticos, uno piensa que podría ganar mucho más dinero en un banco pero están dando clases por pura vocación. Les encanta el contacto con los chavales. Aunque tiene lo suyo, ser docente es un trabajo bien hermoso. Tiene mucho desgaste. Dejando más allá todo lo que hemos hablado antes, administración, etc. se produce magia realmente.

Dime una razón por qué aprender historia del arte

Por temas curriculares, los alumnos de segundo de bachillerato me llegan con poco conocimiento de historia del arte. Al final del curso, cuando son más sinceros porque ya no me tienen que hacer la pelota, les pregunto ¿qué sacáis de esta asignatura?, y me responden, por ejemplo, que ahora se pueden poner delante de un cuadro, o van por ahí y ven un edificio o una iglesia y ya pueden explicar qué sentido tiene eso, o de qué época es o qué sucedió. Y eso me parece fascinante. Si es así, yo estoy contenta.

¿Y para los que ya no están en edad de ir al instituto?

¿Por qué aprender historia del arte? Porque te conecta con la belleza, te conecta con el sentir, te conecta con lo humano y ahora que estamos en una sociedad que tira para lo individual, lo frío, la practico… ¿por qué no darnos tiempo para deleitarnos con una obra de arte? Este libro está pensado para “toma un poquito, una pildorita”, y a partir de aquí a ver qué curiosidad sientes y sigas investigando.

¿Sientes especial debilidad por algún artista?

Siento especial debilidad por Goya, es inclasificable. A partir de él sale tanta inspiración para otros artistas. También por Velázquez. Y reconozco también mi debilidad por Leonardo Da Vinci.

¿Cómo se escribe la historia?

En mis tiempos yo estudié que los neardentales se extinguieron y luego llegó el Sapiens, ahora, gracias a unos descubrimientos más recientes, se sabe que coexistieron. La historia que aprendemos puede cambiar según se hacen nuevos descubrimientos. Contamos lo que sabemos.

Con respecto a «El pequeño libro de la Historia del arte», yo he intentado ser equilibrada en todas las partes de la historia. Yo soy historiadora y he visto que en los currículos se dedica poco tiempo a la prehistoria e historia antigua y mucho a la historia más cercana a nosotros, y creo que ese planteamiento está desequilibrado por cantidad proporcional de años. Yo intento equilibrarlo.

¿Cómo puede influir la inteligencia artificial en el arte?

Creo que se tiene mucho miedo, por lo que siempre que empezamos un movimiento se nombra peyorativamente. El Barroco se llama así porque era algo irregular que se consideraba feo en los comienzos. Y no solo en el arte, cuando la máquina de vapor, el tren se consideraba la máquina del diablo. Pienso que la inteligencia artificial nos puede ayudar a generar ideas pero nosotros tenemos que saber más que la IA porque por el momento, no sé que pasará en el futuro, se equivoca. Un día, probando puse el nombre de una escultura del siglo XIX de un autor catalán y pregunté ¿de qué material está hecho?, me responde “de mármol”. Y vuelvo a preguntar, ¿estás seguro?. Y de nuevo responde “ ay, no de bronce”. Y vuelvo a dialogar, “¿estás seguro? porque es de color blanco” y su respuesta fue “ay, no, de yeso”. Tenemos que tener más criterio que la IA porque lo que nos ofrece en muchas ocasiones está equivocado.

¿Debemos ver el arte en directo?

El arte vivido, real, tiene una aportación al ser humano brutal. Cuando voy con mis alumnos a ver Las Meninas al museo del Prado, lo primero que dicen es que es muy grande, igual que el Guernika, se sorprenden, porque no es lo mismo verlo en diapositiva. Luego les hago preguntas y les cuento un poco la situación histórica, los simbolismos que tiene el cuadro para que reflexionen. El cuadro les resulta intrigante.

¿El que vaya a ver una obra de arte debería conocer previamente la biografía del autor, el contexto social en el que se realizó?

A mí me gusta que primero vean lo que les sugiere la obra. Pueden decir miedo, soledad, alegría… Quiero que sientan qué les transmite esa obra. Al principio del curso les pongo una obra de Marcel Duchamp, El Urinario, y preguntan, ¿esto es arte? Y hablamos sobre qué significa el arte. Al final concluimos que el arte es estar delante de una expresión humana, artística, de cualquier tipo que te transmite algo, no tiene porque transmitir belleza y da igual que te guste o no.

El arte no tiene que gustar, tiene que remover, dice el profesor Jaime Buhigas

A partir de eso vamos a ver la biografía del autor y les explico lo importante que es conocer en qué contexto está hecha. Los desastres de la guerra de Goya o las pinturas negras, las hace porque está con una depresión, está agobiadísimo. Tenemos que comprender al autor, cuál es su visión, la decepción que se lleva… por seguir el ejemplo de Goya.

Dinos un libro que haya tenido una influencia en tu vida.

Va a parecer muy ñoño pero voy a decir el libro de «Mujercitas», cuando era pequeña me encantó. Yo quería ser Jo, que era la chica escritora, rebelde y que se cortó el pelo. Ya de adulta soy fan de la novela histórica, de María Dueñas, Ildefonso Falcones. Lees «La catedral del mar» y lo estás oliendo, lo estás sufriendo, luego vas por Barcelona y te acuerdas de pasajes del libro. Está tan bien escrito, tan bien documentado. María Reig escribe «Papel y tinta», ambientando la novela a principios del siglo XX en Madrid, y pasa igual, estás ahí.

¿Y una película?

No soy tan cinéfila. Voy a volver a la infancia. Diré una que se llama El Oso, me llevaron con el colegio. Es una película sin diálogos. Me impactó mucho el oso que pierde a la madre…

Si tuvieses la posibilidad de ir al pasado y encontrarte con la pequeña Cristina de 15 años, ¿Qué consejo te darías?

Que no se preocupe tanto, que no sea tan perfeccionista. Que las cosas al final, de una manera o de otra, van saliendo. Siempre he sido muy sufridora, y es mejor “tranquila”. Las cosas saldrán, todo tiene su curso y su camino. Paciencia.

Gracias por compartir tanto conocimiento, querida Cristina.

Las cosas que la ciencia no puede demostrar no quiere decir que no existan.

El glosario es magnífico, y la línea de tiempo imprescindible pero echo de menos que hables del arte en Asia o África.

Es una visión muy eurocentrista. Cuando yo estudié la carrera en los años 90 se tenía esa mirada, ahora parece que en la universidad se estudia Asia y África. Mi editor me insistía mucho, es la colección Mi pequeño libro de… he tenido que resumir mucho. Este libro es para personas que piensan ¿qué tengo que saber? Son referencias base para que a partir de aquí los lectores puedan tirar del hilo. Son pildoritas breve y concisas.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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