Conversando con… Nando Parrado
Escuchar a Nando Parrado durante el MABS2019 nos hizo amar y agradecer cada minuto de nuestra existencia. Como él dice “72 días es mucho tiempo hasta para pasarlo bien”, imaginad pues lo que debe de ser vivir ese tiempo en condiciones extremas. Nando Parrado es uno de los 16 supervivientes de la tragedia de los Andes que se llevó la vida de 29 personas de su equipo de rugby y la tripulación del avión.
El día 13 de octubre de 1972 fue el accidente… ¿Es usted supersticioso?
No, no, para nada…
¿Cree en los milagros?
Con mucho pues, pero hay que ayudarlos.
No es cuestión de sentarse a esperar sino de hacer que las cosas pasen, ¿no?
Si esperás, por lo menos en el caso nuestro, yo no estaría sentado hablando contigo aquí. A veces hay que esperar, yo que sé, a que pare la lluvia pero en nuestro caso no y en muchos casos empresariales tampoco, te quedas quieto en la zona de confort y te pasa la ola por arriba.
¿El azar puede ser una secuencia de milagros?
Milagros es una palabra que puede definir muchas cosas, milagro, esfuerzo, suerte… La suerte es esencial en la vida, el azar hizo que me sentará en la fila 9 del avión.
Lo dijo en la conferencia: estrellarse contra ese preciso pico a una altura de 5.913 metros, caer en el ángulo y distancia adecuada, frenar en el momento justo…
Eso es un milagro, pegarte con un avión de frente contra una montaña, estar hablando contigo hoy aquí… yo no puedo parar de festejar porque no tendría que estar aquí. Entonces, si tenés fe, si sos cristiano, es un milagro y Dios te puso aquí para algo, ahora yo no lo sé, yo no te puedo decir… es muy presuntuoso decir que Dios me puso aquí para algo… yo estaba en ese avión, chocamos, me salvé.
¿Encontró su plan de vida a partir de ahí? contar esto durante tantos años… está ayudando a mucha gente a dar un sentido a sus vidas…
Claro, yo veo que a la gente le ayuda mucho pero mi vida no es las conferencias, será el 10% de mi vida. Hice deporte, trabajé, conocí a una chica, me enamoré, soy abuelo… un día descubrí que casi me muero sin hacer lo que quería así que corrí el Campeonato de Turismos.. soy empresario, emprendedor, tengo una empresa familiar, una empresa de televisión, fui el mayor productor de contenido televisivo en mi país durante 22 años. ¿Tú eres periodista?
Sí.
¡Somos colegas!. Sabes el esfuerzo que lleva, escribo en un diario, hago la editorial de un diario de deportes. No le tengo miedo al trabajo, no le tengo miedo al hacer cosas y quedarme sentado no fue nunca una parte de mi vida. Nunca he sido muy inteligente pero he tenido una gran capacidad de trabajo.
¿Ya era usted optimista antes del accidente o ha ido forjándose según le ha tocado vivir cada circunstancia?
Siempre fui optimista, mi mujer me dice: “no podés ser tan optimista vos”… ¿Por qué no? Veo la parte buena de las cosas, si quiero ver la mala la veré fácilmente pero no, veo las buenas. Soy optimista en que vas a hacer una buena nota (un buen artículo)…
Esperamos estar a la altura… Si no hubiese ocurrido el accidente y hubiese llegado a destino, ¿ cree que hubiera hecho las mismas cosas a lo largo de su vida?
Eso no lo sé pero hice una investigación científica porque mucha gente piensa que yo cambié después de eso, entonces fui a mis amigos más íntimos, los de toda la vida, de cuando tenía seis o siete años, los que hicimos todo el colegio juntos, la secundaria… Pablo, Alberto, ¿cómo era yo antes?… “Sos igual que ahora, sos el mismo”. La gente cambia la percepción contra uno porque te ve diferente. Yo después del accidente fui a la pizzería a la que iba siempre, a la que iba con mis amigos, entro a la pizzería y el pizzero me dice sorprendido “¡Nando Parrado!… le dije ¡Manolo, soy el mismo que te compra la pizza hace cinco años! ¿Entendés? La gente piensa que cambiás… sí que adquirís experiencia, por supuesto.
¿Se siente un buen líder?
Cualquiera puede ser líder cuando las circunstancias se dan.
¿Ha regresado al lugar del accidente en los Andes?
En enero de 2016 un equipo de National Geographic hizo el recorrido que tuvimos que hacer nosotros, desde el avión, para avisar dónde nos habíamos accidentado. Dijeron que no era posible hacer ese recorrido, ¿cómo lo hicimos? Por la ignorancia, no sabíamos el recorrido, creíamos que era por donde fuimos pero que estaba más cerca y más accesible.
Yo regresé 32 años después con mi familia. Mis hijas quisieron conocer el lugar en donde están enterradas su abuela y su tía.
¿Qué supone para usted la montaña?
Las montañas forman nuestro espíritu y forjan nuestro carácter.
¿Intenta vivir el presente?, ¿intenta cumplir sus sueños?.
Vivir el presente es la única realidad. Soy muy realista, soy muy pragmático. Sigo mi intuición porque mi intuición me salvó la vida. Trato de hacer lo que es prácticamente posible. Me encantaría ser astronauta, sentir la sensación de despegar en un cohete atlas, me gustan los autos, la potencia debe ser algo sensacional, pero es algo que no está a mi alcance, es un sueño…
Sí, yo quiero ganar el Roland Garros pero ni siquiera juego al tenis…
¿Viste?, tienen que ser cosas realizables.
¿Es agradecido?
Sí, le agradezco a la vida, agradezco lo que tengo y jamás comparo con lo que pude haber tenido. Disfruto de lo que tengo y no de lo que podría tener porque no sé lo que podría tener. Tampoco comparo la familia que perdí con la que tengo ahora porque sería insano. Yo tengo una familia divina y tenía una familia divina ¿cuál es mejor de las dos? Es insano ir ahí, no me meto en ese embrollo.
¿Se da permiso para llorar?
Te voy a decir un secreto… después de los Andes, ¿sabes cuándo lloré? Cuando murió mi perro, mi perro Gaspar, mi amigo…
Al que su padre abrazaba cuando usted se encontraba desaparecido.
Con el que dormía… era mi perro, ¿viste? Era mi fiel sombra y el día que lo tuve que sacrificar por su enfermedad, fue la única vez que lloré.
¿Hay que adaptarse a los cambios?
Cambios hay muchos, lo que no hay que cambiar son los valores. Hemos de ser felices de poder ver los cambios.
¿Tiene alguna prioridad en este momento?
Tengo tres prioridades. Llegar lo más lejos que pueda, ver a mis nietos casados… ya no quiero crear activos, quiero crear memorias con mi gente, el éxito sin compartirlo con la familia no tiene sentido.
Si pudiese volver al pasado y encontrarse consigo mismo, el pequeño Nando de 15 años, ¿qué consejo se daría?
Seguid haciendo lo que estás haciendo, seguí igualito.
Díganos un libro que le haya cambiado la vida.
Me encantan los libros de Carlos Ruíz Zafón por la forma en que escribe y define las cosas y las personalidades, me enseñó, no me cambia la vida un libro pero me enseñó a ver el talento de un escritor que va más allá de lo que uno puede pensar. La forma en la que Carlos Ruíz Zafón describe una pluma de escribir, tienes que volver a releer el párrafo tres o cuatro veces porque dices “no puede ser que este tipo escriba con ésta calidad.
Saca el alma de la misma pluma.
Saca el alma a una lapicera.
Y ahora háblenos de una película que le haya marcado la vida…
Me gusta todo el cine, de aventuras, de ficción, ciencia ficción, soy cinéfilo. Hay tantas… La lista Schindler, La decisión de Sofía, me fui del cine en el momento en el que la hacen decidir por uno de los hijos. Imagínate tener que decidir cuál de tus hijos va a vivir o va a morir… son de las películas que te dejan marcado.
Dice que “Nunca sin mi familia”, en la conferencia ha dicho algo que nos ha dejado marcados “Nunca sabes cuándo vas a dar el último beso”.
Hay que dar importancia a la familia, es la base de todo. Perdí a mi madre y a mi hermana en el accidente. Reconozco la herencia de mis padres, los valores que me han inculcado. Nunca sabes cuándo vas a dar el último beso, es algo… cuando me voy de casa… mi padre siempre me decía “no supe que fue el último beso que le iba a dar a tu madre”.
No quiero despedirme sin pedirle ese abrazo por si acaso es el ultimo que nos damos…
Y nos fundimos en un muy entrañable abrazo sentido con gratitud.
Pingback: MABS 2019 GenerAcción, segunda jornada, por Juancho Escudero Ramos | Susurros de Luz