Conversando con… Pep Lladó, compositor y autor del libro Componer canciones para dialogar con tu mundo
Entrevista realizada por Jose Escudero en Madrid en junio de 2019
Conversando con… Pep Lladó, compositor y autor del libro Componer canciones para dialogar con tu mundo.
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Pep Lladó, compositor de largo recorrido. En los últimos años ha estado impartiendo talleres basados en el desarrollo de la creatividad a través de la escritura de letras y composición de canciones. Nos ha encantado la idea de los talleres que imparte, el libro titulado Componer canciones para dialogar con tu mundo y el propio Pep, autor que demuestra que la excelencia se encuentra en las cosas sencillas a través de la música y la acción en la vida cotidiana.
Eres compositor de larga trayectoria ¿desde cuándo llevas componiendo?
Pues desde la adolescencia, ahora estoy en los 57, desde los 14…
¿Comenzaste como adolescente enamorado?
Sí, sí, escribiendo canciones muy atormentadas.
¿Y desde entonces has tocado todos los palos?
Sí, porque mi plan, cuando yo era muy jovencito era ser músico profesional, no importaba mucho la música en ese momento sino el hecho de dedicar mi vida a la música. Y lo conseguí, pero lo conseguí haciendo de todo un poco, como todos los músicos profesionales de este país.
De todo lo que tocas ¿qué es lo que más te gusta?
Después de todo el trayecto uno se puede permitir el lujo de hacer lo que le apetece y buscar un poco hacia adentro cuál es su propio sonido y cuál es su propia música.
¿Y ahora estás con…?
Ahora estoy digamos, para entendernos, en plan cantautor. Me gusta componer canciones lo más sinceras posibles, lo más personal posible. Ahora, por primera vez, me dedico a escuchar hacía adentro, a escucharme, y ahí van saliendo mis canciones. Después, el estilo que se le pone a las canciones depende, yo tengo una tendencia a la rumba porque le he dedicado muchos años, toqué con Gato Pérez, con diferentes grupos de rumba y siempre tengo un pequeño instinto que me lleva hacía allí pero también es verdad que tengo otra parte que me tira afuera y me dice “no te dediques siempre a hacer rumbas sino haz otras cosas, hay otros caminos”.
¿Desde cuándo impartes los talleres?
Los talleres empezaron hace unos tres años, cuando estuve en San Cristóbal de las Casas en Chiapas, México, hasta entonces jamás me había dedicado a la docencia musical, me he dedicado siempre más a la faceta de productor, de compositor, de arreglista pero no a la docencia. Estaba allí en San Cristóbal que es una ciudad maravillosa con una capacidad de absorber cultura bestial y pensé que no podía pasarme un mes allí sin ofrecer nada, me pareció que sería bonito hacer algo, presentar algo y se me ocurrió hacer un taller de composición de canciones, me he pasado la vida componiendo, pues voy a explicar cuatro cositas sobre el tema. Entonces me hice un guion y fui preparándolo. Empecé a hacer el taller allí, fue maravilloso, nos lo pasamos muy bien y cuando volví a Barcelona lo seguí haciendo adaptándolo a las necesidades de aquí. Al escribir para preparar este taller fue como salió el libro.
A mí me parece fascinante, explicas todo de una forma tan sencilla, tan entendible que cualquiera se atreve a escribir la letra de una canción.
Esta es una de las afirmaciones valientes o arriesgadas del libro. Hay dos afirmaciones que yo pienso defender a capa y espada, una es que todos podemos componer y la segunda es que componer nos hace bien con toda seguridad. Nos propicia el diálogo con nosotros mismos, nos hace mirarnos al espejo, explicarnos cosas…
Dicen que la música es terapéutica también.
Estoy seguro. Incluso hemos hecho alguna sesión con amigos que querían sacar algo de dentro y que no había manera, tenían un nudo ahí, y nos pusimos a ello. “La única herramienta que yo tengo para ayudarte es hacer canciones” le dije, “podemos hacer una canción entre los dos que hable de todo esto que te preocupa”. Y acaban saliendo cosas muy bonitas y muy sanadoras.
¿Nos puedes contar alguna experiencia hermosa que te haya sucedido a través de la música?
En 2008 la vida se me puso muy chunga, la muerte se me llevó a gente que yo quería mucho, la única manera que tuve de afrontar esta situación fue precisamente trabajar con las canciones. Hicimos entre todos un trabajo, un disco de duelo en el que participan muchos amigos y el que realmente fue una sanación para mí. Yo le debo a este trabajo y las canciones en general el desenvolverme en la vida.
A través de un shock hay un cambio en tu vida.
Y un aprendizaje también, doloroso pero aprendizaje.
Hay que enfrentarse a esa sombra.
Mirarla de cara porque en realidad la primera reacción fue la contraria, “ya nunca más me voy a dedicar a la música” porque dedicarse a la música significa abrirse el corazón y cuando abres el corazón entra todo. Y no me veía capaz de abrirme el corazón y que me llegaran cosas. Cerré el estudio, hice un curso de masajes, me dije: voy a tener que seguir moviendo las manos pero voy a dejar quietas la cabeza y el corazón. Hasta que me di cuenta de que ese no era el camino. El camino era mirar el dolor de frente, intentar transmutarlo.
Hay un párrafo en el libro que me encanta, hablas de que los compositores sois un poco alquimistas.
Se trata de convertir todos los imputs, todo lo que te llega, digerirlo, trasformarlo y devolverlo fuera de la forma más bella que sepas: en oro.
Como ser humano ¿has estado en la búsqueda de una esencia a lo largo de tu vida?
Siempre, una búsqueda que está toda la vida pero desde ese momento que te cuento me hice más consciente, se hace de una forma más intensa.
Y dejas tu esencia en tu música.
Es verdad que estamos siempre dejando nuestra esencia, aunque no nos demos cuenta, en todas las canciones que hacemos los músicos profesionales, en una cancioncita de publicidad estás dejando algo de ti y te estás conociendo también.
¿Cómo te sientes al trabajar con niños?
Ha sido una experiencia maravillosa. He tenido la suerte de hacer muchas series de dibujos animados y es una sensación fantástica. Entrar en su lenguaje, que no es un lenguaje menor, aunque muchas veces parece que la música para niños pueda ser más fácil, el compromiso que necesita el adulto para poder trabajar con niños es muy grande.
¿Has hecho el taller con niños?
He hecho el taller de composición de canciones para niños a partir de 10 años. El taller de composición de canciones no es sólo para músicos, es para cualquiera que esté interesado. Lo primero es hacerles ver que pueden porque esto es una cosa que llevamos todos encima como una losa, el pensar que no podemos. Tanto los músicos porque estamos muy obsesionados con las cuestiones técnicas y a veces nos olvidamos de que lo importante es lo que contamos, y los que no son músicos porque parece que no se tienen las herramientas necesarias, y las herramientas las tenemos todos y la prueba la tenemos en que todas las culturas de la humanidad han hecho música con las herramientas que tenían, unos con muchas, otros con menos cosas pero con todas han hecho canciones. El cajón flamenco viene de un cajón, la quijada del burro… todos tenemos alguna cosa a la que agarrarnos para hacer música.
Es bueno que fomentes el lado creativo pero además me gusta que hagas creer a los asistentes a tus talleres que son capaces de crear porque sin darnos cuenta crecemos en la cultura del menosprecio, ¿cómo voy a componer?
Hemos tenido alguna sesión de talleres fantásticas, empezamos el taller y pregunto “¿quién se atreve a componer?” y nadie levanta la mano. A veces hacemos una cosa que es dejar que el azar intervenga en nuestras composiciones, nos metemos en Google, tecleamos con el puño el teclado, sale una imagen y entre todos vamos eligiendo palabras, hacemos una lista, todo muy rápido, casi al terminar, para que haya una cierta presión para que salgan las ideas..y acaban saliendo a borbotones.
¿Y luego sale una canción?
Y luego sale una canción. A veces hasta graban un vídeo y todo. El taller es toda una experiencia.
¿Ha habido algún encargo que te haya costado más pero que haya valido la pena el esfuerzo?
Para mí la primera serie de dibujos animados que hice, que fue Las tres mellizas, fue realmente un reto. Empezó como una cosa muy pequeñita pero fue creciendo, de hecho, el amigo que me llamó para encargarme “una musiquita” para una serie, me dijo que lo tendría en diez minutos y estuve trabajando diez años. Y fue un reto potente porque era una serie que tenía mucha ilustración musical. Además de por el reto que me suponía, el equipo humano con el que trabajaba era sensacional y aprendí muchas cosas.
Los compositores creáis sentimientos, Tiburón sin su música no hubiese transmitido la misma tensión.
El mundo audiovisual es mucho más audiovisual de lo que nos imaginamos porque damos mucha importancia a la imagen, que la tiene, pero a veces la imagen sin la música, sin el audio y toda su ilustración sonora no emociona igual… lo que es realmente potente es cuando se juntan las dos cosas. El audio y el vídeo.
Ahí sí que sois alquimistas
Ahí sí que somos un poco alquimistas y de verdad que es un placer cuando ves eso. Tener la oportunidad de hacer música para ilustrar películas y series y ver como con la música las imágenes cobran una dimensión inesperada es muy satisfactorio.
¿Y qué sientes cuando ves que el auditorio se emociona?
Es el mejor premio que puedes tener.
Cuando acaban con los ojos llorosos…
Es el premio que tenemos los que nos dedicamos a la creación artística. Igual que cuando estás tocando en directo, a veces sientes que se ha creado un vinculo muy importante con el que está escuchando. Cuando le ves las caras y observas que están sintiendo lo que tu haces, eso es maravilloso. Hay actuaciones en las que antes de salir me tiemblan las piernas.
Cuanto mayor es el desafío, te pone más en tensión y estás con la adrenalina a tope, ese “estrés bueno” que te hace funcionar con todos tus sentidos
Es curioso eso del dramatismo del circo, las cosas pueden salir bien o mal y vamos a ver si sale bien, y vamos a hacer todo lo posible por que salga bien pero ¿y si sale mal?… eso añade un plus a la actuación.
¿Y después de la función?
Y después una gozada, un subidón total.
En el libro dices que todos tenemos una banda sonora de nuestras vidas ¿Nos educan a través de la música o nos manipulan?
Pues no sé, además de lo que nos venga de fuera, para nosotros puede ser una herramienta de autoconocimiento y de educación. El sólo mirar y el ser conscientes de las canciones que hemos escuchado en nuestra vida ya nos está haciendo conocer un poco más, entonces, cuando miramos que canciones escuchamos en nuestra vida, vemos que sí es verdad que en aquel momento había una cierta manipulación exterior hacia aquel niño que escuchaba aquella canción y se estaba trasmitiendo ahí, especialmente en mi generación que es la de la transición, ahí se estaban metiendo valores sin darnos cuenta… sí, la música puede ser una herramienta de manipulación, esto sería el punto de vista oscuro pero también es una herramienta de autoconocimiento bestial.
En este momento tenemos ejemplos de cantantes que se exhiben dando un tipo de ejemplo a un público cada vez más joven, o el reguetón cuyos mensajes son terriblemente sexistas
Hay canciones sexistas, hay canciones homófobas y a veces muy sutilmente… pero está la cuestión de reconocerlo, realmente la vida tiene estas dos vertientes: la clara y la oscura.
Yo digo a mi hija que no puedo prohibir que escuche reguetón pero quiero que sea consciente de lo que está escuchando
En el caso del reguetón, por ejemplo, está saliendo un reguetón con un mensaje más chulo también. Lo que no me gusta a mí es culpar a los géneros musicales, el genero no tiene la culpa, se puede hacer reguetón de cualquier cosa. A mí me pasó esto con la rumba, tuvo una época… venía de un mundo muy oscuro, hasta que descubrimos que tenía un lenguaje muy potente, no sólo la que se estaba mostrando hasta ese momento y vale la pena aprovechar la fuerza de expresión de todos los géneros musicales y estoy seguro que con el reguetón también se puede trasmitir un mensaje positivo y chulo.
Estaba pensando ahora mismo en ponerme jugar un día con mi hija a cambiar la letra utilizando la misma música
Por ejemplo
Claro, al final la música no tiene la culpa. Un cuchillo es una herramienta para cortar, si es mal utilizada y se mata con un cuchillo no es culpa de la herramienta sino del ser humano que la utiliza
…
Recomienda a nuestros lectores un libro que te haya cambiado la vida
En mis talleres pregunto que me digan una canción favorita y siempre me dicen “Una no, hay muchas…” te voy a decir el primero que me ha venido a la cabeza: Muerte en Venecia de Thomas Mann.
¿Y una película?
Amarcord de Federico Fellini.
Imagina que vuelves al pasado y te encuentras con el pequeño Pep de 15 años ¿qué consejo te darías?
Pienso que siempre hay un sólo consejo que intento dármelo todos los días: Amar tanto como puedas. Pienso que solamente hay eso, lo demás son añadidos.
¿Y en ese momento lo hacías?
He tenido tendencia a amar, me gusta amar. He vivido toda mi vida en una cierta calidez emocional, he tenido un entorno de familia, de pareja y amigos muy cálido y estoy muy contento por ello, considero que ha sido una suerte, es una suerte.
Gracias por tu tiempo, ciertamente ha sido una entrevista muy grata.
Me siento muy feliz con todo lo que me has preguntado y además te lo agradezco muchísimo.
Realmente nosotros somos los agradecidos, ciertamente ha sido una entrevista muy cómoda, diría que muy amorosa, como todo lo que rodea a Pep.
Y nos despedimos con un abrazo de esos que hacen que suenen violines.