Toni Sánchez Bernal

Conversando con Toni Sánchez Bernal

Entrevista realizada por Jose M.ª Escudero Ramos, Madrid, 14 de marzo de 2021

Toni Sánchez Bernal es un hombre polifacético. Se define como contador de historias. En 2019 la editorial Kolima publicó su primer libro «Morir, el último tabú» y en su página web se puede disfrutar de algunos de sus cortometrajes.

Para los que no te conocen, ¿cómo te definirías?

Es fácil ponerse la etiqueta de «productor audiovisual, guionista, escritor…», pero al final no es solo que intentes abarcar todos esos planos si no que cuando se te ocurre una historia piensas en qué medio se adapta mejor, a qué medio puede ir destinado de forma más óptima. No me puedo considerar solo escritor porque también me gusta realizar cortometrajes y no me puedo considerar solo cineasta porque también me gusta escribir. Por eso contador de historias me parece lo más óptimo. Al final, entretener y emocionar a los demás es lo que uno busca.

¿Dejar huella?

Sí, podemos hablar de trascendencia, aunque no siempre se puede conseguir. Al menos entretener ya es mucho, emocionar… a veces pones el dedo en la llaga, que también es bonito. El arte, al final, tiene que ser casi un puñetazo decía Haneke. Y en esas estamos.

Llevas muchos años trabajando en la producción audiovisual, conoces a muchas personas y muchas formas de pensamiento, ¿con qué te quedas de tu trabajo?

Mi trabajo me ha permitido salir de mi zona de confort, cada día estar en sitios distintos con gente distinta, la experiencia ha sido bonita desde la parte humana, conociendo mucha gente, charlar con ellos, oír cosas extrañas, porque he grabado conferencias de diversos temas, un día grabamos una investigación parapsicológica, otro día un retiro budista, unos cantos chamánicos… y eso es bonito.

Escuchar tantos diferentes temas enriquece.

Yo no conocía ninguno de estos temas cuando empecé. Siempre lo digo, no me sonaba nada, ni la meditación, más allá de lo que había visto en las cuatro o cinco películas, que además este tipo de cine siempre trata con cierta condescendencia y cierta desinformación. Este trabajo es gratificante por conocer personas, tradiciones, culturas…

¿Qué valoras de una persona?

Lo que más valoro de las personas es la coherencia, porque aunque tú y yo no pensemos igual, sería absurdo solo relacionarte con gente que piense como tú, aunque no comparta tus ideas si tú vives en coherencia te voy a respetar y te voy a admirar. No solo en estos contextos espirituales y de crecimiento personal sino en política y en el mundo en general, ves gente que vive en la incoherencia y ahí me es difícil apreciar a esas personas. Me haces un taller de tres horas sobre cómo superar al ego pero después te enfadas porque en la miniatura del video sales con la boca abierta y no te gusta verte así; hablas de vegetarianismo y veo que en cuanto sales de dar una charla sobre los beneficios de ser vegetariano te vas a un restaurante a comerte un chuletón…

Ramiro Calle tiene una frase que a mí me hace mucha gracia, «cuando te crees iluminado, ve a visitar a tu familia», es totalmente cierto, o ve a una reunión con el jefe, o cómo reaccionas cuando recibes un WhatsApp de un superior tuyo diciéndote tenemos que hablar el lunes. Al final todos vivimos en este mundo material y obviamente cuando estas en él recibes golpes.

¡Qué bueno!, «Estoy iluminado», pues vete a ver a tu ex y veras como te sitúa en este plano 3D.

Ves a gente que parece lo tienen todo solucionado y que ya ha integrado todo y lo ha trascendido y en un pico de estrés la vida profesional o personal empiezan como a tensarse y, obviamente, reaccionas como reaccionas. Cuando reaccionas un poco mejor te das cuenta de que estás en el camino, pero aún te falta. Es fácil sentirte espiritual cuando estás de vacaciones, en tu casa en el campo, pero no todos podemos vivir en una casa en el campo todo el año….

Eres como un pez en la pecera todo el día observando, los que están fuera de la pecera te ven y piensan «mira cómo se mueve el pez», pero tú eres el que les observas.

Ya desde pequeño, siempre lo decía mi madre, me gusta mucho más observar que actuar o hablar. La verdad es que nunca lo he razonado, pero sí que disfruto mucho observando, parándome simplemente en una plaza y observando con curiosidad. También a veces, por trabajo, me tengo que relacionar en un contexto muy alejado de mi realidad, es fácil que salten los prejuicios, y lo bonito es decir «voy a aprovechar la experiencia, voy a aprender de esta gente», al final buenas y malas personas hay en todos los lados.

Y nunca conocerás otros puntos de vista si no observas con objetividad.

Claro. Recuerdo hace muchos años grabé la última novillada que se produjo en Barcelona antes de la prohibición de la tauromaquia. Ya estaba la prohibición hecha pero hicieron la última y yo fui el cámara que lo cubrió. Lo habitual en este tipo de eventos es que la organización te invita a comer y demás. Yo era un chaval de 18, 19 años muy antitaurino y, de repente, me contratan para ir a este tipo de contexto. Es muy fácil ir al evento y estar con el ceño fruncido todo el día pensando que esta gente disfruta con el dolor animal y todas estas cosas, que en verdad es lo que opino, sin embargo ahora recuerdo con cariño esa jornada. Más allá de la novillada en sí, que es detestable, recuerdo la comida con ellos, las conversaciones… Aunque yo esté en contra de ese mundo, vi la pasión en sus ojos, en sus rostros, como yo puedo sentir cuando te hablo de una novela o de cine. Vi cierto respeto, vi esa ceremonia que para ellos es muy importante, como por ejemplo cuando el torero se viste… ¡en la vida me lo habría imaginado!.

Y rezan.

Y cuando grabé toda esa ceremonia me pareció hasta bonito para verlo de afuera, no como participante. Me pareció muy curioso ver un mundo tan ajeno a mí, incluso opuesto y llegarlo a apreciar. Siempre explico este ejemplo porque es como el más extremo con el que me he encontrado.

Escribiste Morir, el último tabú…

Sí, se publicó en mayo del 2019 y va sobre cómo ven las distintas religiones y filosofías espirituales el tema de la muerte.

¿Por qué escribir un libro sobre la muerte? ¿Cómo surgió la idea?

Desde la curiosidad, porque gracias a mi trabajo llevaba unos cinco años más o menos nutriéndome de las distintas religiones y filosofías espirituales. Me llamaba mucho la atención las diferencias y las similitudes respecto al tema de la muerte.

Y pensé que sería curioso poner todos estos puntos de vista aunados en un libro. Sí que es verdad que al principio pensé en un documental pero es muy costoso y laborioso, además prefería mantener por aquel entonces las entrevistas en la intimidad, quedar con los entrevistados cuando pudiesen y hablar a solas, y eso me ha regalado momentos muy chulos como por ejemplo ir a la casa del Tibet en Barcelona a puertas cerradas y estar hablando a solas con el Lama Thubten Wangchen o hablar con Sirus un maestro sufí que me invito a su casa y estuve en su jardín tranquilamente charlando. Eso sí que me lo ha regalado la intimidad del libro.

¿Tienes miedo a la muerte?

Yo nunca he sido temeroso de la muerte, ni he estado constantemente pensando en la muerte o con miedo de hacer cosas por miedo a morir. Me acuerdo cuando iba al instituto, a un compañero que sus padres le tenían la mente comida de tal manera que cuando íbamos de excursión tenía que sentarse en los asientos interiores del autobús porque, por estadística, en caso de que hubiese un accidente la gente sobrevivía más en los asientos interiores y no en las ventanas. Siempre me sorprendía ese tipo de cosas.

La experiencia de entrevistar a estas personas, ¿te ha hecho sentir la muerte de una forma diferente?

No es que el libro me haya cambiado esa concepción, sí que es verdad que me ha tranquilizado, pero el principal cambio que encuentro que me ha provocado el libro es más en el vivir en el aquí y en el ahora, lo que está tan de moda actualmente por culpa o gracias, según como se mire, al mindfulness. Escribir el libro me ha ayudado a ser más consciente de que en cualquier momento puedo morir, no sé cuándo y eso me hace estar más presente y con unas relaciones más saludables y viviendo más en el instante presente.

¿Relaciones más saludables?

Si no sé que voy a morir esta tarde, intento no dejar ningún cabo suelto en mis relaciones. Bajándolo al suelo, eso significa que intento no irme a dormir estando enfadado con la pareja o no estar todo el día de morros porque aún no se ha solucionado esa pequeña peleilla. O un amigo, si no sé cuándo lo voy a volver a ver lo abrazo bien fuerte, porque no sé si lo voy a volver a ver. Enfados con la familia que piensas «bueno, igual en navidades los veo, nos perdonamos ahí y todo bien», pues no cuesta nada coger el teléfono y solucionarlo ya, no dejarlo para el futuro. Ahí sí que noto el principal cambio que me ha provocado el libro.

¿Existe algún nexo de unión entre las distintas filosofías y las religiones con respecto a la muerte?

Hay religiones que confían más en la resurrección de los cuerpos, otras en las reencarnaciones, llama la atención que no es la misma reencarnación la del hinduismo, la del budismo, la del espiritismo, rama kumari, está más enfocada a la New Age. Puntos de unión, por ejemplo, entre el budismo y el judaísmo cuesta encontrar. ¿Qué es lo que te dicen todas?, pues todas te aseguran que hay algo bueno o malo según lo que hagas en vida. Volvemos un poco a lo que te decía antes de vivir en el aquí y en el ahora, cuando te haces consciente de que tú eres arquitecto de tu futuro, no solo si ya crees en el karma en un futuro más inmediato, sino además en el futuro pensando en vidas futuras; cuando tú eres consciente vigilas un poco más el posible karma que te puedas crear, e igual aunque no creas en vidas futuras, pero sí que crees que tus hechos afectan a lo que te vas a encontrar en el más allá, a mí me inspira a ser mi mejor versión. Yo creo que eso es algo bonito ser nuestra mejor versión aquí y ahora para nuestro planeta, para los nuestros y para nosotros mismos.

¿Tenes más proyectos editoriales en vista?

Estoy escribiendo mucho, pero aún no he empezado a mover ningún proyecto, también es verdad que a partir de ahora me gustaría más publicar una novela…

¿Cómo te viene la inspiración?

Ya sabes cómo va esto de la inspiración que al final es muy caprichosa. Hay un poco de todo, hay historias que igual se te ocurren gracias a cosas que lees o ves y las enriqueces, otras veces te explican un caso y piensas que sería un buen punto de partida. Otra cosa es que se te ocurra la idea y además comprometerte a dedicarle años a la escritura y desarrollo de esa idea. Te puede gustar una persona pero no te tienes que casar con ella por eso, son distintas etapas y en esas nos hayamos con varios manuscritos…

¿Cuándo acabas el manuscrito lo relees y cambias cosas hasta el día en que lo llevas a imprenta o dices en algún momento «basta, hasta aquí hemos llegado»?

Pues eso es un tema que a mí me cuesta. Es lo que dice Iñarritu que realmente hasta que no hizo «La Torre de Babel» no se sentía orgulloso de ninguna de sus películas, y ya había hecho «Veintiún gramos» y «Amores Perros». Hay un momento en el que artista ha de decir hasta aquí y ya está pero a mí me cuesta identificarlo. En el cine no es fácil que pase porque tiene unos tiempos, se ha de estrenar la película por ello se ha de acabar el montaje para entrar en la edición de sonido, etc. Pero cuando es una escritura y no tienes ningún contrato anticipado, sí que cuesta más y sueles decir «va le dejo unos meses más de reposo y lo vuelvo a revisar un tiempo después». Hasta que llega un momento en el que ves que no puedes exprimir más la idea.

¿Te consideras bookstagrammer?

No, soy un autor que por hobby también habla de libros, pero no soy bookstagrammer. También hablo de cine y de series de televisión.

Hace poco has presentado tu página web.

Sí, una página web donde tengo servicios editoriales, mentorías, informes de lectura, publicidad en mis redes de libros ajenos, pero mi principal reto es retomar la vocación filmatográfica que la he dejado un poco en Stand By desde que empezó todo esto de la pandemia.

¿Te sientes más cineasta?

Mi vocación primigenia era la de cineasta, lo que pasa es que la pandemia empezó en marzo del 2020 y me cogió a dos meses de comenzar a rodar un nuevo cortometraje, además era uno que me hacía mucha ilusión porque contábamos con mucho presupuesto y una actriz famosa en Cataluña, de una serie de TV3. Estaba muy motivado, ahora no está el contexto para retomar un proyecto tan ambicioso. ¿Qué sería de un cortometraje que se detiene porque un miembro da positivo en un PCR? Lo vemos constantemente en las noticias, Alex de la Iglesia ha tenido que parar el rodaje de su nueva película hace unas semanas por un positivo. Desde fuera, la gente que no está en el mundo cinematográfico no se hace una idea de lo que cuesta un proyecto de cine y que cuando tú lo cancelas pierdes dinero, no es que te quedes a cero, es que ya has alquilado el equipo, has dado de alta a algunas personas, igual has adelantado algún dinero de vestuario. No está el patio para retomar ese tipo de proyectos.

Sin expectativas pero sin perder la ilusión.

También estoy creando la productora en paralelo, Muments Media se llama.

¿Cuándo comenzaste con los cortometrajes?

Llevo desde los 16 años.

¿Dónde los podemos ver?

En YouTube, en mi página web www.tonisanchezbernal.com podéis ver varios, «Silencios», que es con el que me gradué en Dirección Cinematográfica y gracias al cual gané una beca para ir a estudiar a la ICTB, la escuela de Cuba fundada por Gabriel García Márquez; también puedes ver «Invierno», un pequeño cortometraje de tres minutos que hice para el Notodofilmfest; el tráiler de «Transito» el último corto que hice. La verdad es que estoy muy contento de ese hijo, lo hice ya hace tres o cuatro años y quedó muy chulo, trabajé con actores profesionales.

Si pudieses volver al pasado y encontrarte con el pequeño Toni de 16 años, ¿qué consejo te darías?

Ja, ja, menudo tema… que no tenga miedo, que actúe más por impulsos.

Sí que considero que he sido bastante coherente con ese chico de 16 años que quería contar historias, ya fuese en cine o en narrativa. Este mundo de la producción audiovisual es un mundo tan lleno de frustraciones que a veces pienso podía haber seguido las recomendaciones de mi padre y haber hecho una ingeniería. Al final arrepentirte de algo que has hecho… ¿quién sabe? son las típicas distopías de viajes en el tiempo, después que cambias algo y empiezas a ver que tu vida se desmorona… conocí a mi pareja en la escuela de cine, el libro también nació de la gente que conocí gracias a mi trabajo, ¿quién sabe el Toni que sería ahora si hubiese estudiado alguna ingeniería?.

Dinos una película que te haya marcado la vida.

Te diría la película que me hizo querer hacer cine es «Kill Bill 2», no por la calidad de la película en sí, que es una buena película, a día de hoy no la considero de mis películas favoritas, ni siquiera estaría en el top ten, pero en su momento ese chico de 16 años que fue a verla sintió tal cóctel de emociones y sensaciones que me hizo pensar: «yo quiero provocar eso en las personas, quiero emocionar, quiero hacer sentir esto a la gente». ¿Cómo? Pues haciendo cine. Por eso puedo afirmar que es la película que me cambió la vida, sin lugar a dudas.

Y ahora un libro.

«Intimidad» de Hanif Kureishi, no es que me haya cambiado pero si me dialoga muy bien y lo he leído varias veces, cosa que no siempre hacemos. Este lo habré releído como cuatro veces y todas me dice cosas distintas. Es verdad que cada vez te coge en momentos personales distintos. Trata de un hombre que quiere abandonar a su familia, por eso no es el mismo lector el Toni adolescente, que el Toni de ahora que está más cerca de ser un padre de familia. «Intimidad» dialoga muy bien conmigo, me ayuda y me gusta.

Gracias por tu tiempo y por mostrar el lado humano de un artista.

Y nos despedimos sabiendo que seguimos nuestros pasos en las redes sociales, así un adiós se convierte en un «hasta ahora».

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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