Dando calor durante una tarde fría
JOSE Mª ESCUDERO RAMOS, Madrid, 15 de noviembre de 2019
La última vez que salimos, no llega a las dos semanas desde entonces, preguntamos qué es lo que necesitaban, en este tiempo hemos ido consiguiendo ropa de abrigo para llevar a los Sin Techo.
Con los donativos hemos podido comprar un saco de dormir (19´99 euros), calcetines y ropa interior (48 euros) y lo hemos repartido junto a mantas, ropa de abrigo, más calcetines y caldo que hemos ido consiguiendo de otras donaciones de familiares.
Hoy no nos hemos complicado y hemos llevado lo justo, bastante cargados íbamos con las mantas y ropa. Con el frío que hacía el caldo les ha templado el cuerpo porque como dice Domingo “estar todo el tiempo aquí de pie o sentado, te mete el frío por dentro”. Domingo se preocupa de que no cojamos frío nosotros. Hoy salimos Marta C., Javier, Rafi y quien esto escribe.
Con toda certeza hemos elegido el mejor día para repartir calor y amor entre esos seres invisibles que pueblan nuestras ciudades: los Sin Techo. Sin techo pero con honor y con amor.
Hoy era la primera vez que salía Javier con nosotros, me ha admirado el tesón y cariño con el que trata y despierta a los amigos de la calle para compartir con ellos un poco de caldo y de charla.
Hay muchas historias en las calles, observando uno se da cuenta de que no somos tan diferentes, que sentimos los mismos miedos y tenemos los mismos sueños tanto aquí como en San Sebastián, los que tienen techo como los que no… bueno, a lo mejor debería decir que todos soñamos pero con diferentes cosas. Soñar para hacer los sueños realidad pero ¿qué es la realidad? ¿vivir con la magia del ilusionista que hace que todos creamos en que el conejo sale de la chistera…?
¿De qué tiene miedo una persona que lo ha perdido todo? A perder, otra vez, su zona de confort. Sus refugios no están entre paredes sino entre corazones.
Ellos mismos se protegen, se cuidan, pues también les roban, ¿se roban entre ellos? Pues eso parece, una sencilla caja de cartón que les aísla del suelo o una sencilla manta que les cubre del frío. Siempre puede haber uno peor todavía que cualquiera de ellos, que cualquiera de nosotros.
Pero el punto que quiero destacar es que entre ellos se cuidan, comparten lo que tienen, se acompañan al médico…
Ser un Sin techo no es fácil o les miramos mal o les despreciamos con nuestra ignorancia… porque viven al margen de nuestras costumbres.
Cuando te paras a escuchar aprendes muchas lecciones de vida y lo bueno no es entregar cosas de abrigo, se trata de dejar una pequeña semilla en el corazón de todos los involucrados en cada reparto.
Lo que más me gusta de este juego de vida es que se me permitir conocer otras forma de vida, yo podría ser uno de ellos perfectamente.
Gracias voluntarios y colaboradores por hacer que las cosas pasen.
Si queréis venir un día con nosotros seréis bienvenidos, el día que sea será el perfecto. Si no podéis venir y queréis aportar algo, también será bienvenida la ayuda.
Al menos gracias por leer este texto, gracias porque a partir de ahora miraréis a los Sin techo de otra forma. Gracias por parar a saludarles, aunque no paréis, saludad, al menos.
Gracias