Lecciones de humildad

Dejad de comprar libros de crecimiento personal

JOSE Mª ESCUDERO RAMOS. Madrid, 5 de octubre de 2019

Tras estar años envolviéndonos la vida con papel de regalo marca Happy, ahora han descubierto que forzar a la gente a ser feliz conlleva frustración e infelicidad. Nos han saturado con tantas falsas capsulas de felicidad que han conseguido que los libros de crecimiento personal tengan un efecto contrario, se han convertido de la noche a la mañana en libros de decrecimiento personal.

Atención: Todas esas píldoras de conciencia que circulan por redes sociales y sistemas digitales de comunicación no sirven de nada si no se integran.

Hay algo mucho más importante que tener a nuestro alcance todo el conocimiento del mundo, hay que saber integrarlo y gestionarlo. Puedes saber de memoria todas las frases celebres sobre la felicidad, la tolerancia, el respeto, liderazgo, la empatía o el amor pero si no se es coherente y los ponemos en armonía entre mente, cuerpo y acción, vamos a crear una sociedad enferma de intolerancia a… ¿os habéis fijado que están aumentando las intolerancias alimenticias y sociales?

Es importante darse un tiempo para asimilar el conocimiento, podemos ir, bueno cada vez menos porque ya se prefiere ver por vídeo, a todas las conferencias del mundo, podemos leer los mejores libros espirituales o de autoayuda, crecimiento personal, liderazgo… si no aplicamos lo aprendido no dejaremos de ser consumidores de píldoras de conciencia en busca de la felicidad eterna.

Parece que la felicidad es un negocio, lo curioso es que no se puede comprar… te la intentan vender pero no podemos llenar ciertos huecos porque precisamente esas “nadas” serán lo que en un futuro nos permitirá salir del muro que nos hemos construido.

Estamos viviendo la época en que más libros de crecimiento personal y autoayuda se están vendiendo y a la vez es el momento en el que más ansiolíticos y antidepresivos se están consumiendo.

Tenemos todo el derecho a ser felices, también a sufrir y para elegir la opción que queramos disponemos del libre albedrío. Cómo vamos a dejar que nos afecten las cosas que vivimos es otra cuestión. A todo se aprende, yo empezaría por valorar y agradecer lo poco o mucho que tengamos y por deshacerme de las cosas que me sobran.

Las preocupaciones en una parte del mundo: que no me roben, que no se me estropee, que no se me pierda, que no se gaste, comprar lo antes posible el gadget electrónico más moderno que exista aunque sepamos que nos espía y que va a vendernos lo que le hemos hecho creer que nos hará todavía más felices… las preocupaciones en otra parte del mismo mundo: dormir una noche más, despertar sano y feliz.

¿Cuál es la sociedad del bienestar? ¿La que te hace creer que ser es poseer? ¿La que te fuerza a consumir aunque no tengas ni ganas ni plata? El otro día me comentó un amigo “celestino” que una amiga de su promoción de la universidad se había enterado del reciente divorcio de un amigo suyo hijo de un multimillonario, y esta le pidió que le organizase una cena para conocerle. Y así hizo. A ella no le gustaba el caballero, ella quería su dinero. Tal cual sacado de un programa de Tele5. No vamos a juzgar a la mujer, ni a Tele5 pero me hace pensar en la sociedad que hemos creado. No es el primer ni único caso así que me ha contado mi amigo.

Mientras que amemos más el dinero que a nuestro cuerpo y nuestras relaciones nunca se alcanzará la felicidad, se podrá comprar pero todo lo que se compra tiene una obsolescencia controlada o una fecha de caducidad… Así ¿cómo vamos a encontrar la felicidad? ¿cómo vamos a perpetuarla?

Yo, personalmente, encontré altas cotas de felicidad cuando me deshice de todo lo que tenía y me entregué al universo… desde entonces todo lo que me llega lo disfruto como si fuese la primera, la última, la única vez que lo poseo.

Lo de la felicidad, me lo estoy viendo venir, va a ser como lo de comer carne de vaca o de cerdo, aceite de girasol o de oliva, mantequilla o margarina será bueno o malo por temporadas… nos manejarán con pseudoestudios y todos iremos cambiando de opinión «como buenos expertos que somos», no porque hagamos esos estudios fidedignos nosotros mismos, o escuchemos a nuestro cuerpo que es el mejor estudio, sino porque sabemos a ciencia cierta donde nos informan la verdad verdadera sin ánimo de manipulación y todo por nuestro bien, por eso confiamos y creemos tanto en el Gran Hermano.

Pobrecitos esos de esa parte del mundo que no disponen de un Gran Hermano que les libere de la opresión… je je, je (risa sarcástica) juaaaaa, juaaaaa… (risa maléfica)

Soy feliz al 100% incluso en mis momentos más tristes sobretodo porque me permito sentir y estar… estar en presencia viviendo el mejor regalo, el presente.

En fin… que no quiero venderos la felicidad, dejad ya de comprar libros de crecimiento personal… si ya lo sabemos todo, carajo.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

2 comentarios en «Dejad de comprar libros de crecimiento personal»

  • Totalmente de acuerdo contigo. Estamos infoxicados.
    Cualquiera que haya tenido esa curiosidad y/o necesidad de mejorar personalmente, como yo, se habrá leído muchos libros, visto muchas conferencias y videos, etc. Ya vale. Lo sabemos todo, o casi todo, como tú bien dices. Yo ya he parado de recabar información, ahora hace falta es ponerlo en práctica, YA!.

    Saludos!

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *