Diario de un ratón de biblioteca llamado Dix, IV parte
Un nuevo cuento compartido por Desam. Ferrández
Puedes leer la primera parte aquí la segunda aquí,y la tercera aquí
Sigocontando los días, me parezco a los presos tachando los días en el calendario y ya llevamos más de tres mesesconviviendo con el virus, ha finalizado el estado de alarma y por fin la humanidad se ha librado del minúsculo virus, ya salen a la calle sin restricciones horarias, perocon mascarilla, incluso por la vía pública si no es posiblemantener la mínima distancia de seguridad.
Aprovecho este nuevo estado para ir con Tom de noche a recorrer plazas y así poder curiosear el comportamiento de los viandantes. Podemos ver que los locales de comidas y bebidas estaban como antes de la pandemia, con musiquita, las mesas llenas y buen ambiente, típico de la noche madrileña. Es una ciudad de contrastes, habían personitas durmiendo sobre un colchón en el suelo de la misma plaza donde hay un restaurante con música en directo y velas, ja, ja. También se aprecian las diferencias en las vestimentas de unos y otros y ni que decir de la comida, los muchachos del colchón abriendo una lata de abre fácil para cenar y los del restaurante platos bien presentados sobre una vajilla exquisita.
Con esta perspectiva delante de nosotros se demuestra que se puede convivir en el mismo espacio y no molestarse los unos a los otros.
Dix fijate, se mueven en la misma plaza y parece que unos sean invisibles para los otros ¿esto será bueno?
Creo que sí, están integrados y conviviendo en la misma ciudad, se respetan y se aceptan, eso no puede ser malo.
Seguramente tengas razón. Otra cosa amigo, las normas que han puesto sobre seguir llevando la mascarilla para impedir los contagios aquí no se están cumpliendo, nadie lleva la mascarilla puesta.
Claro que no Tom, si estas sentado dentro o fuera del local donde vas a cenar o tomar algo no es obligatorio llevar la mascarilla.
Ya, pero la separación si se tendría que respetar y la cantidad de gente creo que también, o por lo menos es lo que he entendido escuchando las noticias.
Sí, es cierto que no están tan separados como dicen en la televisión, quizás sobre alguna mesita, aunque no sabría decir con exactitud si están dentro de las normas o no.
Seguimos correteando por las zonas de ocio que conocemos y que están próximas a nuestra vivienda y en todos los ambientes hay la misma afluencia de gente, yo creo que los humanos tenían muchas ganas de salir.
Dix me voy a casa que se me ha hecho tarde, tengo invitados en casa y no se como se las estarán apañando.
¿Quien ha venido a visitarte?
Han venido los tíos del pueblo, tienen que hacer unas transacciones en la ciudad y para descansar después del viaje se han quedado en mi casa. Mañana hacen los papeleos y luego ya se van.
¿A que se dedican?
Están en una granja de gochos, lo que no sé es que hacen exactamente.
¿Gochos?, ¿Qué animal es ese, se come?
Claro, se dice que de los cerdos son buenos hasta los andares, ja, ja.
¿Gochos son cerditos?
Síii
¡Qué bueno! No lo había oído nunca, pero así hoy también aprendo una cosa nueva. Que disfrutes con la familia y tengáis lindos sueños todos.
Volví a reunirme con mis compis de trabajo para darles la buena noticia.
Chicos ya están todos los humanos en la calle andando de un lado para el otro, se ha acabado el estado de alarma, y tengo una magnifica noticia para vosotros: han decidido que como la biblioteca ha estado cerrada durante muchos días no es necesario que os rocíen con ningún spray.
¡Qué bien! Vitorearon todos los libros haciendo vibrar hasta a las estanterías de tanto revuelo y movimiento al batir sus hojas.
Solo hay una pequeña diferencia, que tienen que controlar el aforo de lectores y todavía no hay una fecha exacta de cuando abrirán las puertas, aunque creo que lo harán en breve.
Bueno, ¡qué se lleven los libros a casa en vez de leerlos aquí! je, je. Dijo uno de los libros con una gran sonrisa dibujada en su lomo.
Sí, cierto, una magnífica idea.
Tengo otra buena noticia, se van a ver menos coches porque los conductores han decidido respetar la ciudad y se desplazarán en transporte público, los que no sean de reparto de mercancía claro está, es una forma de continuar respirando el aire puro en la capital.
Hay humanos que están más sensibles con las plantas y animalillos que le rodean, tanto que se paran delante de una flor a olerla y admirarla. También hay padres que enseñan a no cortar flores a sus retoños, les explican que están vivas y que en la planta duran más tiempo, si cortan las flores al día siguiente ya se han mustiado. Igualmente están haciendo con los insectos y demás bichitos , que les educan a no pisar a ninguno que vaya por la acera, para respetar todas las formas de vida de la ciudad.
Todavía no me he tropezado con ninguno y no sé como reaccionaran cuando me vean ja, ja, espero que a mí tampoco me intenten pisar.
Eso si es buena noticia, por fin se han dado cuenta que hay más vida a parte de la humana, el siguiente paso será que los humano sepan que todos somos seres vivientes y sintientes.
Para eso creo que hará falta más tiempo, pero si os digo que hay humanos que durante este tiempo que han estado en casa sin salir por el confinamiento, solos con ellos mismos, han podido pensar mucho, agradeciendo todo lo que les rodea, tanto amigos, familia, como a todo ser vivo del planeta. Incluso se han dado cuenta que consumiendo menos y con más conciencia son igual de felices y así no generan tanto deshecho para el planeta, está habiendo un gran cambio de pensamiento y de actitud.
Hay que ver todo lo que ha movido ese bicho, que poder ha tenido sobre el planeta ¿alguien habrá provocado esto? Pregunto un libro viejo.
Pues no, no creo que nadie lo haya provocado, ya que ha habido muchas perdidas, humanas y económicas, y mucha pena y sufrimiento. Aunque debido a esto ahora los humanos han sacado todo lo bueno que llevan dentro y se tienen más amor y respeto con humildad. También se han volcado con los vecinos mientras estaba la pandemia ya que había gente que no podía salir por ser persona de riesgo. Les he oído decir que tras momentos de crisis sale todo lo bueno de los hombres y también que las crisis les sirve para superarse, o algo parecido.
En ese momento Tom irrumpe en la biblioteca con el rostro desencajado.
Dix, he de hablar contigo.
Hola amigo, entra. Les estaba contando a nuestros amigos de páginas cosidas, las bondades de muchos humanos tras este confinamiento. Dime ¿qué te trae por aquí?
Será mejor que salgamos fuera…
Eso Tom, dinos que te pasa, ¿por qué has venido tan alterado…? preguntaron los libros que ya conocían a Tom.
Dix, insisto, creo que mejor que salgamos fuera.
Varios ejemplares planearon hasta la puerta de entrada, impidiendo que Tom saliera del recinto.
Di que te altera amigo, los libros ya lo saben todo.
Bueno no me dejáis otra salida, ha habido un rebrote y hay ciudades que han vuelto a la fase dos de la desescalada. Tom se tapó los ojos con sus diminutas manitas, mientras temblaba del miedo, no quería ver la reacción que la noticia desencadenaría en los libros.
Los libros se quedaron mudos de la impresión, el único gesto que pudieron hacer es abrir mucho sus tapas y alguno, los más melodramáticos tirarse de la estantería con un intento fallido de suicidio, gritando en su caída, ¡ya no puedo aguantar más!
Tom ¿qué estas diciendo?, ¿donde ha sido eso?, ¿acá también hemos ido para atrás?
Todavía no tengo tanta información, he leído las noticias y he venido corriendo.
Compañeros vamos a averiguar a quien le afecta esta noticia y volveré a deciros algo, cuando lo tengamos claro.
Nos fuimos directos a casa a escuchar las noticias por la televisión, hay un canal que estaba ininterrumpidamente dando noticias sobre el Covid, y allí nos enteramos bien. Había varias comunidades que si tenían rebrotes, no eran muchos casos, pero lo suficientes para tenerlos en cuenta. En nuestra ciudad no había rebrote, pero se mantenía cierta alerta por ser una ciudad muy turística.
Los dos soltamos un sonoro suspiro al liberar el aire que teníamos contenido por la tensión.
Uff, Tom, de la que nos hemos librado, parece que todo sigue igual. ¿Me acompañas a la biblioteca?
Voy a hablar con libros y que se queden tranquilos, si no son capaces de no dormir en toda la noche.
Sí, claro que te acompaño, la reacción que tendrán ahora será mucho mejor que la de antes.
Los dos vamos dirección a la biblioteca entre risas, sin mirarle a los ojos porque me da vergüenza, le doy las gracias a mi amigo Tom y le digo que lo considero un buen amigo por acompañarme en estos momentos. Tom me detiene en medio de la acera y buscando mi mirada me da un abrazo y me da las gracias por ser su amigo, estoy rojo como un tomate, pero esto no impide que le devuelva su abrazo.
¡Hola compañeros! Ya podéis respirar con tranquilidad porque acá no hay rebrote, por lo que se sigue con todo lo que habíamos hablado antes.
Un día de estos Tom nos podemos ir de excursión a algún parque de esos grandes o incluso a la montaña, agarrar el metro y ver si lejos del centro de la ciudad se vive igual que aquí.
Eso está hecho, podemos organizar una salida con más compañeras roedoras, ¡será divertido! De paso que investigamos nos divertimos y estaremos en contacto con la naturaleza que a mí me hace falta, hace tiempo que no salgo de la ciudad y aunque ahora se respira mejor, mis patitas tienen ganas de tocar tierra.
¡Yo también me apunto! Gritó de repente un libro, todos nos giramos dirección a la voz que había hablado, bueno si me dejáis continuó esta vez con un tono más bajo, soy pequeño y os aseguro que no molestaré, os pido por favor que me dejéis ir, nunca he salido de aquí y no he visto ni un bosque, ni la tierra, ni nada de lo que cuentan los libros…
Súbitamente de detrás de una columna salió toda una colección de libros de bolsillo con ojitos de súplica, diciendo: nosotros tampoco hemos visto la vida que hay fuera de estas paredes, nuestra familia nos han enseñado sus fotos y conocemos como es una montaña, los árboles, las flores y todo eso, pero nunca hemos olido una flor…
Tom se echó las manos en la cabeza y le preguntó a la colección de libros que cuantos eran, los libros contestaron que eran unos cuarenta… sabían exactamente cuantos eran, pero no querían asustar al ratón.
Me reí muchísimo al ver la cara de susto de mi amigo.
Tom podemos hacer varias excursiones, no hace falta que los llevemos a todos el mismo día ya que si contamos todos los libros de bolsillo que hay en la biblioteca son bastante más de cuarenta.
Chicos, vamos a organizarnos y cuando sepamos las ratitas que vienen de excursión os lo diremos.
Los pequeños daban saltos de alegría, incluso algunos de los más intrépidos y ágiles hasta nos dedicaron con varias piruetas, por cierto muy bien coordinadas.
CONTINUARÁ…
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