cuentoDesam Ferrández

Diario de un ratón de biblioteca llamado Dix VII

Un nuevo cuento compartido por Desam. Ferrández

Puedes leer la primera parte aquí  la segunda aquí, la tercera aquí,  la cuarta aquí.  la quinta aquí y la sexta aquí 

Era domingo y hacía mucho calor en la ciudad así es que madrugué y me fui pronto a caminar al parque, dirección al bosquecito me encuentro con Tom y Cloe que están dando un paseo por la ciudad.

¿A dónde vas? Preguntó Tom.

Me voy al parque a estirar mis patitas, necesito estirar los músculos incluidos los cerebrales, mis pensamientos han de coger oxígeno y energía.

¿Podemos acompañarte? Preguntó tímidamente Cloe.

Por supuesto.

Nos vamos adentrando en el parque es un sitio hermoso, verde, acogedor, amable, vamos caminando y nos metemos por el césped nuestra panza toca la hierba que está recién regada y nos da mucho gustito, de repente vemos una concentración de canes.

¿Chicos nos podemos sentar un rato? me encanta mirar cómo juegan los perros.

Claro, contestan Tom y Cloe a la vez, lo cual desata sus risas.

¿Ya sabías que estaban aquí?

Sí, se reúnen muchos domingo. Todos juegan entre ellos y seguramente algunos ni se conocen, esto me recuerda a los niños que enseguida se ponen a jugar con otros niños aunque se vean por primera vez.

Nos sentamos a observar el juego de estos peludos de todos los tamaños, están felices persiguiéndose los unos a los otros, así hacen ejercicio y se hacen fuertes. Los acompañantes de los perros disfrutan del ambiente que se crea entre las mascotas y sus acompañantes, ambas especies respiran el maravilloso aire que hay en este parque, sonríen de ver cómo sus animalitos corren libres, sin correa y con espacio suficiente para dar largas carreras.

Dix, los dueños de los perros están todos sin mascarilla.

Cierto, Tom, pero aunque es un grupo importante están distanciados unos de otros y tampoco sé si están mucho rato, yo normalmente estoy unos minutos mirando y luego continúo mi camino.

Espero que estén bastante rato, dice Cloe, ya que los perros de la ciudad necesitan salir a pasear durante bastante tiempo porque están encerrados en casa, aunque los saquen a pasear para hacer pipí varias veces al día necesitan unas carreras más largas como las que están haciendo aquí.

La verdad es que creo que tanto los perretes como sus compis humanos se ven libres y felices.

Wow me encanta ver el pelaje de los perros cuando corren, son magníficos, no me canso de admirarlos, dice Cloe.

Sabéis que he oído decir que cada humano tiene una raza de perro adecuado a su característica, tanto física como de comportarse, o algo así. Dice Tom.

Pues posiblemente tengas razón, mira, ese va todo tranquilo y su dueño también, creo que es el perro que menos ha corrido.

Es verdad, ja, ja, mirar aquel esbelto y alto, se parece a la chica que lo lleva, ¿será verdad? Dice Cloe.

No sé, eso he oído. Dice Tom

Bueno hay muchas cosas que dicen y son verdad y otras no, a lo mejor no es bueno generalizar, pero en algún caso aquí hay algunos que si tienen un aire je, je.

Guau, qué bonito está todo esto y cuando lo están regando más, mirar que vista tan preciosa a través de las gotas de agua, es que donde hay agua hay vida, dice Tom con la vista clavada en los aspersores que riega el césped.

El agua es vida, dice Cloe. Es vida porque los humanos y los animales somos el 80% de agua, por eso somos vida porque contenemos el 80% de agua, cuando nos deshidratamos por el calor o porque estamos enfermos, el cuerpo se seca y deja de tener tanta vida, de ahí las recomendaciones de los humanos a muchos ancianos que pierden el sentido de la necesidad del agua, insisten en que ellos beban agua para que mantengan un estado de salud bueno y estén hidratados, con la cantidad de agua necesaria para tener la vida que los mueve.

¡Carambolas, Cloe, cuánto sabes!

Cloe se sonroja y se ríe no sabe que decir, pero se encuentra súper a gusto con Dix y con su primo también, aunque es diferente ¿quién no se encuentra a gusto con su primo? Piensa.

Mirar, otro símil, este pasto está recién regado y está tierno, está hidratado como todos estos árboles, son maravillosos y mantienen su agua, mantiene, su vida y así están de saludables.

Qué bueno me encanta pasear por aquí, vamos un poco más hacia delante, dice Cloe

Por cierto ¿ya estáis mejor?, ¿habéis integrado toda la información?

Bueno, no me gusta la información que nos diste, dice Cloe

No creo que lo hagan adrede, igual se les ha cruzado un cable y están enfermos o igual les falta agua, no sé.

Yo no estoy con el dicho de salvar a todos los compañeros, ese que dice: por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero, si algún compañero mío me hunde en la miseria y me lleva a lo más profundo de las tinieblas yo no voy a estar apoyando a un compañero así, espero que los humanos lo vean igual que yo, yo busco amigos que tengamos algo en común, pero, claro, esto parece ser que con los humanos no funciona, no sé, no quiero pensar mucho tampoco porque aún me duele la cabecita seguramente mis neuronas se estresan.

Cloe, solo tienes una neurona, dice Tom mientras se ríe.

¿En serio? Pues yo creo que tengo más porque se estresan, aunque creo que si tuviera una igual se estresaría ja, ja, ja.

Ríen a carcajadas los tres amigos.

Una noche podemos venir a ver las estrellas. Existe un antiguo proverbio que dice que las estrellas no son estrellas en realidad, si no huecos en el cielo por los que se vierte el cariño de nuestros seres queridos fallecidos, que luego resplandece sobre nosotros para que sepamos que son felices.

Guau, es la definición más bonita de las estrellas que he oído nunca, dice Cloe mientras mira con ojitos tiernos a Dix.

Dentro de unos días hay una lluvia de estrellas, aunque llamarlo así es un error, las perseidas o lágrimas de San Lorenzo en realidad son meteoros, fragmentos que hay en la estela de un cometa.

¡Ala ,otro tío listo!, me encanta estar con vosotros dos porque aprendo muchísimo, dice Tom.

Me encantaría, dice Cloe. Podemos quedar antes de que me vaya a casa.

Hecho.

Mirar el tronco este, chicos es súper curioso. Dice Tom mientras señala un tronco muy retorcido y lleno de nudos.

¿Qué tiene de raro, Tom?, pregunta Cloe.

Pues que toda la hilera de árboles son iguales y este tronco esta súper gordito, retorcido y casi te diría que tiene caras en su superficie y los demás troncos son rectos y lisos, si miras los troncos es como si no fuera del mismo tipo árbol, pero si miras las hojas todos son iguales.

Con los árboles pasa como con los animales, no hay dos árboles iguales, al igual que no hay dos ratones iguales.

Yaaa, pero tan distintos… insiste Tom.

Mírate Cloe y tú, los dos sois ratones y si tenéis cosas iguales, tenéis bigotes, rabo, patas, pero cada uno tiene una forma distinta al otro, así nos podemos distinguir.

Si eso lo entiendo, pero con los árboles no me había fijado hasta ahora que pudieran ser tan diferentes dentro de la misma familia.

Pues te voy a decir más, los árboles se comunican entre ellos, se avisan los unos a los otros cuando hay algún peligro, y se apoyan cuando alguno está en apuros y necesita ayuda de sus hermanos, sin embargo, cada uno tiene su propia personalidad.

¡Gualá!, ¿se apoyan entre ellos?pregunta Cloe sorprendida.

Sí, cuando quieras puedes venir a la biblioteca a leer libros sobre el tema, ¡son apasionantes! Yo tampoco lo sabía hasta que empecé a trabajar en la biblioteca.

Me parece que tendré que posponer el regreso a casa e ir a la biblioteca contigo, Dix, me interesa mucho el tema.

Será un verdadero placer, ¿cómo tienes la agenda mañana?

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