Donamos unos sillones de una amiga
Reflexión compartida por Noelia Andreu, Castellón, 16 de marzo de 2025
Nuestra historia comienza cuando una querida amiga de la infancia me comenta, con cierta nostalgia, que tiene unos sillones de los que quiere deshacerse. Ya no los necesita y siente que todavía pueden ser útiles para otras personas.
Hace unas semanas colaboré con entusiasmo con la asociación Susurros de luz, en traer material para guarderías desde Madrid a Paiporta. Resultó que una guardería cerró en Majadahonda, localidad cercana a Madrid, y la dueña decidió donar todo el material a Valencia, ya que se enteró de que algunas guarderías habían sido afectadas por la devastadora inundación del 29 de octubre. Susurros de luz hizo de intermediario y yo estuve apoyando en lo que pude.
Con esperanza, pensé que podría contactar de nuevo con ellos para conseguir que los sillones tuvieran un segundo dueño. Después de varios contactos y mucha coordinación, conseguimos cuadrar todo. Alquilamos una furgoneta, cargamos el mobiliario donado y me fui con un amigo hacia Algemesí, donde el nuevo dueño nos esperaba para seguir dando provecho a los sillones de mi amiga.
Al llegar a Algemesí nos encontramos con una comunidad que todavía lucha por reconstruirse tras la inundación. Las personas que han pasado por esta trágica situación tienen mucho trabajo por delante pero su resiliencia y determinación son inspiradoras.
El joven que se quedó con los sillones quería contarnos su historia, pero le costaba explicarse. Al intentar describir lo que vivió las palabras no le salían. A pesar de su dificultad para expresarse su mirada reflejaba la profundidad de sus experiencias y el impacto de la tragedia en su vida.
Al volver a mi realidad me sentí muy agradecida. Amigo lector, vive cada día como si fuera el último y ayuda sin juzgar a quienes lo solicitan, no esperemos a que ocurran tragedias para sacar lo mejor de cada una de nosotras.
