¿Para qué querrán tanto poder si no saben que hacer con él?

Editorial de agosto 2024

 ¿Para qué querrán tanto poder si no saben que hacer con él?

Hace poco me contaron un chiste. ¿Cuál es la diferencia entre un pesimista y un optimista? Pues que el pesimista dice «La cosa no puede ir peor» y el optimista dice: «Sí, sí que puede».

Si vemos las noticias, parece que estamos viviendo ya la quinta o sexta guerra mundial. Los problemas medioambientales, las crisis, las guerras… Unos medios culpan a unos de determinado color, otros medios culpan a los de otro color. La ciudadanía toma partida por ideales heredados o por creencias inculcadas o inoculadas a base de adoctrinamiento en las aulas.

Parece que “al bien” no le queda mucho tiempo. Esperemos que sea al mal al que no le quede tiempo, pero hay que tomar medidas ya.

Yo no soy culpable de lo que se está viviendo, pero sí responsable porque debería, en mi coherencia más absoluta, tomar medidas para evitar que se puedan repetir ciertos patrones.

Igual es hora de comenzar a realizar boicots a ciertos productos. La lista sería larga, muy larga, y muy difícil de llevar a la práctica porque ese mal está metido en todos lados, pero podríamos empezar por algún medio.

Si apagamos las radios, televisiones, plataformas, desconectamos de RRSS, dejaremos de ser porcentajes y algoritmos por un tiempo. Si en lugar de pagar con tarjetas, pagamos con dinero en metálico, dejarían de ver tan fácilmente hábitos de consumo.

Si vamos a comprar a los agricultores directamente, si compramos en comercio local, si no votamos en las próximas elecciones. ¿Servirá de algo? Que se den cuenta de que sabemos que los mayores problemas de todo el mundo son creados y mantenidos por corporaciones y políticos de todo el mundo.

Llevamos décadas de conflictos no resueltos por no llevar a término las resoluciones aprobadas en las Naciones Unidas, esa organización que cada día que pasa demuestra que es incompetente para lo que se creó, mantener la paz, y que se ha convertido en una empresa que genera muchos beneficios con los conflictos. Así nunca alcanzaremos la paz, como nunca mantendremos la salud si se deja en manos de la industria química farmacéutica.

Desde mi humilde posición exijo un esfuerzo para que todo el mundo pueda vivir en paz, en salud y en equilibrio. Y pido que no haya más guerras, que los países puedan decidir sus democráticos gobiernos ofreciendo justicia y equidad. Me da igual que sea Venezuela, España, EEUU, Francia, Yemen, Sudán o el Congo. Quiero gobiernos legítimos, independientes, que no dependen de oscuras corporaciones con interés en generar pobreza y esclavitud. Lo mismo consiste nada más que en dejar de desear lo que el vecino tiene y aprovechar los recursos que nuestras tierras nos da.

¿Para qué querrán tanto poder si no saben que hacer con él?

Los gobernantes son funcionarios que trabajan para el bien común de la sociedad, no es que la sociedad tengamos que trabajar en común para el bien de los gobernantes.

Queremos funcionarios éticos y comprometidos. Políticos que no insulten, malversen, roben, delinquen… en definitiva, como decía mi padre, que no hagan nada malo que parezca bueno, ni nada bueno que parezca malo. Y os aseguro que me dan igual los colores.

Si desde que tengo uso de razón estoy escuchando los mismos problemas y conflictos, mi posición política es: Ninguno de los anteriores.

Por un mundo en paz, por un mundo en el que predomine la razón de la no violencia y no la sin razón de la bélica crueldad.

Jose María Escudero Ramos, editor y fundador de la Revista y Asociación Susurros de luz

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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