EditorialJose Mª Escudero Ramos

Editorial de febrero 2025

Migajas

En el punto exacto en donde se encuentran las coordenadas echamos el ancla y construimos el centro de nuestro mundo, mirando siempre al oriente.

Cegados por la luz del amanecer creemos dejar atrás nuestro lado más oscuro, sin darnos cuenta de que las alargadas sombras que nuestra silueta dibuja en las olas de la melancolía, esconden nuestras debilidades.

Siendo capaces de enfrentarnos sin miedo a los momentos más duros que nuestras vidas nos puedan deparar, podremos pasar horas enteras encerrados en el cuarto del renacimiento. Morir para renacer en el cuarto de la reflexión, de las preguntas y de las dudas.

Tú has de encontrar las respuestas. Solo tú. ¿Dónde está oriente en oriente?
Entramos al cuarto oscuro como piedras sin pulir. Tras cada presentación del tema de la jornada, estudios elaborados para pulir aristas, marcamos nuestras piedras filosofales. Entre todos construimos el mejor de los templos, la humanidad, con su bóveda celeste, sus signos zodiacales.

Pulimos diferencias, las aceptamos. Pulimos nuestras aristas, marcamos nuestras piedras, somos canteros y tenemos el conocimiento de nuestros ancestros.

Hemos que ver más allá de lo evidente. En realidad todo son símbolos.

Aceptar las aristas, reconocerlas, ayuda a pulirlas. Así construimos la perfección escondida entre símbolos en el mapa del tesoro de la vida.

Mirad más allá de lo evidente.
Los reyes tiran caramelos a sus súbditos. Pero el pueblo solo quiere honrados gobernantes.
Gobernantes honestos, sinceros.
No tiréis caramelos a los súbditos que, de rodillas, aceptan vuestras migajas mientras acaparan dulcemente la avaricia.

Todos son símbolos. No nos damos cuenta, nos conformamos con migajas. Subvenciones, ayuditas… No tiréis más caramelos.
Yo no quiero que me tiréis caramelos, quiero que os los comáis conmigo y digo, si tuviéramos buenas pagas, si fueran salarios justos, no justitos, hasta podría invitar yo. Así se haría justicia.
No queremos migajas, queremos justicia.

Por mucho que el gran gobernante mire al gran oriente, cuando ya no se tiene nada que perder, el pueblo sale a la calle.

El pueblo salva al pueblo y el pueblo, escuchad bien, se va a coordinar para que las cosas cambien de verdad y que por fin no ganen siempre los mismos. El pueblo unido siempre por un mismo fin: derribar los templos que dividen generando dioses artificiales, inhumanos, sin inteligencia, programados para no sentir, no dudar, obedecer.

Llenamos las paredes con absurdos certificados de las enseñanzas adquiridas que quedan obsoletas al poco tiempo de haberlos aprendidos. Actualizamos los sistemas operativos de nuestras herramientas pero no el de nuestros conocimientos.

Derribemos los muros del templo creado tras las diversas revoluciones que han destruido la capacidad de discernimiento.

Ahora, meses después del gran evento, vemos más allá de los titulares subvencionados. Leemos entre las líneas de los programas electorales y de los nombres de los ministerios.

Llegó el momento adecuado para construir un presente mejor porque del futuro que nos habéis planteado no hay nada que aprovechar.

¿Acaso no habéis visto los símbolos que anuncian el cambió?

Damos la vuelta al navío y nos enfrentamos a las sombras que dirigen nuestras vidas. Ya no vamos a la luz del gran oriente. ¿Dónde está el oriente en oriente?

Temblad oscuros gobernantes. Llegó la hora de ver más allá de lo evidente, más allá del horizonte.

 

Jose María Escudero Ramos es fundador y editor de la revista y asociación Susurros de luz

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

Un comentario en «Editorial de febrero 2025»

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