Editorial de octubre
Odio
Imaginaros el tráfico a lo largo de un día en una gran ciudad como Madrid:
Un ciclista se cruza mal a un joven montado en patinete.
Un joven montado en patinete se cruza mal a un peatón.
Un peatón se cruza mal a un coche particular.
Un coche particular se cruza mal a un VTC.
Un VTC se cruza mal a un Taxi.
Un taxi se cruza mal a un autobús.
Un Autobús se cruza mal a un VTC.
El conductor del VTC, o del Taxi, pasea en bicicleta y para vengarse se cruza mal ante un autobús haciendo que pegue un frenazo brusco.
El conductor del coche monta en patinete y va despacio para generar conflictos de tráfico.
El conductor de autobús se venga con otros ciclistas.
Los peatones observan las maniobras de los coches particulares, de los VTC, los taxistas, los conductores de autobús. Y se vengan tratando mal a cada conductor de autobuses con los que viajan.
Los viajeros, los peatones, los habitantes de una disparata ciudad que vive con prisas, acaban siendo los objetivos indirectos de todo tipo de conductores.
Los agentes de movilidad, policía local y fuerzas de seguridad intentan poner orden aplicando la ley y son odiados por los que la incumplen.
Todo el mundo acaba siendo objeto de odio, odian y son odiados.
¿A qué no gusta sentir tanto odio ?
Este mes de octubre entra en vigor la nueva ordenanza para las licencias VTC. Hay mucha crispación por parte de un sector que ha tenido el monopolio del transporte de pasajeros durante muchísimos años. Es verdad que se han hecho mal muchas cosas, y desde hace mucho tiempo, pero según observamos, están pagando justos por pecadores. El odio va en aumento y lo que se está consiguiendo es dividir a la sociedad.
Hoy he visto varios VTC con los cristales rotos por actos vandálicos. ¡Qué tristeza descubrir la maldad del ser humano!. A lo largo del día, con lágrimas en los ojos, he recordado una escena de la película Soy Leyenda en la que Will Smith cuenta a una joven la historia de cuando a Bob Marley le pegaron un tiro en un intento de asesinato, pidió el alta voluntaria y se fue a cantar a un concierto. Cuando le preguntaron por qué iba a cantar así, respondió: Hay mucha gente que no descansa para hacer el mal, el bien tampoco debe descansar. Hay que iluminar la oscuridad.
En estos momento en los que Júpiter está muy cerca de la tierra parece que hay una energía muy densa… que bueno es tener planetas a los que echar la culpa. Viendo cómo está el mundo de violencia es el momento de gritar pacíficamente “YA ESTÁ BIEN”. Recordad cuando decíamos que saldremos mejores personas del confinamiento. No nos olvidemos de cómo nos sentimos, no olvidemos las promesas que nos hicimos. Vamos a dar amor al prójimo hoy, más que nunca, porque mañana puede que sea tarde.
Hoy es un buen día para sacar provecho de las cosas malas, que no se enquisten las emociones de odio o de tristeza. Hoy es un buen día para asimilar actos realizados y sentir la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros en cada uno de esos actos.
Yo no voy a cambiar mi forma de ser por muchos estímulos negativos que encuentre en el camino.
A aquellos que rompen cristales de VTC´s; a aquellos que insultan, odian o hacen la vida difícil a otros trabajadores, por favor, ya está bien. Si tenéis que quejaros, que sea pacíficamente y en los lugares correctos: centros de poder, empresas vinculadas a las actividades que creáis ilegales, y a los políticos. No es bueno pagar la ira con compañeros de profesión, trabajadores del mismo gremio: Conductores de Vehículos que Transportan Personas. Personas que también sufren el odio que reina en el ambiente cuando viajan en VTC, autobús o taxi. Y lo peor de todo es que pueden resultar heridos. Podemos resultar heridos.
En el mundo global la competencia no debe ser desleal, pero debe haber por el bien del consumidor sin olvidar que todo conductor que transporta personas está haciendo un servicio público y son los políticos los que tiene la obligación de hacer las ordenanzas, lo más justas posibles, para que no haya conflictos ni explotación salarial.
El pasajero tiene el derecho a viajar más barato, el trabajador tiene el derecho a un trabajo digno sin ser explotado por exceso de horas ni de presiones.
Si no cambiamos algo, el universo nos va a volver a parar.
Donde haya violencia, pongamos paz.
Donde haya odio, pongamos amor.
Donde haya oscuridad, pongamos luz.
Donde haya locura, pongamos cordura.
Donde haya injusticias, pongamos pacíficamente nuestro grito en el cielo.
Como decía Nietzsche, yo puedo perdonar el daño que me has hecho pero, ¿cómo te puedes perdonar tú el daño que te haces con cada acto negativo que realizas?
Basta ya de generar más odio, antes de que sea demasiado tarde.
Feliz Otoño o primavera, depende del lugar del mundo desde el que nos lees.
Gracias.
Jose Mª Escudero Ramos, fundador y editor de AyR Susurros de luz
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