Editorial febrero 2022
Libertad de elección
El arte en general ha de servir para remover, para hacer pensar. Gracias a la literatura nos trasladamos a otros mundos, vivimos otras vidas; la música nos hace estremecer, el cine, desde sus comienzos, ha servido para hacernos sentir. La primera proyección pública de fotogramas en movimiento fue la de un tren, al verlo el público de la sala saltó de sus butacas pues creyeron que la imagen era real y que el tren iba a arroyarles. Los hermanos Lumiere crearon el cine a raíz de los principios básicos de la fotografía. He trabajado muchos años como fotógrafo y puedo confirmar que desde sus comienzos se ha podido manipular una imagen con retoques fotográficos de laboratorio, o bien creando ambientes o productos, podemos hacer creer que el puré de patata es un delicioso helado, la espuma de cerveza es una mezcla de… no voy a romper la magia, o que una plaza está llena de gente cuando, en verdad, solo hay un puñado de personas.
Una buena narración también nos puede hacer sentir. A mediados del siglo XX se experimentó con el comportamiento de las masas a través de la lectura teatralizada que Orson Welles hizo, en una emisora de radio, de la novela de H.G. Wells «La guerra de los mundos». La gente que no escuchó el principio del programa donde presentaron la obra llamó al estudio radiofónico tremendamente asustada por la invasión alienígena que estaban “viviendo”. Y es que sin ver, la estaban sintiendo como real. Excelente trabajo el del joven Orson Welles, por cierto.
Una de las cosas interesantes que tiene la televisión es que nos muestra a través de programas de entretenimiento como pueden manipular las imágenes para hacer creer al espectador lo que los directores de esos programas quieran. Hace años hubo una serie que trataba de unas parejas, creo que eran cinco, los hombres vivían en un chalet y las mujeres en otro. A cada grupo les ponían vídeos, cortados, montados, grabados desde unas perspectivas que hacía parecer lo que no era, para enseñarles lo que sus parejas “estaban haciendo”. Hubo enfados muy graves. Creo que duró poco en antena pero lo suficiente para poder observar un autentico ejemplo del poder que tiene una imagen manipulada.
Cuando estudié fotografía aprendí en el cuarto oscuro a quitar a personas de las imágenes, a duplicar la cantidad de gente para que pareciera más lleno modificando el negativo, y todo eso sin modernos programas de ordenador. También aprendí a usar los objetivos adecuados para mostrar una plaza llena, una mano en un lugar que no es pero lo parece, un falso beso en la boca cuando en realidad es un inocente beso en la mejilla. Aprendí a crear otro tipo de imágenes que no son pero que hacemos creer que sí, que son reales, y si a las imágenes les añades titulares, ya se convierten en verdades absolutas, ya no hay lugar a dudas…
Ahora mismo, con la tecnología disponible, podemos hacer creer que un águila agarra a un tiburón cerca de una playa con hologramas 3D ultra real. En una ciudad China colocaron un anuncio que mostraba un tigre dentro de un escaparate, el animal rompía el cristal y se escapaba, también era un holograma pero los transeúntes no lo sabían y a más de uno tuvieron que atender por el susto que se llevó.
Estamos en un momento tecnológico en el que tenemos la obligación de dudar de todo, de la versión oficial, de la no oficial, de todo tipo de teorías… nada es lo que parece. Por eso, creo que es el momento de escuchar a nuestra voz interior, esa a la que algunos llaman intuición. No todas las voces que escuchamos en nuestra cabeza son reflejo de que estamos locos, de hecho, cuando escribo, una voz me dicta lo que he de escribir. Hay que tener cuidado, claro, pero hemos de seguir nuestro instinto e intuición. Duda de las voces que te digan que te hagas, o que hagas daño. Así como que has de poner en cuarentena a aquellas personas, o noticias, que te condicionen para que hagas algo que no quieres hacer.
Creo que es hora de plantearse hacer las cosas con calma, no tomar una decisión con prisa, estrés, nunca deberíamos decidir bajo la presión del miedo. Hace poco estuve en una mesa redonda que trataba el tema de periodismo y verdad. Todos los datos son reales, la realidad es la forma objetiva de interpretar y exponer esos datos. Hemos de interpretar las noticias, leamos dos veces si hace falta, pensemos con espíritu crítico. Un anuncio de publicidad de cuando estudié marketing decía: «La emisora de radio que aumenta el mayor número de oyentes» pero no era la que más oyentes tenía, hacían énfasis en su dato más optimista para seguir convenciendo a los posibles oyentes… si es la más escuchada, será buena.
Leemos muy rápido, creemos que sabemos mucho de todo y hasta parece que tenemos libertad de elección. ¿La tenemos? No nos precipitemos, sigamos nuestra intuición. «No es no» en todos los casos, obligar coaccionando es negarnos nuestra libertad de elección.
Feliz mes de febrero de 2022.
Jose Mª Escudero Ramos, editor y fundador de Susurros de luz, revista y asociación