Editorial julio 2023
Buenos hábitos para una vida feliz
Estamos rodeados de constantes tentaciones. Me río de la manzana de Adán y Eva… si viviesen ahora, no hubieran estado un solo día en el paraíso. Tenemos tentaciones para todos los gustos y muchas de ellas, sino todas, pueden acabar siendo adicciones.
El sexo, la gula, el juego, el alcohol, los helados, los dulces… hasta el deporte se puede convertir en algo obsesivo y enfermizo.
El equilibrio, vivir en equilibrio. Es tan esencial. Valores, principios éticos que aporten valor a nuestras vidas.
Lo curioso es que siempre hay una excusa para hacer algo… un par de copas y ya; solo juego un par de euros a la semana; una pieza de chocolate… un refresco al año, no hace daño…
Deberíamos prestar más atención a nuestras sensaciones y a nuestras emociones. Por ponerme a mí de ejemplo, ¿cuántas veces he sentido que ese bollo de chocolate no me sentaba bien? Hasta que por fin, mis cuerpos mental, físico y espiritual se alinean y reconozco, tras un ayuno, que esa sensación de pesadez es debido a comer cosas que son perjudiciales para mí. Hay tantas cosas que no debemos hacer, ni comer, y sin embargo nos puede la tentación.
En el fondo no somos tan fuertes como creemos, sucumbimos a las tentaciones.
Tomar conciencia de aquello que es bueno o malo y dejar de consumir aquello que sabemos no es bueno o hacer cosas que entrañan riesgos o dilemas éticos, es de valientes.
El proceso es sencillo. Primero detectar lo que es nocivo para uno, o va en contra de nuestros principios. Siendo conscientes aun seguimos haciendo o consumiendo aquello que sabemos no debemos; hasta que un buen día esos tres cuerpos se alinean y zas… damos el paso definitivo.
Sigo con un ejemplo personal. Dicen en las noticias que se están preparando harinas elaboradas con insectos. Mi pareja y yo pensamos que debemos mirar las etiquetas de las harinas para no consumir esas, pero además sabemos desde hace tiempo que la cochinilla se usa como colorante alimentario pero seguimos usando tomates fritos o kétchup… hasta que caemos en la cuenta de lo incoherentes que somos pues siendo veganos no queremos consumir nada que tenga algo de animal o de origen animal. Así que por fin somos conscientes y actuamos con coherencia. Damos el paso adelante que nos hacia falta para feliz en nuestra felicidad y dejamos de consumir todo lo que tenga ese colorante.
Tomar conciencia, ser conscientes, observar y observarnos… ¿cuántas cosas cambiarían si dejásemos de consumir aquellas cosas nocivas para el organismo o para la naturaleza? Si no consumiéramos aquello que sabemos no es bueno para nosotros ni para el planeta, obligaríamos a las corporaciones a cambiar sus sistemas de ventas y así mejoraríamos más el planeta. ¿Te preocupa su sostenibilidad? Averigua cuanto plástico se reutiliza o recicla y quizás no se trate tanto de depositar los envases en los cubos adecuados sino de dejar de producirlos, dejar de consumirlos. Obligar a dejar de producirlos.
Si valoramos el beneficio para nuestros cuerpos y nuestro planeta de cada producto que consumismos, igual podríamos dar ese paso para que nuestros tres cuerpos se alineen y podamos vivir en coherencia en nuestra burbuja personal de felicidad.
Quizás no podamos ser parte de la solución pero tampoco queremos ser parte del problema.
Jose Mª Escudero Ramos, editor y fundador de la Revista y Asociación Susurros de luz