El Día del libro en las calles de Madrid
Desam. Ferrández, Madrid, 24 de abril de 2021
¡¡¡Gualá!!!
Cada vez estoy más feliz de colaborar con Susurros de luz.
Siempre que vemos a los amigos de la calle me alegro, ellos también, nos saludan, nos abrazan y agradecen nuestra constancia y amor.
Cada salida es una incógnita, nunca sabemos ni el resultado ni a quien encontraremos, aunque vayamos a los cartones que tienen como hogar y cobijo. A veces caminamos largos trechos sin encontrar a nadie, normalmente vamos a donde los vimos la salida anterior y si no están ahí, me acuerdo de la hora y lo tarde que es y del cansancio que tengo, sin embargo este pensamiento junto al cansancio se disipa rápido en cuanto vemos a algún amigo de la calle que nos sonríe porque nos ha reconocido y, por supuesto, dice que sí, que sí que quiere un poco de alimento para el cuerpo y mucho alimento para el alma. Nos acercamos, saludamos, preguntamos como está y luego si quiere o necesita algo de lo que llevamos en nuestras alforjas.
Por el frío sus caras se iluminan cuando les ofrecemos caldo o el café caliente con el que poder calentarse, las cosas de aseo siempre les son útiles, un Huesito les endulza la noche y complementa la cena que a lo mejor les damos, digo a lo mejor, porque por suerte no pasan hambre, hay muchas asociaciones, comedores y personas que les entregan comida, por lo que alguno de ellos, si ya ha cenado, no quiere más comida, lo que si quieren es la charraeta, nuestra atención…
Con las lluvias y el frío se les dispara el ingenio y con cartones y cuatro cosas más que se encuentran en sus largas caminatas son capaces de hacerse una habitación que les separa de las inclemencias del tiempo y les suaviza su estancia en la calle, alguno deja fuera la papelera y la escoba haciendo muy peculiar la choza de cartones y es que, en su situación, mantener este equilibrio es importante, Vivir con las estrellas como techo no es sinónimo de suciedad aunque es verdad que lo tienen más difícil que los que tenemos un hogar donde vivir.
La noche de San Jordi o día del libro repartimos libros entre los que sí podían leer. ¡Guauuu!, qué gozada ver sus rostros agradecidos por el regalo totalmente inesperado, libros para entretener las horas de la vida en la calle,. Me encanta ver como con tan poco, ojalá pudiéramos dar más, se alegran tanto. Hay tres de nuestros amigos que escriben para entretenerse y para NO olvidar la experiencia que les da vivir en la calle, quizás algún día hasta publiquen un libro…
Esta noche encontramos a pocos usuarios de los cartones, algunos no habían llegado a su guarida, pero nos quedamos con muy buen sabor de boca porque recibimos bendiciones y palabras de respeto, amor y aceptación hasta hacernos enrojecer. Resultó una noche muy hermosa, parecía que nos acompañaba un calor y entusiasmo excepcional que nos hizo disfrutar y sentirnos en nuestra salsa. Parecíamos cuatro diminutos ángeles haciendo pequeños actos y es que detrás de cada alma hay una historia digna de escuchar aunque sea en capítulos, ya que no pasamos más que un ratito de una noche con cada uno de ellos.
Gracias a Susurros de luz y a todos los cooperantes.