El poder de la meditación
Artículo recuperado de la antigua Revista IMO: Artículo escrito por Jose Mª Escudero Ramos, Madrid, 26 de junio de 2015.
Uno de los mayores regalos que nos podemos hacer todos los días es facilitarnos un rato para meditar.
La meditación diaria por la mañana te hace afrontar el día desde otra perspectiva. Comienzas dando importancia a las cosas que realmente las tienen y agradeces todo lo que el día te depara, sea lo que sea.
Un rato de meditación por la noche hará que descanses más, que tus sueños sean mucho más hermosos e incluso los puedas recordar mejor pues tu conexión con el subconsciente será más fuerte.
La meditación tiene unos efectos sobre nuestro cerebro altamente gratificantes; se ha demostrado en diferentes estudios el beneficio que nos produce, entre otras cosas, mayor felicidad, control del dolor, disminución de la ansiedad, más agilidad mental y más equilibrio mente-corazón-cuerpo.
Todo ello proporciona el bienestar emocional adecuado que todos nos merecemos para conseguir la felicidad.
Cualquier método de relajación es gratificante, los minutos que nos dediquemos a meditar diariamente nos puede cambiar la vida. Hay que diferenciar diferentes tipos de meditación. Así como la Vipassana es la ausencia de pensamientos, otro tipo de meditaciones pide que enfoques tu mente en un único pensamiento, otros se fijan en la respiración consciente o que visualices tu mente como una pantalla de cine, todo en blanco, y si te viene algún pensamiento, lo dejes pasar como si fuese el fotograma de una película. Todas son válidas, depende de cada uno para que tengas más facilidad en conseguir el objetivo, que no es otro que el de dejar de ser para llegar a SER, con mayúscula.
Una vez tengamos plena conciencia de lo que somos entenderemos muchas cosas y dejaremos fluir esos temas que, en nuestra vida cotidiana, se convierten en pesadas mochilas. Para muchas personas no les resulta fácil meditar, siendo nosotros mismos los que nos boicoteamos y limitamos con nuestros propios pensamientos. No es que seamos incapaces de hacer una cosa, sino que no hemos desarrollado las habilidades específicas para hacerlo, por el motivo que sea, porque no nos ha llamado la atención o por falta de tiempo, pero en cuanto le dediquemos algo, descubrimos que sí teníamos esas capacidades eclipsadas por nuestros pensamientos limitantes. Con la meditación tenemos que ser pacientes, dedicarle al principio unos minutos e ir aumentando poco a poco. Veremos que el resultado será siempre maravilloso.
Un tipo de meditación a la cual recurro mucho para hacer en grupos es la meditación guiada. Esto es que, si estás solo, escuches la meditación previamente grabada, y te dejes llevar por las palabras según las vas oyendo. Visualizarás escenas preciosas, mensajes, según que meditación sea, y verás unos resultados asombrosos. Es cuestión de dejar fluir.
También recurro mucho a la meditación en movimiento. Esto no es sentarse, cerrar los ojos y dejar la mente en blanco. Consiste en realizar las tareas cotidianas desde la plena consciencia. Cuando friego los platos, plancho, camino o corro, conecto con mí ser interior estando presente en lo que haga. Es más sencillo elegir tareas que impliquen movimientos repetitivos. Es una forma de orar, de conectar con el universo a través de acciones sencillas. Yo descubro y agradezco todo de lo que dispongo: cuando plancho doy gracias porque tengo ropa que ponerme, agua para limpiar los platos, comida para llenarlos, cuando limpio, aprovecho la meditación para limpiar la casa de energías no deseadas.
Correr nos sirve a muchos corredores para soltar lastre, para liberarnos. Yo soy barefood, corro descalzo, desde que comencé he notado unos cambios en mi vida asombrosos, conecto mejor con el planeta, siento el latido del corazón de Pachamama, la Madre Tierra. Uso la meditación en movimiento para ser consciente de mi cuerpo y descubro cada día algo nuevo. Me ayuda a conocerme y a saber dónde están mis limitaciones para poder superarlas; los límites, al final, nos los ponemos nosotros mismos.
PREPARAR EL AMBIENTE. Para unos resultados óptimos en la meditación conviene preparar lugar para crear una atmosfera adecuada pero también para prepararse uno mismo, así con plena consciencia de quienes somos buscamos un rincón en nuestra casa donde estemos a gusto. Ponemos una música relajante no muy alta, que no nos despiste, el sonido tiene un efecto relajante de por sí en el cerebro, la percusión, los sonidos de la naturaleza, antropológicamente la música y los sonidos han tenido una conexión ser humano-espíritu. Personalmente me gusta tener una selección de discos que aleatoriamente cojo, de tal forma que es la música la que me elije a mí para esa sesión, a no ser que quiera hacer una meditación guiada para lo cual elijo una música determinada que sé despertará unos sentimientos acordes a la meditación. Si te gusta el incienso lo encendemos, su humo nos conecta con la parte espiritual y el aroma atrae las buenas energías, lo prendemos con la intención de purificar el ambiente y a nosotros mismos. La vela es el símbolo de luz. En diferentes culturas y religiones se dice que se ha encontrado la Iluminación. Con esa vela facilitamos nuestro despertar y nuestra iluminación al conectar con esa luz. Hemos de estar en una posición cómoda, si podéis hacer la posición de loto con las piernas cruzadas, mejor, para algunos puede resultar una posición incómoda o difícil de mantener, también podéis estar sentados con las manos encima de los muslos, lo importante es que la espalda esté siempre recta. El primer día nos pelearemos con nuestra propia identidad, con nuestra sombra. Puede que oigamos ruidos internos, interferencias, y no podamos tener ausencia de pensamiento. Comienza hoy mismo. Desde hace algo más de un año, compartimos unas meditaciones guiadas en esta página, en el Grupo MeditAcción.
https://susurrosdeluz.com/grupo-meditaccion/
José M. Escudero Director de la Revista IMO, fotógrafo e instructor de Reiki mente y cuerpo.