Esperando un ABRAZO
DESAM. FERRÁNDEZ, CASTELLÓN, 7 DE DICIEMBRE DE 2017
El día 6 de Diciembre recibí un regalito; ir a ver a Amma.
Un día más que mágico pues me encontré en una congregación de calma y amor.
Yo que soy abrazadora vocacional, tuve el privilegio de poder recibir un abrazo de Amma, una mujer india que recorre el mundo dando abrazos y plantando semillas por la paz. Es una mujer fuerte, poderosa, casi intimida, sin embargo cuando estas entre sus brazos sientes calidez y bondad.
El abrazo me supo a poco, ya que cuando me abrazan, me gusta quedarme en el calor de los brazos que me acogen, sintiendo esa emoción que emana de los cuerpos cuando se permiten compartir un acto tan especial como es “un abrazo”.
El abrazo de Amma fue rápido, ya que somos miles las personas que nos acercamos a este acontecimiento y todos esperamos este achuchón, sin embargo, la emoción que sientes es muy grande. A pesar de estar todo el día esperando turno allí, en el pabellón municipal Fuente de San Luis de Valencia, cuando ya se aproxima el momento y te pones en la cola, empiezas a temblar de emoción, conforme te acercas a ella las mariposas que han cobrado vida en la panza, se convierten en gaviotas que no paran de agitar sus alas, hasta que llegas al pecho de Amma y allí se para todo tu ser, para hacer solo una cosa: “sentir”.
Luego te quedas al lado de ella meditando y sintiendo la veneración de la gente que se aproxima a este bello ser. Desde el lugar privilegiado que escogí, veo las caras de emoción de las personitas que la abrazan, lagrimas resbalan por los rostros que se cobijan en el pecho de tan energética mujer, ojos que hablan sin necesidad de palabras, instantes mágicos, únicos e irrepetibles que se paladean hasta varios días después.
Los acompañantes de Amma, junto con los voluntarios, son trabajadores tan incombustibles como la propia Amma, serán que les enseñan una gran maestra; todos a pesar de la presión de tan ardua tarea, lo hacen con mucha diligencia y una sonrisa en su cara, la pasión por la labor que realizan se nota, haciendo un buen trabajo de comprensión hacia los que nos gustaría abrazar a Amma y no separarnos en minutos de ella, ja ja, aunque también sabemos que no hay tiempo para ello.
Algo extraño pasó en este acontecimiento, quizás es solo mi sensación, luego de pasar allí trece horas, no estaba cansada y no era consciente de todo el tiempo que allí había vivido, casi como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar.
Durante la permanencia en esta quedada gigante de abrazos, recibí más regalitos, amigos y conocidos me abrazaban y saludaban con alegría, todos compartiendo una condensación de amor, paz y gratitud.
También quiero mencionar el primer regalo en forma de taxi que recibí nada más llegar a la estación y es que quería ir en taxi al pabellón donde se encontraba Amma para llegar a tiempo a la meditación, pues deseo concedido, apareció un taxi justo cuando yo bajé del tren, en un lugar donde ni siquiera hay parada, ¿Magia? Ja ja.
Y el último regalo…después de recibir el abrazo vino mi pareja a buscarme, ya que había perdido el tren con el cual tenía que regresar, por recibir el “extraordinario abrazo”.
Mil gracias, Amma, por hacerlo posible y otras mil por las personas que la rodean, haciendo que un día de diciembre sea inolvidable.
Hermosa congregación donde la energía amorosa se podía cortar.
¡¡¡Qué bonito!!!