Hani y las celebraciones
Cuento escrito por Desam. Ferrández
Acabo mi semana laboral y me voy al monte a pasear y retomar la calma.
Esta vez no he quedado con Hani, aunque siempre que me dirijo hacia este bosquecito encantado espero encontrarla, igual la llamo, o… no sé, ya veré… no obstante si no consigo encontrarla meditaré en el sosiego del bosque, que para eso he dirigido mis pasos hacia este tranquilo lugar, Me encuentro un poco estresada con tanta fiesta y tanto evento jaja, incluso añadiría que tengo un poco saturada la mente y la panza.
Voy enredada en mis pensamientos, cuando me doy cuenta que he llegado a la zona donde siempre nos encontramos Hani y yo. La llamo gritando.
D: ¡Holaaaaa, Haniiiiiii! Mientras sigo caminando, lo intento de nuevo, pensando que si no me contesta, me voy a la zona del acantilado que tanto me gusta. ¡Haniiiiii!
H: Hola linda, ¿Qué te pasa? Me dice una vocecita a mi espalda.
D: Nada. ¿Lo dices porque te llamo?
H: No, lo digo porque vas con el ceño fruncido.
D: Ah, eso, solo es estrés.
H: Estrés ¿Qué es eso?
D: Pues el estrés es cuando estamos tensos porque una circunstancia no nos agrada, y a lo mejor se alarga durante más tiempo del que nos gustaría.
H: Entonces ¿Qué es eso que no te ha gustado? Deduzco que es de ahora, porque el otro día no me comentaste nada.
D: Pues es que la Navidad es muy linda y a mí me encantan las reuniones, sin embargo ha cambiado mi rutina y estoy un poco agobiada.
H: ¿Qué es la Navidad?
D: Es la celebración del nacimiento del Señor. En ella hacemos comilonas con familia y gente que hace tiempo que no habíamos visto, también te reencuentras con primos. Comes con estas personitas en diferentes ocasiones en un espacio de doce días mientras duran las fiestas, mantenemos largas charlas alrededor de mucha comida, abrazas, ríes y felicitas a un montón de gente. Me gusta la Navidad porque hay luces de colores engalanando las calles y escaparates, mucha gente por doquier y se respira armonía.
Aunque no a todo el mundo le gusta la Navidad, hay veces que las personas se reúnen solo por costumbre, entonces se obligan a ellos mismos a celebrar algo que no les apetece. Lo que me resulta muy curioso es que se reúnan para no disfrutar de los que tienen a su lado porque echan de menos a los que ya no están a su lado, jaja parece una contradicción.
Sin embargo la Navidad sirve como un buen momento para que los lazos se unan, quizás para olvidar alguna rencilla pasada, pasar página, amar a todos y a cada una de las personas que se han reunido alrededor de la mesa donde uno se encuentra.
Otra cosa que hacemos es comprar montones de regalos, los comercios se han encargado de hacer campañas incentivando un consumismo excesivo, en donde lo importante es el regalo y no la compañía, saturamos a los niños de regalos para que después no sepan con que jugar jaja.
Por otra parte no paras de recibir WhatsApps de felicitaciones, bolas, árboles y otros monigotes que te demuestran que se han acordado de ti y eso mola.
H: ¿Qué es eso de los árboles, las bolas y el WhatsApp?
D: Ah claro, se me había olvidado que tú no sabes de lo que te estoy hablando, te lo voy a explicar mejor, mira, le digo enseñándole el móvil, los WhatsApp son estos, mientras miramos las felicitaciones de Navidad juntas, para que lo comprenda mejor.
H: Pues molan las fotos de abetos.
D: Vosotros en el bosque ¿Qué celebráis, Navidad, cumpleaños…?
H: No sé de lo que hablas Desam.
D: Entonces, ¿No os felicitáis los cumpleaños? Pregunto con una gran exclamación.
H: Nosotros si encontramos a alguien en nuestro paseo, nos alegramos, lo saludamos y ya está, pero eso que dices de felicitarnos un día concreto no, si lo piensas bien, cualquier momento sería bueno para felicitar jajá.
D: Sí claro, quizás tengas razón, aunque nosotros lo festejamos todo, celebramos los cumpleaños, los santos, Navidad, Fin de año…y entonces hacemos una fiesta, invitamos a amigos, familia, aprovechando esas fechas para reunirnos comer o cenar juntos, entre risas y cháchara entretenida con personitas que a lo mejor el resto del año no vemos.
H: Eso es muy curioso, nosotros aquí cuando vamos de paseo, encontramos a amigos, como vosotros lo llamáis, y nos saludamos, volamos o caminamos un rato juntos, pero no nos reunimos a comer todos juntos, ja ja.
D: ¿Tú tienes amigos?
H: Claro, en el bosque todos somos amigos.
D: No me refiero a todos los que habitan en el bosque, sino más bien a si tienes amigos de tu edad o como tú, vaya, por ejemplo los humanos tenemos amigos humanos, todos tenemos dos patas y no llevamos alas.
H: Alaaaaa, ¿Entonces nosotras no somos amigas porque yo tengo alas y tú no?
D: Ufffff, yo sí que te considero mi amiga, pero es que nuestra amistad no es lo habitual, vaya, dime ¿Cuantos amigos humanos tienes a parte de mí?
H: Ummmm, déjame pensar….ja ja ninguno. Estoy de acuerdo contigo en que nuestra amistad no es de lo más corriente je je.
D: Ja ja, dime pues ¿Tienes muchos amigos con tus mismas características?
H: Sí, hay muchos amigos de mí misma forma en el bosque, solo que vivimos en grupos, hay comunidades que están muy lejos, a los cuales no los veo con frecuencia, nos pasa como a vosotros y hay amigos que están muy cerca y los veo casi todos los días.
D: ¿Me puedes presentar a algún amigo?
H: Claro, ven cógete que nos vamos a ver a Elfi.
Me cojo de la cintura de Hani y nos desplazamos hasta un gran árbol, Hani se pone a llamar al muchacho desde debajo de un árbol, aunque he de decir que lo hace sin gritar, casi diría que está murmurando. Supongo que tiene que estar ahí su amigo, aunque yo realmente solo veo hojas.
H: Elfi déjate ver
Yo percibo como un cuchicheo muy suave, tanto que no entiendo lo que dice.
H: ¡Vaaa! Elfi que Desam es de confianza, ¡Sal ya!
D: ¿Está escondido entre las ramas?
H: Sí, no lo puedes ver porque está camuflado y no se fía de los humanos, pero míralo está ahí encima.
Yo desde luego no veo. Mira insiste Hani, ahora ya se le ven los dos ojitos.
Elfi cohibido se asoma entre las hojas del árbol, dejando ver unos ojos grandes, oscuros y a la vez tímidos.
H: Va, baja, le insiste la pequeña, quiero que conozcas a Desam.
D: Sí, por favor, asómate, me encantaría conocerte Elfi, si quieres me retiro un poco para dejarte más espacio y no intimidarte.
El individuo baja de su refugio tímidamente batiendo sus alitas hasta que llega al suelo. Hani me presenta a Elfi como su amiga humana, hecho que me agrada enormemente.
E: Hola, hola, contesta vergonzoso.
H: ¡Podíamos jugar los tres!, dice la pequeña entusiasmada.
D: ¿A qué podemos jugar los tres?
H: Podríamos tumbarnos y ver dibujos en las nubes, eso es muy divertido, y a mí se me da muy bien encontrar figuras.
H: Nos tumbamos los tres en la hierba y empezamos a ver figuras en las nubes, Elfi va perdiendo la timidez poco a poco, tanto que parece olvidar que yo soy diferente, y entre risas ve formas de lo más graciosas, es un joven muy despierto y enseguida capta figuras que yo soy incapaz de ver incluso hasta señalándomelas, estamos un buen rato así. Cuando me acuerdo, me presto atención, dándome cuenta de que ya se me ha aliviado todo el estrés, ja ja, y es que no hay nada como reír para calmar tensiones, y yo me he reído un montón cuando Hani, como en una meditación guiada, nos ha hecho creer que estábamos sobre las nubes, saltando, corriendo, sintiendo el tacto suave, como si de algodón se tratara en nuestros piececitos. ¡Que imaginación tiene esta pequeñaja!
Y así trascurre mi día festivo, disfrutando de grata compañía y unas risas, hasta que la noche empieza a aparecer y las nubes dejan de verse, señalando el momento de regresar a la civilización. Me despido de los dos y les deseo buen descanso, mientras me encamino a la ciudad.
Como disfruto con esta pequeña, aprendo y vivo aprendizaje que en la capi jamás podría.
Muchas gracias, Hani.
Muchas gracias bosque por toda la energía que emanáis.
Muchas gracias vida.