Hani y las nubes
Los cuentos de Hani están escritos por Desam. Ferrández
Hace días que Desam no ve a su querida amiga Hani, por lo que en su día libre decide ir al bosque y buscarla. Hani es una mezcla entre hada grande y niña pequeña, es esa amiga mágica que nadie más que Desam puede ver. Hani no deja huella por dónde pasa ya que casi nunca anda con sus pies, depende por donde esté va sobrevolando la tierra o volando muy alto, para eso utiliza sus alitas.
Desam va preparada con una mochila pequeña donde lleva agua y un poco de comida para pasar el día, estando con su amiga voladora no sabe ni lo que puede pasar ni dónde pueden acabar, todo es pura sorpresa y diversión. Hani es la amiga con la que te encanta estar y con las que disfrutas hasta el último minuto.
Desam se dirige hacia el bosque dónde vive Hani y enseguida empieza a llamarla telepáticamente, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, mientras se deleita entre el azul del cielo y los enormes árboles que parece le dan la bienvenida a un lugar de gigantes al que nada más entrar te sumergen en un túnel de bosque verde desde el cual, si miras hacia arriba, ya no ves el azul del cielo, en su lugar disfrutas de una hermosa gama de verde en sus mil tonalidades.
Desam insiste en el llamado y empieza a decir: Hani estoy entrando en el bosque dónde vives con tus amigos… de repente Desam se pone a reír sola…
¿De qué te ríes? Preguntó una voz suave y un poco chillona a la vez.
Buenos días, Hani, es que me he mojado y me ha hecho gracia porque no me lo esperaba.
¿Cómo que te has mojado?
Pues iba pensando dónde estarías tú, mirando hacia las copas de los árboles por si acaso estabas por ahí, cuando de repente un chorro de agua me ha venido por aquí al lado, me ha mojado, me ha sorprendido y he soltado una carcajada.
Sí, hay una tubería estropeada y sale un poco de agua. Ya te has dado una ducha matutina en el bosque, ¡que bueno!, y esta vez no ha sido un baño de arboleda sino de agua.
¿Cómo estás querida amiga?¿Cómo te trata el verano?
Con mucha tarea.
¿Cómo es eso?
Es una época donde hay mucha flor.
Ah claro, no recordaba que eres cuidadora de flores, ¡qué bonitoooo!
Así es, las cuidamos, atendemos y les llevamos lo que necesitan.
¿Qué necesita una flor?
Aparte de compañía, algún mimito y algún besito que les doy en las hojitas, a veces necesitan un poco de agua.
Con lo diminuta que eres ¿cómo les llevas agua?
No necesitan mucha agua, por eso están aquí, en el bosque, porque son de beber poquito.
¡Qué maravilla! En este momento, ¿cuántos cuidadores de flores sois?
La verdad es que no lo sé. Hay a veces que somos muchos y otras que somos pocos.
Pero si sois pocos no llegaréis a hacer vuestra labor.
Yo creo que el universo es sabio y que llegamos a quien lo necesita.
Buena apreciación, me gusta.
Qué bueno verte, ¿me das un abrazo?
¡Claro! Tú eres como las flores que necesitan mimitos y como a ellas, te voy a dar besitos en la mejilla.
Las dos amigas se entrelazan en un bello abrazo dónde no hacen falta palabras. Solo con la maravillosa energía de entrega y amor que se siente es suficiente para alimentar a todo un bosque.
¿Tienes pensado hacer algo? Pregunta Hani a su amiga.
Nada en concreto, traje la mochila con agua y comida y no necesito nada más. Hacemos lo que tú quieras, te puedo ayudar con las flores.
No hace falta, gracias, ya las tengo todas arregladas. He pasado a cuidarlas esta mañana.
¿Tan pronto?
Es que ahora el sol madruga. Como amanece temprano, el tiempo cunde y ya están todas las flores con sus cuidaditos hechos, les he dado besitos, caricias, regado y ya están todas bellas y hermosas para recibir el día.
¡Que bueno! pues hacemos lo que quieras, aunque hace mucho calor para caminar, en el bosque no se nota tanto ya que el verde da frescor .
Estos días de tanto calor se forman unas nubes muy hermosas, podemos descansar sobre ellas.
¿En serio? ¿Quieres decir subirnos a una nube y descansar sobre ella? Porque en otras ocasiones hemos subido a una nube pequeña que nos ha llevado de un sitio a otro.
Exacto, esta vez no la utilizaremos para volar sino que nos montaremos en una nube inmensa, hermosa, esponjosa y blandita para descansar sobre ella, jugar o lo que queramos.
¡Wow, me encanta la idea!
¡Pues vamos a ello!
Hani agarra de la manita a Desam y con un leve tironcillo ya están las dos volando, van subiendo por el cielo azul hacia esa nube que desde abajo se ve súper gordita y desde arriba todavía lo es más. Llegan a ella y se sientan. Hani empieza a saltar encima de la nube y Desam, aunque le da un poco de vértigo, le llega el rebote y también salta.
Bien, después de unos saltos y estirar las piernas vamos a tumbarnos que es a lo que hemos venido.
Se tumban sobre la nube y se quedan con la espalda sobre la esponjosa nube.
Desam toca la nube con las manitas, no quiere estrujarla porque piensa que le pueda hacer daño.
No te preocupes, no le vas a hacer daño.
Ja, ja, se me olvida que me lees el pensamiento, es que tengo ganas de estrujarla, pero es una nube viva que tiene emociones y le puede doler.
Es cierto que puede sentir dolor, que está viva y que también tiene emociones, pero eso no le duele. Es como cuando metes tu mano en tu pelo, o si yo meto la mano en tu pelo para acariciarte, no te duele, pues eso le pasa a la nube, que no le duele.
¡Me encanta! La textura es suave, muy esponjosa, se siente muy tierna.
Se quedan un rato tumbadas en silencio, solo sintiendo.
Hani ¿sabes que las nubes de la ciudad son diferentes? Últimamente los aviones dejan unas estelas anchas que luego se quedan en forma de nube suspendida en el cielo.
¡Qué raro! ¿Y luego llueve?
No, que va.
¿Para qué hace eso el avión?¿o por qué ahora son diferentes? En realidad con todas las tecnologías que tenéis los aviones tenían que contaminar menos.
Cierto. Hay muchas teorías sobre esas nubes y ahora que estoy encima de una todavía aprecio más la diferencia.
¡Cómo sois los humanos! Manipuláis la naturaleza, en fin, no quiero pensar mal.
¡Vamos a jugar, vamos a jugar!. Dice de repente Hani emocionada.
A jugar ¿a qué?¿A saltar cómo antes?
No, vamos a ir al extremo de la nube, hasta donde si damos un paso nos podemos caer.
Eso me da vértigo.
¿Por qué te da vértigo?
¿Por si me caigo?
Confía, estoy yo.
Pero es que yo peso más que tú, me puedo caer más de prisa.
Venga pues vamos a probarlo, a ver si te caes más rápido que yo.
No, no, no que me da vértigo.
Venga, Desam, si no lo sabes, ¿cómo sabes que te va a dar vértigo?
Es verdad, no lo sé, nunca lo he probado.
Claro, no sé de dónde sacas esas cosas de miedos.
Pues ahora que lo dices yo tampoco lo sé, si nunca he estado al borde de una nube, ¿cómo sé que tengo miedo? ¡Quiero probarlo!
Muy bien, así me gusta. Antes de que podamos decir si tenemos miedo o no, hay que probar las cosas y si luego nos da miedo, no se repiten.
¡Uala! Cuánto aprendo contigo, me encantas.
Vamos a hacer un gran esfuerzo para que el pensamiento que te genera que vas a tener vértigo no se realice, no tenga la fuerza de que te genere vértigo, bueno no sé si me entiendes.
Desam, avisa Hani, ya hemos llegado al borde de la nube, un paso más y nos caemos al vacío, nos tenemos que quedar aquí. Ahora mira para abajo.
¡Uala! Pero qué diminuto se ve el bosque, desde aquí no podríamos ver a tus amigos.
Yo sí que los veo porque emitimos una luz suave, no sé si es para que nosotros nos podamos encontrar en el bosque y no nos perdamos, el caso es que desde lejos se ve como emitimos una pequeña fluorescencia, los humanos no tenéis la misma luz.
¡Wow! Me encanta que nos podamos sentar en el borde ja, ja. ¿Sabes Hani? Hay fotos en Internet dónde la gente está en un peñasco con un precipicio altísimo y se sientan ahí para hacerse un selfie o para que alguien los fotografíe, son preciosas, con unas vistas magníficas. También hay otras fotos tomadas desde terrados, saltando al suelo o de un balcón a otro. Parece ser una moda eso de hacerse fotos al límite.
¡Qué barbaridad! Parece que los humanos se ponen en situaciones límite.
He leído que hay pensamientos invasivos, a lo mejor están bajo la influencia de estos pensamientos.
¿Qué es eso de los pensamientos invasivos?
Pues es un pensamiento repetitivo y constante que hace que te inventas una película y te genera miedo y angustia, con lo cual vives una vida estresante y frustrante.
En ese aspecto sois un poco raros los humanos, aunque la verdad es que no acabo de entender ese tipo de pensamiento, ponme un ejemplo.
Yo diría no tanto raros como complicados. Te pongo ejemplo del pensamiento: imaginate que piensas que te puedes tirar por la ventana, y que cada vez que ves una ventana piensas que te puedas arrojar por ella y a esto le sumas que no se lo cuentas a nadie y llevas varios años pensando en ello, al final vives una vida estresante y angustiante, porque conectas con el miedo de que puedas realizarlo algún día.
¿Y por qué no se lo cuentan a nadie?
Ya no sé tanto, supongo que tendrán miedo de que les juzguen o llamen locos.
Yo creo que, por lo que yo he leído, tenéis una desconexión con vuestro yo superior, esencia o alma, o algo así, vaya que no habéis conectado con vuestra hada interior.
Cuéntame, ¿te da vértigo estar aquí sentada viendo que abajo de tus pies solo está el aire?
La verdad es que no tengo vértigo, tengo cosquillas en la panza, eso sí.
¿Ves?, ahí voy, ¿de dónde has sacado que eso te genera vértigo?
¡Es brutal! Me encantas, amiga, porque contigo siempre aprendo mogollón. No sé de donde apareció el miedo a tener vértigo o a caerme. Dicen que hay un inconsciente colectivo dónde están todas las emociones, quizás haya salido de ahí.
Puede ser porque sino ¿de dónde sacas esas cosas?. Bueno, esta conversación se pone muy formal, vamos a jugar.
Vale, vamos a jugar.
Hani empieza a dar saltos al lado de Desam.
Me voy a caer y al final me vas a tener que coger.
Claro que te cogeré.
Me voy a tirar, dice Desam entre risas y sin decir más se tira de la nube.
Hani sin parar de reír se lanza tras su amiga y va volando a por ella y como hace siempre con esa forma delicada sujeta a Desam de la mano y la hace volar conduciéndola de nuevo hasta la nube, donde se vuelven a tumbar sobre la espalda sin parar de reír a carcajadas.
Muy bien, un miedo superado. Estás hecha una jabata.
¡Uala! La verdad es que está siendo un día muy interesante y a todo esto ¿estamos en la misma nube? Porque me he dejado la mochila en la nube.
Sí, estamos en la misma nube.
Como estoy contigo me he despreocupado.
Las dos amigas se quedaron hablando de sus cosas hasta que Desam tuvo hambre y bajaron a un riachuelo a sentarse en una piedra y comer. Hani llevaba unos frutos del bosque y acompañó a Desam en su comida y luego se dieron un chapuzón en el agua transparente del riachuelo.
Hani ¿hay algún amigo acuático en este momento por aquí?
Aquí ahora con nosotros no hay ninguno, pero sé dónde vive una muy cerca de aquí.
Hani cogió de la manita a Desam y con un leve tironcillo la hizo volar por encima del riachuelo hasta que llegaron a una especie de cascada y ahí Hani presentó a su amiga acuática, Xania
No la veo.
Xania me dice que extiendas tu mano que se va a posar en tu palma y dice que aunque no la veas la vas a sentir.
Sí, exclama con un grito de emoción, siento la humedad en mi palma aunque no la veo. Qué gracioso.
Prueba una cosa, Xania me dice que levantes la mano a ver si mirándola al trasluz puedes ver su silueta.
No, no la veo.
Entrecierra un poquito los ojos y mira como si fueras a mirar a lo lejos y entre medio tu mano.
¡Ahora sí que la veo! Grita de nuevo Desam.
Por favor, no chilles, nos vas a dejar sordas.
Perdonarme, subí el volumen por la alegría. Aunque no la veo con detalle, veo una forma encima de mi mano.
Me dice que extiendas la otra mano como la que tienes donde está ella y que estés atenta porque va a saltar de una mano a otra.
¡Uala! Exclama con los ojos como platos, he visto la silueta pasar de una mano a la otra y he sentido la humedad en la mano donde se ha depositado.
¿Sigues viéndola ahora?
Sí, si. Contesta entusiasmada. Tiene que ser muy bella aunque solo le veo la silueta.
Mi amiga se está riendo y dice que tú sí que eres bonita. ¿Cómo la ves?
Es regordeta como la panza de una gotita.
Así es. Me dice que tiene que irse a hacer cosas y que ha sido un placer conocerte y volverme a ver que hacía muchos días que no nos veíamos.
Adiós, gracias por permitirme verte.
Las dos amigas se despiden del bello ser acuático.
¡Qué belleza!, de verdad que si los humanos pudiéramos ver y sentir esto, todos estaríamos siempre emocionados de ver aquí y allá todas las cosas hermosas que no percibimos.
Ya, lo que pasa es, yo creo, que en la ciudad no conseguís verlo porque hay otra energía, en el bosque es diferente.
Sí, seguramente.
Mira a tu izquierda, ¿ves el pájaro que está en el suelo?
Sí.
Es un pájaro carpintero que está buscando gusanitos, igual tiene alguna cría en un árbol porque ahora es la época de alimentar a los bebes, incluso picotea el suelo haciendo agujeritos para buscar gusanitos. Y esto cualquier humano lo puede ver.
A mi ya me parece hermoso ver al pájaro carpintero con ese pico súper fuerte, tan fuerte, que puede agujerear la madera. Es más, pienso que su cabeza, o su cerebro, estará súper protegida para que no le duela.
Está preparado para ello.
Qué día más apasionante he pasado contigo. Me tengo que ir y me voy muy feliz por haberte vuelto a ver, ¿me acompañas a la salida?
Claro, te llevo.
Y con un leve tironcillo cogiéndola de la mano las dos empiezan a volar.
El último vuelo del día de hoy.
Las dos amigas vuelan y surcan los aires entre los árboles, Hani levanta a Desam hasta por encima de los árboles para que las puntitas de las hojitas le hagan cosquillas en la panza y así van las dos amigas riendo y disfrutando hasta la salida del bosque, donde se despiden con otro enorme abrazo de esos que remueven todas las células.
Adió, querida Hani, hasta la próxima.
Adiós, hasta que quieras volver.