La importancia de la escucha y el silencio de Alberto Álvarez Calero
Título: La importancia de la escucha y el silencio. Dos valores imprescindibles para vivir en una sociedad de ruidos.
Autor: Alberto Álvarez Calero
Nº de páginas: 184
Editorial: Amat Editorial
ISBN: 978 84 18114 28 1
Año de edición: 2020
Decir que “La importancia de la escucha y el silencio” nos ha dejado sin palabras puede sonar a chiste fácil pero es que realmente es así. La escucha y el silencio, dos valores imprescindibles para vivir en una sociedad de ruidos, reza el subtítulo del libro. ¡Cuánta razón!
Alberto Álvarez Calero da extraordinarios argumentos para que disfrutemos del silencio, practiquemos la escucha activa y mejoremos las relaciones con las demás personas y con nosotros mismos. Comienza el libro recordando el origen etimológico de la palabra «Escuchar», nos dice que procede del latín «auscultare» y significa «oír con delicadeza y atención». A partir de ahí nos invita a reflexionar sobre los aspectos de la escucha y nos recomienda que para ejercitar la escucha:
«Cada persona tendría que ser consciente de cualquier sonido que ocurra en los alrededores durante unos minutos, para darse cuenta que realmente solo escucha plenamente si hace un esfuerzo de concentración».
La clave es la concentración. En la actualidad se ha puesto de modo decir «mindfulness» pero realmente de lo que se ha de tratar es de vivir evitando distracciones para poder hacer cada cosa con el correcto estado de concentración pues, como dice Alberto, «En muchas ocasiones la mente no está despejada para recibir toda la información que el otro quiere transmitir, ni el tono emocional que lo acompaña».
Me quiero imaginar al herrero de la edad media haciendo espadas con el hierro fundido, el fuego al máximo, dando golpes al metal situado entre el martillo y el yelmo. De pronto se detiene para comprobar si le han llegado mensajes por el whatsapp. Quizás así hubiera habido menos guerras por falta de material. Fuera de bromas, la sociedad del bienestar actual tiene muchas cosas buenas pero también algunas malas, si las reconocemos podemos hacer una sociedad todavía mejor. El maestro y director de orquesta Álvarez Calero nos hace reflexionar:
«Se percibe en las nuevas generaciones una cada vez más preocupante dificultad por desarrollar el discurso oral. Estando inmersos los nuevos jóvenes (y los no tan jóvenes) en las propuestas audiovisuales tan atractivas que la sociedad contemporánea propone, les cuesta mucho mantener el silencio, la concentración».
Leer este libro debería ser obligatorio en todo centro de formación:
«Más que rogar atención los profesores, habría que reeducar a los estudiantes a saber escuchar en el sentido amplio de la palabra y durante los diferentes momentos del día».
Al silencio le dedica más de la mitad del libro. El silencio se ha convertido en un bien muy preciado por su escasez. Hay que redescubrirlo. No es lo mismo el silencio de la plenitud de los enamorados que el obstinado que surge de una discusión en la que la palabra ha fracasado. Y nuestro querido Maestro vuelve a insistir en la educación:
«Para aprender no solo hace falta recibir informaciones, sino también consolidarlas, interiorizarlas. Y para ello se necesita el silencio y la escucha. Oímos con los oídos, pero escuchamos, además, con los ojos y la mente».
A lo largo del libro nos da un listado con diferentes tipos de silencio y su pequeña descripción: el silencio epidérmico. el interior, el obstinado, el de la plenitud, el ético, el estético, el impuesto, el masivo, el compasivo, el cruel, el creativo, el ascético y místico, el litúrgico, el de los recién nacidos y el de los muertos o los silencios discursivos, los estructurales, los epistemológicos y psicológicos y los normativos. Seguro que si meditamos estás categorias, en silencio, se podrían añadir algunos tipos de silencios más como el de la censura o, como el título de la película de 1984 dirigida por Roland Joffé «Los gritos del silencio»… que quizás sean aquellos gritos que se escuchan por callar atrocidades de las que somos testigos a lo largo de la historia.
«El silencio se relaciona con la calma pero no siempre es así. La «no» respuesta materializada en el silencio puede tener su transcendencia e incluso su repercusión posterior». «El silencio no tiene por qué ser la ausencia de sonido. Tampoco tiene por qué ser una renuncia, sino una pausa, una reflexión, una elocuencia. Y es que hay silencios que en ocasiones se gritan, censuran, claman o hieren más que las palabras. El lenguaje verbal no es solo palabra, sino palabra y silencio».
Como decía Mozart y nos recuerda Alberto Álvarez, «La música no está en las notas, sino en el silencio entre ellas». La vida es aquello que se dice, se piensa, se escribe y también es lo que se calla, lo que se silencia, lo que se oculta. Recordando una frase que escuché en una conferencia hace tiempo… es fácil portarse bien cuando nos ve pero, ¿y cuándo nadie nos ve? Hay cosas que hay que mantener en secreto, otro tipo de silencio. La honestidad y el honor también están relacionas con los silencios… vivir sin tener que esconder secretos por los que nadie tenga que cerrarte la boca.
«La palabra no puede prescindir del silencio, porque este se entrelaza en la enunciación de la palabra. Pero el silencio si puede abstenerse de la palabra».
Enhorabuena Alberto, nos ha encantado tu libro tanto que lo transcribiríamos completo. Creemos que es de obligatoria lectura y lo diremos en todos los espacios en los que tengamos posibilidad. Y los ejercicios que propones al final del libro son aptos para escuelas, colegios institutos, familias, universidades, empresas… pues todos tenemos algo que recordar o aprender en torno al silencio y la escucha.
Gracias por compartir tantos conocimientos que seguro harán reflexionar, en silencio, a nuestros lectores.
Reseña realizada por Jose Mª Escudero Ramos
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