La no terapia
Quizás sea porque tenga que ser así, o porque las casualidades existen, quizás sea que todo es causal o que yo elijo mi presente en torno a las posibilidades, todas realidades, que hay en el multiverso…sea como sea, ayer tuve otra de esas sorprendentes conversaciones con otro ser de luz, lo que ocurre es que jamás en mi vida hubiese apostado porque con esa persona hubiese tenido semejante charla. Toma, Jose, doble ración de humildad y prejuicio. Toma ya. Es una vecina, es mayor pero no tanto, me saca solo 17 años, insisto, no es tanto, además el tiempo no existe, es todo tan relativo como cuando éramos pequeños y veíamos a los chicos de cursos superiores, nos parecían…¿cómo decirlo? Tan mayores…pero ahora no son más que compañeros de viaje. Pues mi vecina y yo estuvimos hablando de los tópicos espirituales, del daño que hacen repetir las frases que se ponen de moda como si fuesen recién descubiertas, esos mantras, la nueva panacea…Todo pasa por algo, “el amor, deja que fluya”…es maravilloso, una vecina educada, de buena familia y con cierto saber, tanto que construimos una frase preciosa durante la conversación. ¿cómo era? “Es bueno llegar a la mitad de tu vida con algo de saber, para llegar al final de tus días con algo de sabiduría.”
Seguimos hablando, como los que no quieren la cosa, escuchándonos, sin el ánimo de sorprender, convencer o mostrarse superior, fue como si saliesen las palabras justas en los momentos precisos. Y todo comenzó por hablar de María, mi hija, un ser tan especial como lo son su hermano, su hija y su nieta… Y sí, yo reafirmo, en bajito para que no me oiga, que todo pasa por algo, por eso ayer el universo confabulo para que estuviese ayer a esa hora en ese lugar, yo sé porque lo digo.
Seguimos hablando de lo que ya escribí en otra entrada de este blog, el supermercado espiritual en el que vivimos…hace tiempo también escribí sobre la necesidad de crear teorías o tendencias, eso lo estropea todo, yo creo que ni Jesús, ni Buda, ni los grandes maestros de la historia, quisieron dejar un movimiento tras ellos, son los seguidores los que se empeñan en transcribir los pensamientos de sus maestros, normal, es admiración, querer continuar una obra llena de amor, otra vez amor. Aunque no queramos estamos espiritualmente inmersos en esos parámetros, amor, fluir, no apego…lo malo es cuando te aferras y quieres hacer un dogma, doctrina, teoría o terapia…Mi vecina y yo, ayer, acabamos hablando de la no terapia, como Krishnamurti hablaba de no seguir a ningún maestro. Nosotros somos nuestros propios maestros, cada una de las personas con la que nos cruzamos a lo largo del día son nuestros maestros, simplemente ha que vivir con la actitud correcta, vivir observando, sin dejarse llevar por las modas espirituales, por las palabras o frases de moda, porque de tanto repetirlas llegan a espantar…aunque también es verdad que a cada uno le llega su despertar cuando es su momento, no hagamos que uno que ha despertado ya se vuelva a dormir del sopor y pereza que produce popularizar la espiritualidad como una moda más. La pregunta del millón de hoy ¿yo que pretendo con todo esto? ¿Adoctrinar, pescar, aprender, compartir? Es una buena pregunta, otro tema para meditar, mientras me dejaré de Terapias me dedicaré a observar, a la escucha compasiva y el habla amorosa, los técnicos lo llaman Agoraterapia, pero yo creo que no es más que ser una buena persona, algo que se nos pasa de largo, nos olvidamos, sencillamente SER humanos.
Querido contador de historias
Hay una frase que esta muy de moda,que a mi particularmente me parece horrible: Es lo que hay
Le encuentro hasta un toque de resignacion