Larga vida al amor
Jose Mª Escudero Ramaos, Madrid, 19 de mayo de 2020
Cuando por fin se pudo volver a la normalidad, todo era igual que antes, los únicos que habíamos cambiado éramos nosotros, los ciudadanos.
El primer día que salimos a las calles sin máscaras todavía sentíamos el miedo que nos habían estado inoculando durante tantas semanas. La desconfianza se apoderó de las mentes de los seres humanos. Nadie sabía que hacer, ¿dar la mano, abrazarse?… hasta que una niña, con su característica inocencia , rompió el protocolo del miedo y se abalanzó sobre su abuelo nada más verle. Lágrimas brotaron de los ojos de todos los que habían contemplado tal espontanea escena. La inocencia de la infancia hace que los mayores pierdan el miedo a morir pues nuestro mejor legado es el morir habiendo vivido con todas sus consecuencias.
Y colorín colorado, ojalá el cuento se hubiese acabado.
Demasiados días de hipnosis, de programación, de miedos y de presiones. El chantaje emocional que se usa en determinados momentos determina el carácter de aquellos en quienes deberíamos confiar. Se puede perder la fe en los gobiernos, en las empresas pero no en la fuerza del amor. De hecho, tenemos la obligación de perder la confianza en todo estamento, mundial o nacional, que ha permitido de algún modo lo que hemos vivido, lo que se está viviendo. Si no perder la confianza, al menos deberíamos poner en duda toda creencia adquirida hasta ahora.
¿Tienes miedo a morir? No salgas a la calle, pero recuerda que la dama blanca o el señor de la guadaña te tiene dedicado un día y una hora, estás en su agenda y te va a ir a buscar estés donde estés.
¿Tienes miedo a vivir? Pues no mueras de miedo, sal a la calle y reprograma tus células para sentir, para ser coherente y para agradecer que hoy, justamente hoy, es un buen día para vivir.
Sí, pon en duda tus creencias.
Recuerdo un par de películas de James Bond en las que nos invitan a reflexionar sobre el poder de los medios de comunicación: “aquel que tenga en su poder los medios de comunicación, serán los que dominen el mundo” afirmaba el malo de la película… pero ya sabemos que no vale la pena hacer caso a ese mensaje descarado en una saga de ridículas películas de espías. ¿Y si se nos quiere dominar con las cajas tontas? NOOOOO, ¿Quieres pruebas? Hace años leí un libro de Daniel Estulin en el que mencionaba la curiosa atracción de los bancos por regalar televisiones a aquellos clientes que ingresaran una cantidad de dinero, Estulin decía que así se les aborregaba todavía más a los “queridos clientes”. UMMMM,. Nos han tenido encerrados viendo canales de noticias, series, películas, o vídeos que llegan en cualquier formato ya sea por televisiones inteligentes o por redes sociales, por gadgets electrónicos… hasta que hemos perdido la noción de la realidad… telerealidad, subrealidad… formando un duplicado más extremista de cada uno de los habitantes de este país llamado España, que es el que conozco, aunque creo que el caso se repite en otros muchos países. Es como si una programación mundial “copiará y pegará” los mismos aciertos y los mismos errores en todo el planeta. Ummm, Noooo… ya estoy conspirando de nuevo… no, no puede ser que… no, va a ser culpa de los… no, no, del… casualidad, no puede ser que que existan tantas cosas en común…
También recuerdo una escena de Mary Poppins en la que los niños exigen dos peniques a los dueños del banco y casi quiebra, ¡cómo nos muestran e hipnotizan con su realidad! No puede ser, en una película de niños, noooo… pensar eso es de paranoicos… noooo… ¿O sí?
Que no se culpe al prójimo de algo que no ha pasado, que no se genere odio por no seguir la doctrina del shock, nadie es mejor que nadie. Si uno sale sin la, todavía no obligatoria, mascarilla, este no es el culpable de la muerte ni del contagio de ningún ciudadano. Protejamos nuestro cuerpo, protejamos nuestra mente, así protegeremos al prójimo. Yo me protejo, yo te protejo… de lavados de cerebro.
Hay tantas dudas como mentiras, tantas cuestiones como realidades pero ¿Cuántas verdades hay? Si tu punto de vista muestra una realidad y el mio otra ¿cuál es verdad? Duda, dudemos, de todo lo que veamos, leamos o nos cuenten.
Ahora es el momento de crear una realidad más normal porque hasta ahora parece que solo hemos estado viviendo en burbujas que nos han estado estallando en la cara durante décadas.
Ha llegado el momento de mover ficha en la partida de ajedrez que empezamos a jugar meses atrás, fichas blancas contra fichas negras… ahora es el momento de, en lugar de continuar “la agenda” con una lucha infernal, mostrar a los seres de la oscuridad que les han mantenido engañados todo este tiempo, que en verdad son luz, no oscuridad, que no hace falta que sigan el engaño de aquellos que les han estado mintiendo durante años… se pueden convertir en luz y unirse a las filas de aquellos que, sabiendo que somos luz, defendemos la libertad de vivir aunque para eso se tenga que morir, ¿a qué otra cosa hemos venido a esta tierra?
Es hora de reconocer y empoderar a nuestro lado más humano, aquel que ama sin miedo, el que ofrece la mano para ayudar a que otros se levanten. Es hora de despertar a ese ser caballeresco que todos llevamos dentro, ese ser capaz de vivir aventuras y de enfrentarse a la vida amando, siendo luz en la oscuridad, aunque conlleve riesgos… Es la vida, amiga, es la vida, amigo… seamos coherentes, seamos responsable y amorosamente inteligentes.
Vamos a hincar las rodillas en el suelo con humildad para ver desde la perspectiva de la infancia, esa que hace que regresemos a casa con los pantalones rotos por haber vivido mil y una aventuras sin miedo a un mañana que no nos importa en este momento… Vivamos el presente, vivamos.
Larga vida al Amor, en definitiva, es lo que va a cambiar el mundo, el amor, no el miedo… que no te quepa ninguna duda.
Sea cual sea tu decisión tienes nuestra bendición, hay una regla básica del universo: el libre albedrío, de esto si que no nos pueden hacer dudar.