Libro del mes; La sonrisa de los árboles de Elena García Alonso
Reseña escrita por Desam. Ferrández. Asunción, Paraguay, 30 de abril de 2019
Titulo: La sonrisa de los árboles; enseñanzas de nuestros árboles guerreros
Autora: Elena García Alonso
Editorial: Obelisco
ISBN: 978-84-9111-402-4
Nº de páginas: 196
Año de edición: 2018
Elena García me ha enganchado totalmente con su libro La sonrisa de los árboles, enseñanzas de nuestros árboles maestros. Me gusta mucho cuando habla de emociones, de árboles y de la naturaleza ya que conecto muy bien con este tipo de lectura.
Por suerte he leído ya varios libros en los que hablan de la forma de comunicarse con los árboles y la naturaleza y no pensaba que Elena me pudiera cautivar tan pronto, sin embargo, en su segunda página ha hecho que me emocione al relatar un suceso en el que muchos pinos fueron arrancados por un vendaval en una zona de Sabadell. Lo primero que uno piensa es que es un desastre, sin embargo nos explica que esto se debe a un acto de amor que realiza el árbol. Para ser más exactos es una gran ola de amor profundo por la vida, ya que para esa multitud de pinos fue la oportunidad de poder liberar toda la energía de la alegría que guardaban en ellos y así ofrecérsela a los humanos. Esto me ha llegado muy hondo, porque en Castellón sucedió algo similar. Un gran parque que llamamos “el pinar” tras un viento con una velocidad fuera de lo normal, arrancó muchos, muchos pinos, dejando un paisaje desolador, yo me puse muy triste cuando sucedió, sin embargo ahora que la autora nos explica el significado, es como ¡guauuu! Que equivocados estamos los humanos, que poco sabemos de la vida o, hablando en primera persona, que poco sé, ja, ja.
Lo que nunca pensé es que los árboles tuvieran dos estructuras, la forma física que está arraigada a la Tierra y no se puede mover y la sutil o energética la cual dispone de movilidad, o sea que ellos podrían irse en formato espíritu, por definirlo de alguna manera, para seguir evolucionando como nosotros, exactamente igual. Y es aquí cuando comprendo, de nuevo, que todos somos lo mismo, creados desde la misma “Fuente”.
Una cosa que me ha divertido mucho es que los árboles se van de vacaciones, evidentemente no la parte física pero si esa parte etérica. Hay árboles como el Roble o el Fresno que con los primeros fríos otoñales abandonan el lugar para dirigirse al lugar de recuperación y descanso… el símil con los humanos sería irse a un spa. Elena, con la capacidad de comunicación que tiene con los árboles, siente como se despiden de ella para retirarse a su período vacacional.
En la página 23 Elena me ha sorprendido muchísimo y me ha hecho llorar. Tenían que podar unos árboles y Elena fue a decirles que al día siguiente iban a ser podados, entonces ella sintió que le daban las gracias por avisarles de que iban a talar su estructura física, porque de esta manera ellos podrían marchar libres a donde quisieran y poder seguir evolucionando, sintiéndose felices. Yo hice lo mismo durante años en la villa de mi madre, como era yo la que me encargaba de la poda de los árboles, les avisaba, porque yo sabía que ellos me entendían y porque además siempre he pensado que podía haber otros seres, hadas o similares y entonces me dirigía al árbol que iba podar, le pedía permiso y avisaba a esos seres invisibles para que se mudarán a otro árbol. Leer esta actuación me ha hecho recordarlo, emocionándome mucho.
En un contacto que tuvo Elena con un pino, este le enseñó que todos los árboles están conectados por un haz de luz invisible a nuestros ojos con el cielo y, evidentemente, a la tierra. Es su conexión, al igual que la nuestra, con las fuerzas del cielo y la tierra para así nutrirnos de esta energía. Somos como nuestros hermanos los árboles.
Cada una de las experiencias personales que nos relata Elena de sus talleres tienen su punto de sorpresa porque todas son diferentes, son conversaciones o comunicaciones entre los que asisten a sus talleres y los árboles, pero sobre todo cuando hablan los árboles no te puedes quedar indiferente, la forma de expresarse que tienen es maravillosa, ellos, los árboles, esos gigantes sin pies, nos recuerdan que en esencia somos amor aunque nos hayamos alejado de nuestro propósito. Esto despierta el interés de asistir a uno de sus talleres para poder charlar con los “Maestros verdes”. Elena reconoce que mucha gente habla con los árboles pero poca los escucha.
La sonrisa de los árboles continúa con las enseñanzas de los “doce árboles maestros”.
He aprendido muchas cosas con este libro y, por fortuna, estoy viviendo en un espacio súper verde, Asunción tiene árboles y árboles, uno al lado del otro. Al leer este libro me ha recordado los baños de bosque, aquí el baño de bosque es en la misma calle, no hace falta ni entrar en una plaza porque hay infinidad de árboles en todas partes.
Muchas veces miro hacia arriba y les agradezco que estén, agradezco poder verlos, olerlos y sobretodo sentirlos porque desde su majestuosidad la humildad que tienen es brutal.
Ya conocía alguna propiedad de algún árbol, por ejemplo del pino, pero la forma en que la narradora nos describe sus cualidades es novedosa para mí, ya que cuando hace referencia a el pino nos dice que es el maestro de la luz interior, que nos ayuda a liberarnos de energías pesadas, tristeza y pesimismo e incita al perdón, no dice solamente el pino sirve para el resfrío, si no que es algo más hermoso, más sutil y más increíble. Otro ejemplo, nos aconseja que cuando estemos abatidos, sin energía, sin respuesta, nos dejemos abrazar por la energía de la encina, si así lo haces es como entregarse al amor incondicional que la encina siente por la vida aquí en la tierra, cosas similares nos cuenta de los doce maestros… Debajo de un avellano se respira el amor de la tierra por el cielo y por los demás, eso es muy hermoso: amor entre la tierra, el cielo y los seres vivos. El chopo nos recuerda que somos hijos de las Estrellas del padre cielo.
También cuenta alguna leyenda por ejemplo el amor entre el Roble y el Tilo.
Filemón fue convertido por Zeus en Roble y Baucis en Tilo y desde entonces el amor y el valor divino quedó entrelazado. El Roble y el Tilo son el símbolo de la fortaleza y honestidad en el amor y en la vida.
Yo no paro de emocionarme cada vez que el árbol se expresa y tengo ganas de conectar con Elena para cuando regrese a España hacer algún taller con ella, estando en su masía y rodeada de las bendiciones en formato verde y abuelo árbol.
Al final la autora nos dice: Cada persona es una experiencia vital única.
Como despedida…
“La presencia de los árboles es la sombra que nos recuerda la Luz que tenemos en nuestro interior”
Elena García muchas gracias por plasmar en un libro tus vivencias y las de los árboles que te rodean con tanto amor y delicadeza, decir que me ha encantado es poco, estoy deseando conoceros a todos.
Abrazos arbóreos.
Gracias
Me ha encantado leerlo . Lectura clara que llega con facilidad , esto amplía mucho mas el conocimiento que tenia sobre los árboles . Muchas gracias por hacérmelo llegar . Voy a compartirlo. Es una enseñanza muy buena . Un gran abrazo!!!
Me encantan los árboles, me encanta abrazarlos, me impresionan, los admiro. Me gusta sentir su energía. ¿Quizás sea esa la forma de escucharlos? No sabía de su sonrisa… Me parece precioso. Estaré más atenta para sentir su sonrisa también.
Muchas gracias por comentar este libro y tus experiencias con los árboles. Me encantaría que escribieses alguna experiencia más con ellos. Gracias!