Más que música
Ramón y yo hablamos mucho sobre la música y sobre la vida. Ramón es de esas personas de hermosas rutinas, es de esos amigos que llegan a tu vida para enriquecerte. Son los que dan y te ofrecen la mano, los que hacen que salga lo mejor de uno mismo. Hablamos de todos los temas que se nos ocurren, él ama la música y vive por ello. Tiene la suerte de no tener que vivir de ello, por eso todo lo que hace es regido por el corazón, se deja llevar y organiza cosas tan mágicas como el Foro de la Asociación Más que música en El espinar en Segovia, lleva ya catorce ediciones.
Después de un fin de semana de emociones y gratitud, Ramón me decía que él es menos de agradecer y más de dejar que hable el silencio, pues hay sentimientos que asentar y dejar que hagan su efecto, que no es otro que el de sentirse mejor que hace dos días, evolucionar como ser humano. Estoy de acuerdo con él pero a mi me pasa una cosa, yo soy cronista, tengo que contar lo que siento porque así puedo ayudar/me a encontrar caminos, abrir mentes y sobretodo, también evolucionar como persona. Cuando no hay palabras, quedan las emociones; cuando la música se junta con las energías, la humildad y el misticismo, surge la magia. El silencio es parte de la música, si no habría caos, que es justo lo que hubo antes del orden, primero el Big bang, luego la hermosa armonía del orden, la música de las esferas…la perfección de saber que cada nota está en su lugar correcto en la composición de ésta hermosa sinfonía llamada VIDA.
Sólo puedo sentir gratitud por este fin de semana, gratitud por la música que une a personas tan diferentes bajo esa energía amorosa de entrega, sacrificio y compañerismo.
Recuerdo lo que he sentido en otras ocasiones, que la música no es sólo música, que es una energía que se transmite a través de la herramienta compuesta por la voz, cuerpo, alma, corazón; que transmite el poder de la palabra a través de las ondas sonoras, de las ondas vibratorias. Es todo tan hermoso cuando se llega a la comprensión absoluta, esa certeza que, según el maestro Josu Elberdin, no se grita, se susurra.
Josu es un gran compositor, le he conocido personalmente este fin de semana, he tenido la oportunidad de estar con él hablando sobre música, la vida y los místicos, conocía su obra, genial, su humildad le hace todavía más grande. Hubo momentos de la conversación que era como hablar con un espejo, esa sensación de que no hacia falta hablar para saber lo que quiere decir tu interlocutor, armonía y de nuevo los silencios, esos que forman una bella pieza musical.
También he tenido la oportunidad de aprender de Gina Miserachs, que pacientemente a aguantado mis pensamientos en voz alta…es que todo lo que hacia era también mística y contemplación, filosofía de la música, el zen de la vida, conexión, conciencia grupal, conocer el espacio a través del movimiento, la espalda recta, los chakras, la luz que entra por la coronilla…pero chica, ¡eso es REIKI!, jajaja. Me río, la miro y alucino. El todo está en todo…y el universo es magia y la magia la creamos nosotros con nuestros pensamientos, dejando que el universo te regale estos momentos. Solo hay que dejar fluir, aceptar, amar y agradecer. Gracias, gracias, gracias, con el ritmo de la música de las esferas…es todo tan hermoso.
Este fin de semana me he emocionado hasta la lágrima, y es que he de reconocer que soy de lágrima fácil, sobre todo cuando las emociones se mezclan con las señales. El pasado jueves tuve una conversación ”transcedental” con mi madre. Hablamos de mi padre, falleció ya hace muchos años pero su esencia sigue con nosotros, era de Donosti, igual que Josu; una de sus canciones favoritas era Arriverdeci Roma, este fin de semana cantamos una espectacular versión de Josu; que me emocionó, así como Kantauri, Cantábrico, obra que hubiese encantado a mi padre, le hubiese hecho llorar al igual que a mi, cuando Gina y Ramón cantaban mientras que Josu nos deleitaba con esa maravilla…momentos mágicos de la vida y de la muerte, y es que en esos momentos Mi corazón se muere de vivir…jajaja, misticismo musical, otra genialidad del bueno de Josu, basada en un poema del místico indio Sant Kabir, otro regalo del fin de semana, conocer a un personaje como Kabir, ya hablaré de él en otro post, vale la pena conocerle.
A riesgo de parecer pesado siento que tengo que contar un par de cosillas más.
El domingo me desperté temprano para hacer mi meditación y pasear un poco por el pueblo de El Encinar. A mi regresó al albergue, entro en el jardín y veo un árbol centenario, un tilo con un gran tronco, siento que me llama y le abrazo. Me separo, veo una cara en las formas de su tronco y le empiezo a hablar, le susurro gratitud. Me escucha y me sonríe, veo su sonrisa dibujada en su corteza. De pronto una compañera del coro, una joven señora mayor, me pregunta qué hacía. Le explico, abrazar y hablar con el árbol. Ella lo abraza y vamos a desayunar. Durante el desayuno más conversaciones bellas, profundas, sobre el dolor ajeno, la gratitud y la vida. Después de un rato, cuando salimos hacia la iglesia para cantar, escucho a otras señoras que han estado abrazando al tilo del jardín. Olé. Que alegría. Me sentí como en la película Cocoon. Me encanta.
Este fin de semana me he dejado mimar por el universo, la comida ha sido espectacular, hemos sido tratados tan bien por el equipo de cocina…tanta rica comida, tanta hermosura en el servicio, en la entrega, era como una danza de homenaje a la comida, era como si se sirviese bendecida, como el alimento proporcionado por los dioses…señal de que se hacen bien las cosas, desde el corazón, se nota la mano de Ramón.
¿Por qué se siente uno así estos días de encuentro musical? Quizás porque se desconecte de estímulos negativos, quizás porque esa armonía de la música de las esferas nos premia con instantes de lucidez.
Para terminar contar el gran momento que vivimos durante la nevada, hubo un instante de contemplación absoluta. Después de estar toda la mañana cantando obras de Kabir, la misa Juan Pablo II y filosofando con el compositor de esa obra; encontrando nuestro espacio musical como parte de una conciencia grupal con una bella joven, bella tanto por fuera como por dentro que es todavía más importante, al acabar la misa donde cantamos, salimos y estaba nevando, hubo un momento, un instante de contemplación absoluta, observando la perfección de la naturaleza en forma de estrella de nieve. Fue ese instante mágico que te hace vibrar, sientes la inmensidad del cosmos en la pequeñez de un microcosmos. Es todo tan perfecto y tan hermoso, es la conciencia de grupo, todo está en todo. Todos estamos conectados.
Yo reconozco que se me puede considerar un tipo raro, a veces me siento de otro planeta, lo bueno es que me rodeo de personas de otros planetas también. Personas que sacan lo mejor de mí, que me regalan experiencias inmensas donde aprender compartiendo, conversando y amando es parte de la rutina, es la forma de vida.
Gracias a todos y cada uno de los que me han acompañado este fin de semana, por hacerlo posible.
Gracias, Gracias, Gracias.
Que maravilla ha sido este fin de semana donde las notas mas intensas no eran siempre las musicales, donde estas con gente capaz de llevar las emociones al infinito y mucho mas…..
Que placer las charlas contigo, tantos bichos raros del universo juntos por una causa común jaja la musica.
Más que música, ha sido un placer compartir un trocito de vida…
Emocionante. Gracias por compartir.