Jose Mª Escudero Ramos

Me niego a jugar con las palabras

Jose María Escudero Ramos, Madrid, 4 de junio de 2020

Me niego a jugar con las palabras aunque a veces utilice algún juego de palabras para hacer un chiste, un sarcasmo, un trabalenguas o una descripción detallada de la irrealidad. ¿OH! Lo he vuelto a hacer… he vuelto a jugar con las palabras.

¿Vamos a una «nueva normalidad”?… No hay nueva normalidad, es imposible, la normalidad no puede ser nueva.

Está claro que cada uno vive la vida aferrándose a su situación y su posición en su mundo…

Yo vivo con lo justo desde hace tiempo, trabajo desde casa desde hace décadas, reparto comida entre los sin techo desde hace años… hay muchas cosas de las que hablar, pero para mí, una de las cosas para las que ha servido la plandemia es para que los invisibles se hagan visibles pues han sido los únicos que estaban en la calle, tampoco se podían mover muy lejos de sus casas de cartón, estaban semiconfinados en sus esquinas, portales, bajos o puertas de garaje que por unos días no tenían uso. Cuando empezó a salir la gente de nuevo a la calle, los que fueron visibles por unos días volvieron a ser invisibles porque los ausentes volvieron a aparecer, y sus casas de cartón eran eclipsadas por las piernecitas correteantes de gente que iba y venía a ningún lado porque lo único que querían era poder moverse por las calles de lo que hasta entonces era una ciudad fantasma, ahora llena de zombies.

Vivir en la calle es como vivir en una cárcel, no se es tan libre en la calle, me dicen…sin embargo ellos no han pasado por la inmovilidad existencial que han pasado los confinados, será porque nunca han existido, no existen.

Mi vida en confinamiento está llena de dudas y de preguntas. Hay tantas incoherencias que es mejor callar, observar y esperar a emitir juicio alguno porque aparentemente nada es lo que parece.

Y que mejor momento que ahora para descubrir el poder que tienen estos juegos de palabras en la publicidad, las noticias, las promesas, la política y la propaganda…Vamos a leer entre líneas y por encima y por debajo de las palabras, así y todo, algo se nos escapará. El juego visual hace que incluso el mensaje oculto en la ausencia de palabras sea parte imprescindible del buen entendedor. Por cierto, a buen entendedor pocas palabras bastan y yo ya me estoy alargando demasiado y hay que volver a la rutina, esas que no cambian aunque se pretenda crear una nueva anormalidad.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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