cuento

Microrrelato: Cuasiveo

Cuasiveo, escrito por Jose Mª Escudero Ramos

Fotografía de Jose Mª Escudero Ramos

Traed todas las joyas que tengáis_ gritó emocionado el alquimista. He encontrado el secreto para que nuestros dioses se apacigüen con nosotros. Debemos ofrecerles todo lo que tengamos de valor: metales y piedras preciosas, minerales, ámbar…

Los vecinos fueron a las “Cajas de custodia” donde guardan sus tesoros y llevaron sus más preciadas pertenencias para hacer el último sacrificio.

Todo sea por vivir en esa paz tan ansiada. Paz tanto exterior como interior, dijo el alquimista.

Cuasiveo, el hombre más inocente y bondadoso que hay en la faz de la tierra, al ver la acción de sus vecinos habló en voz alta con la intensidad de aquel que quiere contar su secreto.

Cuando quiero apaciguar a los dioses, yo oro.

Al escuchar sus palabras los vecinos callaron. Se hizo un gran silencio seguido del ruido producido por los golpes de muchos objetos chocando a la vez contra el suelo, todas sus preciadas joyas, una tras otra, caían. Se arrodillaron y, rezando, lloraron de emoción.

Escuchad: El secreto de la transmutación sale del interior de un adulto con inocencia de niño.

No sé qué dice, chamán. Yo oro y transmuto la materia en espíritu y el odio en amor, sentenció Cuasiveo.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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