Nochebuena 2023
Jose María Escudero Ramos, 26 de diciembre de 2023
Este año no tenía muchas ganas de salir en Nochebuena a dar cenas, después de siete años haciéndolo se me antojaba poco. Además llevamos tres años dando desayunos una vez a la semana en la glorieta de Embajadores y por unos días pensé que si no organizaba nada para la noche del 24 tampoco se iba a parar el mundo… Pero el Universo es muy cuco y en cuanto te entran las dudas mueve esos mecanismos invisibles para hacer que uno reaccione.
Pilar, una buena amiga que colabora con frecuencia con Susurros de luz y en alguna ocasión ha salido a repartir cenas con nosotros, me envió un mensaje exactamente el 12 de diciembre, día en el que sin que Pilar lo recordase, es el aniversario de Susurros de luz, y me dijo que había organizado una rifa benéfica de uno de sus maravillosos «cuadros energéticos para el alma» cuyo beneficio sería para nosotros, compartida con otra asociación de Elche que reparte juguetes entre niños en días tan señalados como el 6 de enero.
Pilar hace la rifa en Reimpúlsate, un networking de la Cámara de Comercio de Elche. Entre los argumentos que ofrece a sus compañeros de Networking es que salimos a dar cenas la noche del 24, Nochebuena. (Os invito a ver este vídeo) Wow, escucho las señales que me envía el Universo y organizo salir a dar cenas, pero esta vez, no me preguntéis porqué, quiero ir solo, como cuando empecé a dar cenas en la Nochebuena, hace ahora ocho años, en 2015.
Pilar hace la donación el 20 de diciembre. En cuanto la recibimos compré en una tienda mayorista de Lavapies guantes, gorros, buff y pañuelos de papel, latas de piña, pan y atún en conserva y snacks de chocolate en el supermercado de barrio, que junto a los calcetines, calzoncillos y alguna camiseta que teníamos compradas con la donación de la Tienda Solidaria de Las Rozas y que teníamos reservadas para dar estos días, repartiría entre las personas que pasan la Nochebuena a la intemperie en las frías calles de Madrid. En total compré para atender a 25 personas.
Llegó la Nochebuena y tras preparar todo bien colocado en diferentes bolsas, voy en busca de destino. Todavía no tenía claro dónde empezar. De camino al metro decido salir por Moncloa. Me costó encontrar gente en la calle, pasaba por parques donde suele haber pero estaban los colchones y las cajas vacías.
Camino y camino hasta que diviso a los primeros amigos de la calle tras unas cajas de cartón. Charlamos un buen rato y continúo. Charlo con Ana, una mujer dura que vive en un bunker de cartón y plástico, le gusta leer diarios económicos y con ella se aprende mucho.
Sigo el camino, más personas en la calle.
Otro cartón entre unos andamios. Uno no quiere molestar así que paso y grito susurrando, voz alta callada, “llevo algo de ropa y algo de comer, ¿Quieres unos guantes?”. Del interior asoma una cabecita que me pregunta si los vendo. Sonrío y le digo que no, que los ha traído Papá Noel. Le doy una unidad de cada cosa que llevo.
Sigo marcha y me encuentro con Óscar. Tras contar su historia se pone a llorar porque lleva 10 meses en la calle y se está desgastando. Ha hablado con todas las ONG y Samur posibles y que sí, pero que hay lista de espera. Óscar no se merece estar en la calle ni un día. Me conmueve. No sé porqué hay personas que te hacen sentir algo especial y Óscar es una de ellas.
Ojalá tuviera esa varita mágica…
Lo mejor ha sido ver la cara que ponían nuestros amigos de la calle según iba sacando cosas de las bolsas. Y algo tan sencillo como un Huesito, eso siempre les hace sonreír.
Arrancarles una sonrisa, dejar un poco de magia en sus corazones. Hacerles sentir que importan, porque nos importan. Susurros de luz es una ong pequeña, hacemos lo que podemos. Tenemos muchas ideas y ganas pero nos faltan recursos… ojalá tuviera esa varita mágica… podríamos dar algo más que amor y compañía.
Todos agradecieron la generosa aportación de Pilar, a la que yo me uno, Rayito hasta le devolvió el gesto regalando a Pilar uno de sus dibujos, también es sanador como todo lo que se hace con amor. También me agradecieron que saliese a repartir cenas y ropa de abrigo esa noche tan especial… Esa noche que yo no quería salir y en la que el Universo se sirvió de Pilar para sacarme, una vez más, de mi zona de confort.
La Nochebuena no es una noche para dar cosas materiales, es una noche para interiorizar y agradecer, para sentir el propósito de vida y vivirlo con amor. No es una noche para dar sino para recibir, y yo he recibido tanto amor esa noche…
Ha sido otra noche mágica.
Mucha necesidad, mucho agradecimiento.
Tantas historias…
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Donde quedan esos derechos tan cacareados, «a una vivienda digna»….hacéis una labor impresionante pero de esto debiera hacerse cargo el gobierno q se lava las manos habitualmente y mira para su ombligo. Nadie debería pasar x estas situaciones esto empobrece nuestras almas y x supuesto engrandece las suyas.