Querida madre
Madrid, 2 de febrero de 2022
Querida Madre,
No estamos viviendo momentos fáciles. La dureza de la situación hace que, en más de una ocasión, nuestras piernas tiemblen, nuestros cuerpos se debiliten, tengamos la necesidad de clavar nuestras rodillas en el suelo y, con lágrimas en los ojos, mirar al cielo pidiendo clemencia…
¿Hasta cuándo hemos de vivir esto?
He aprendido de ti el valor de la resilencia, la resistencia que tenemos como seres humanos para superar todo desafío. Esto me lo has enseñado tú, con tu ejemplo de vida, día a día, mañana a mañana, noche a noche.
He tenido la enorme fortuna de acompañarte mientras cocinabas, ¡cómo me gustaba mojar el pan en lo pegado de la bechamel o lo que quedaba del tomate frito en la cazuela! Recuerdo las mañanas de los sábados copiando los números de la lotería, (porque en esa época no existían los gadgets electrónicos de ahora, que nos dicen a tiempo real toda noticia), boli en mano, papel sobre la mesa y una radio que nos unía en el calor de la cocina…
Recuerdo las noches frente a la televisión, en el salón… te recuerdo con un libro entre tus manos, mientras vivías esas aventuras que te alejaban por unos instantes de la monotonía de la vida cotidiana.
Hace poco comentábamos lo bien que lo pasábamos cantando las canciones de Peter Pan y otras que teníamos en discos. Los tres hermanos te seguíamos por toda la casa en busca del País de Nunca Jamás…
La vida nos sorprende a cada paso de página del calendario. ¿Cuántas cosas nos pueden pasar en una vida? ¡Cuántas experiencias vividas! ¡Y cuántas cosas nos quedan por pasar! ¿Cuántas hojas del calendario?
Hoy es un día duro porque físicamente no nos queremos juntar, por precaución, pero nuestras almas están unidas y no hay piel sobre huesos que pueda limitar nuestro contacto energético.
Hoy estoy contigo, más cerca que nunca, para recordar los hermosos momentos que hemos vivido y visualizar con optimismo que pronto volveremos a abrazarnos de nuevo. De momento te pido que cierres los ojos, pongas la mano derecha sobre el hombro izquierdo, la mano izquierda sobre el hombro derecho y sientas que nos damos un abrazo muy especial… date unos segundos… siente… sí, soy yo… nos estamos abrazando… El amor no tiene límites y menos el que siente un hijo hacia una madre como tú, aunque este amor no puede ser comparable al que una madre como tú siente hacia sus hijos. Por ello, gracias, madre, gracias.
Te quiero como no está escrito en ningún libro de la historia. Gracias por darme forma y personalidad a pesar de que eso te haya generado más de un disgusto.
Justo hoy hemos recordado que los mejores regalos no vienen en cajas, ni envueltos en bellos papeles de celofán, ni tienen lazo. Hoy mi mejor regalo eres tú. Feliz día de cumpleaños, querida Madre, deseo tengas un año feliz a pesar de toda adversidad.
Te quiero como no está escrito.
Feliz cumpleaños, querida Madre
Tu hijo Jose, el caballero solitario
¿Qué decir ante un escrito tan bello?
Felicidades por esa madre y por ese hijo.
¡Feliz cumpleaños!