María Escudero

Querido Fer, escrito por María Escudero

 

Madrid, 19 de marzo de 2020

Querido Fer

Me come por dentro este vacío, ese sentimiento que no sabes de dónde viene, que pensabas que ya se había ido, que no entiendes el porqué y no sabes cómo deshacerte de él.

He estado mucho tiempo enfadada contigo porque sentía que me habías abandonado, se me caía el mundo encima al ver que tenía que hacerlo todo sola, tenía mucho miedo, y estaba enfadada con el destino por arrebatarte de mi lado.

Todas las noches antes de acostarme miro por la ventana, me quedo un rato buscando esa estrella que prometiste que iluminaría nuestras noches, esa estrella que brillaría para que supiéramos desde aquí que sigues con nosotros.

Hoy hace un año ya, a veces no me puedo creer lo rápido que pasa el tiempo.

Cada instante mi mente se llena de millones de recuerdos, todas las cosas de mi alrededor me recuerdan a ti, a cada cosa que hago me vienen las imágenes de cuando lo hacíamos nosotros. Javi habla siempre maravillas de ti, cuando te menciona se le llenan de lágrimas esos ojos azules que tiene; a Juan le sigue costando muchísimo aceptarlo y Hugo no habla mucho del tema.

Todos los días sueño con el momento en el que tu madre nos llamó diciéndonos que habías tenido un accidente, el camino al hospital con los chicos, cuando corrimos del coche a la puerta y el momento en el que llegamos y nos dijeron que teníamos 5 minutos para verte y despedirnos de ti, por si acaso, antes de que pasaras a quirófano. Cuando te vi, mi corazón se paró, mi cabeza no podía parar de pensar en ti y mi alma se rompió. Cada palabra que te dije, cada ánimo, cada beso y cada mirada me salieron de dentro, no sé por qué pero tenía la necesidad de que te fueses sabiendo lo mucho que te quería y te quiero, porque había una posibilidad de que ya no te lo pudiese decir más. Recuerdo detalladamente el momento que nos marcó la vida a todos, ese instante en el que vimos a tu madre acercándose a nosotros, llorando desconsoladamente, cada zancada, cada uno de los pasos que daba hasta llegar a donde estábamos nosotros se nos clavaban en el corazón, cada lágrima que le caía por la cara, cada mirada que nos lanzaba… se me ponen los pelos de punta solo de recordarlo.

Llevábamos horas esperando a que salieses de la operación, todos estábamos muy nerviosos, entristecidos y angustiados. Tu madre llegó, se sentó a mi lado, me cogió la mano y entre sollozo y sollozo nos dijo a todos lo que habíamos estado temiendo escuchar. Los cuatro nos levantamos alterados, abrazamos a tu madre y rompimos en llanto uno tras otro.

Lo más duro fue el entierro, yo creo que ninguno de los cuatro habíamos asimilado lo que estaba pasando hasta ese momento. Tu madre nos pidió si podíamos decir unas palabras, como era de suponer dijimos que sí, tengo que añadir que dijimos cosas muy hermosas y emotivas, pero claro eso tú ya lo sabes, de ti no pueden decirse otras cosas. Las dos semanas de después ninguno tuvimos contacto con el mundo exterior, solo queríamos estar en la cama, llorando tu perdida y echándote de menos.

Un día me levanté y estuve pensando un buen rato en todo lo que estábamos viviendo. Llegué a la conclusión de que ya era hora de abrir los ojos, tú no hubieses querido que estuviéramos encerrados el resto de nuestras vidas, sé que a ti lo que más te gustaba era hacer cosas y vernos juntos y felices el grupo de los cinco que éramos desde que teníamos tres años hasta el día de tu partida. Así que escribí a los chicos y quedamos para tomar algo. Todos estábamos de acuerdo con que aunque no estuvieses físicamente con nosotros siempre íbamos a ser el grupo de los cinco, éramos una familia y siempre te vamos a tener presente en nuestro día a día.

Pasaron los meses y cada día estaba más unida a ellos, en general más unidos entre nosotros y más unidos a ti. Todos los días les preguntaba si te echaban de menos, a lo que ellos me contestaban… ”la respuesta es obvia”. Hemos puesto unos fundamentos básicos en el grupo: coherencia, flexibilidad, comunicación, generosidad, lealtad, agradecimiento, solidaridad y comprensión ¿recuerdas que siempre nos lo decías? Tus sagrados valores de la amistad, y ¡qué razón tenías!. La verdad es que Javi, Juan y Hugo se portan genial conmigo, y sé que todo es gracias a ti. ¿Recuerdas que al principio me llevaba mal con ellos? Lo pienso y has sido nuestro cemento para forjar sólidos cimientos. Ponen mucho en práctica el valor de la comprensión, hacen un esfuerzo por entender en todo momento lo que pienso, lo que siento y lo que opino, la verdad es que lo están haciendo súper bien, sobre todo por la dedicación que muestran hacia mi. Mi vida ha sido un poco caos desde que te has ido, nuestra amistad siempre había sido un pilar básico en mi vida, sólida y muy consistente, era muy especial, y ahora ellos siempre están ahí. Tendrías que haber visto la primera vez que me rompieron el corazón, se convirtieron los tres en papá oso.

A veces llego a casa y pienso en contarte lo que me ha pasado durante el día o en mandarte una foto y de repente me acuerdo de que no puedo, lo siento pero hay momentos en los que se me olvida que te has ido, todavía no lo tengo asumido, me cuesta mucho aceptarlo.

Has estado conmigo en momentos difíciles, me has dado fortaleza para seguir adelante, siempre tenías solución para todo y si no la tenías buscabas una, tratabas de sacar lo mejor de mí y de todo el mundo, te empeñaste en nunca verme caer, y si lo hacía me levantabas. Mi madre siempre me dice que tengo que pensar en que ya no estás a mi lado para secarme las lágrimas cuando lloro, o para levantarme cuando me caigo, pero yo sé que sí, de otra manera, pero estas conmigo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana.

Te vas a reír seguro, pero aún siento tus abrazos, aún escucho tu voz, aún te veo sonreír. Tengo tantas cosas que contarte que no sé por dónde empezar.  Se me hace muy complicado escribirte esto ya que antes solo tenía que abrir una puerta y te tenía ahí, últimamente estoy viviendo una época de muchos cambios a los que no me acostumbro todavía. Cambios que han surgido a raíz de tu partida. Lo que más raro se me hizo fue tener que dejar de pasar a buscarte a casa por las mañanas cuando iba de camino al instituto, ese fue el cambio radical, el primero de los muchos cambios de mi rutina en todos los sentidos.

¿Sabes?, fue raro experimentar ese sentimiento de encontrar a tu alma gemela, y no lo digo en el sentido romántico, ya lo sabes, lo digo en el sentido de encontrar a una persona tan idéntica a ti que se hace indispensable en tu vida.

Hace trece años tuvimos la suerte de conocernos, así, sin planearlo ni nada, y quién lo diría, la verdad, que por compartir una caja de rotuladores en infantil llegaríamos a esto. No sé si te acordarás muy bien del primer día que llegué. Era la típica niña pequeña que iba con dos coletas a ambos lados de la cabeza. Yo empecé a relacionarme con la gente como dos días más tarde, ya sabes lo vergonzosa que era, y no me preguntes el porqué pero fui directa a juntarme contigo, debía ser por que me llamaste la atención desde el primer día. En resumen, que desde ese día fuimos juntándonos hasta el punto de ser inseparables. Luego conociste a Javi, Hugo y Juan, y encajaste con ellos, como erais chicos os entendíais más, y al ver que hacías tan buenas migas con ellos yo también quería formar parte de vuestra pandilla. Poco a poco me fuiste metiendo en el grupo, sé que no les hacía mucha gracia y que no les caía muy bien, pero al final acabamos convirtiéndonos en una familia, y míranos ahora.

Hace unos meses hicieron un anuncio con nuestra canción, Te regalo de Carla Morrison, lloraba siempre que lo veía.

Me encantaría poder volver a ese día, haberte podido detener para que nada de esto hubiese pasado. Me siento tan culpable de no haberlo hecho, pienso que podría habernos ahorrado el sufrimiento a todos. Y sobre todo me arrepiento de cada pelea que hemos tenido, me arrepiento de no haber disfrutado de ti al completo todo el tiempo que te he tenido a mi lado.

Me ha llamado tu madre esta mañana para saber si me acordaba de qué día era hoy, creo que esa es la razón de esta carta. Me ha repetido varias veces lo mucho que me querías. Después de la hermosa y larga conversación que hemos tenido tu madre y yo, me ha quedado claro que tenía que dar un paso más y sacar valor para escribirte esto que llevaba tanto tiempo queriendo expresarte: todos mis sentimientos.

Por cierto, tus abuelos, tu padre y tu madre están bien, te echan mucho de menos, ya sabes, no es fácil para nadie.

Es tan difícil de entender todo lo que siento, tampoco espero que nadie me entienda, pero espero que antes de medianoche pueda entenderlo, hoy que es el día de tu aniversario.

Necesitaba despedirme y contarte algunas cosas, sé que mis palabras te van llegar. Lo sé.

Gracias por tu existir. Sigue brillando desde ahí arriba y nunca olvides que seguiré pensando en ti todos los días de mi vida.

Te he querido, te quiero, y te querré por siempre, mi pequeño pollito.

Magity Graffini

Este texto fue presentado por María Escudero Peña a un concurso de relatos. Es ficción. No cabe duda que muestra un sentimiento de duelo y pérdida de una manera muy sensible, como si lo hubiese sufrido, quizás no por la muerte de un amigo, pero ese sentimiento estuvo ahí, en su cabeza y su corazón y lo escribió tan bien que hemos querido compartirlo por si pudiese ayudar a alguno de nuestros lectores.

 

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

2 comentarios en «Querido Fer, escrito por María Escudero»

  • Me has emocionado Maria!! Y seguro q a Fer también!! Que afortunados habeis sido por compartir tanta vida!! Sigue escribiendo!!

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *