Somos Vacas
“Somos Vacas” me rumió a la cara un ser lleno de resentimiento. Al principio me sentí intranquilo. ¿A cuento de qué me escupen esa afirmación a la cara ahora que he adelgazado? ¿Por dónde van los tiros? Ella siguió verborreando cosas sin sentido y se marchó, dejando en mí, tras todo lo que me dijo, una frase que me hizo pensar.
¿SOMOS VACAS?
Somos vacas viendo pasar trenes, ¿sabéis la cara que ponen las vacas cuando están en el campo pastando y viendo pasar los trenes? La misma que cuando no pasan.
“Tienes cara de vaca viendo pasar trenes”, ésta frase la escuché a mis abuelos hace ya décadas y la recordé hace pocos meses en el Foro coral que mi amigo Ramón organiza en El espinar, gracias a que la dijo el maestro Josu Elberdin quien, en ese momento, me hizo volver en un flashback a la época de mi niñez, de la inocencia, de los anuncios de los limones del caribe, del “macho” tomando Soberano, ¡es cosa de hombres!, decía la publicidad… para resultar ahora que somos vacas.
Y me encanta la comparación porque bien podríamos pensar que estamos en Babia, pero estamos meditando, sumidos en la contemplación más asertiva. Somos vacas o al menos deberíamos serlo para sentir los cambios que han de producir los elementos externos en nosotros: ninguno. Meditamos, contemplamos, integramos.
Sí, somos vacas, unas serán sometidas al trabajo esclavo, otras al matadero mientras las más privilegiadas nos sentiremos libres y haremos como que meditamos mientras espantamos moscas con el rabo, ¡pose!, ¡apariencia!, porque si de verdad estuviésemos iluminados, ni siquiera sentiríamos a la mosca como molesta, la integraríamos como parte de un todo y dejaríamos de espantarla con el rabo.
¿Meditamos?, ¿contemplamos?, ¿integramos? ¿o somos realmente vacas?.
Genial!!!