Torbellino, pensamiento compartido por Desam.
Pensamiento compartido por Desam. Ferrández. Madrid, 11 de noviembre de 2022
Querida vida…
Hoy te escribo porque necesito liberar en formato de palabras un sentir que intenta ahogarme.
Intento estar muy “presente en cada acto”, digo intento porque no siempre lo consigo.
También intento “sacar aprendizaje” de los bloqueos y conflictos con los que me voy encontrando.
Ya sé que estas palabras están muy trilladas y gastadas, sin embargo no encuentro otras mejores con las que expresarme ya que hay a veces que la vida me sorprende con una de sus perlas.
Esas perlas de aprendizaje superior que ni siquiera te las ves llegar; un día de esos con mi vestido de calma y mi sonrisa de dentífrico llego a mi puesto de trabajo y ahí un remolino me mete en su bucle llevándome toda la tarde de lugar en lugar, de persona en persona con prisa, con vueltas, con estrés, con rapidez. Con la suciedad de esas cosas que se juntan en el vórtice del huracán y sin darme cuenta, sin saberlo gestionar porque todavía no sé tanto, «recuerdo que mi vestido de calma se quedó en la entrada», me arremete, sube, baja y zarandea todas las veces que él cree oportuno hasta que acaba mi turno, llego a casa y me suelta en el portal. Tambaleándome como puedo subo las escaleras y entonces me digo: venga va Desam, valiente, ahora gestiona esto.
Cómo no, yo sí que intento gestionarlo, pero no puedo ni en broma.
Lo que sí consigo hacer es revisar momento por momento, recordar y ponerme puntos de exclamación cada vez que lo podía haber hecho mejor.
Parece ser que yo también creo estar dentro de esas comillas y no sé si estoy aprendiendo, pero desde luego es otro día, otro punto de inflexión para volver a pedir más luz, más paciencia, más empatía, más amor, para que el vestido de la calma y el amor, ese traje hecho con cariño y años, no se destroce antes de llegar a saludar.
¿Cuántas veces he de pasar por días totalmente mejorables para hacerlo bien?
¿Alguien tiene la respuesta?
La respuesta que me he dado no me gusta, me gustaría otra más amable, aunque seguramente la respuesta dada por mi mente tenga razón.
Y aún así, después de tanto tiempo trabajando y meditando, quiero darte las gracias vida, por obsequiarme con perlas inesperadas y escucharme…
GRACIAS