Lecciones de humildad

Un dulce camino

Un nuevo fin de semana de iniciación me ha dejado lleno de consciencia y energía.

Volver a sentir que el universo es tan perfecto que sabe que grupos tienen que formarse y hace todo lo posible para que estemos las personas justas, ni una más, ni una menos, en el sitio adecuado, pues en esta ocasión he volado junto a un hada mágica, un hermoso ser de luz llamado Esther, quien ha montado un espacio mágico en Villanueva de la Cañada, Estu Centro, Estucentro ya el nombre invita a quedarse, cuando lo conoces, no desearás salir de allí. Un lugar que deja huella, como Esther.

Allí hemos pasado un día y medio  intenso, lleno de sensaciones.

Las reflexiones de este primer nivel son muchas, las que puedo hacer públicas son pocas, las los alumnos se merecen el respeto del secreto  profesional y  yo también.

No sé  cómo serán otros maestros, yo conozco a mi maestra María y me voy conociendo a mí, jajaja, cada día aprendo un poco más, y ambos somos mucho de contar cosas de nuestra propia experiencia, porque esa es la mejor maestría, la madre de la ciencia, a veces, dependiendo del grado de afinidad con los alumnos me imagino, o quizás por las necesidades, uno se muestra más humano, vulnerable. Ayer descubrí que eso precisamente, me hizo ganar la estima de algunos de los participantes.

Cada iniciación me aporta tanto, cada ser que pasa por mi vida deja ese grano de polen cual avispa en primavera en todas las flores de aquí o de allí, y me alimenta el espíritu.

Cada palabra que sale de cada participante es la que tiene que ser, es la que cada uno tiene que decir porque es la que el resto tiene que escuchar, como una zarzuela escrita por el universo, moviendo energías del corazón. Emocionando, transmitiendo sentimientos, sensaciones, pero sintiendo al fin y al cabo, que para eso, para eso hemos venido a pasar estas experiencias humanas en este plano físico tan cartesiano, para sentir y evolucionar. Para amar y perdonar. Para despertar la consciencia y crecer. Para ver con los ojos del corazón, aunque para eso tengamos que rasgarnos la máscara que nos protege, pero nos protege de qué, ¿de nosotros mismos?

La naturaleza, madre, es sabía, aunque se tenga que sufrir para alcanzar el perfecto equilibrio, siempre será el orden natural de las cosas y eso, eso mismo, no lo debemos alterar.

Doy gracias a todos por lo que aportáis a mi vida, a cada una de las personas que han hecho de estos dos días una experiencia angelical en la tierra, rodeados de luz y bellas emociones que no son más que el orden natural de la vida.

La vida es un camino de alegría en el que tomas algún que otro caramelo amargo, no un camino de amargura en el que se toma un dulce caramelo de vez en cuando. Bueno, al menos así es el camino de mi vida, siempre alegría, en busca de nuevas experiencias que me hagan crecer y enamorarme de la vida día a día, aunque el caramelo de hoy sea amargo.

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

Un comentario en «Un dulce camino»

  • Qué bonita experiencia. Y sí,todo en el momento justo y todos, donde debemos estar en cada momento.
    Me alegro mucho!!!
    Un abrazo.

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