Una de teatro
Esos locos fantasmas
El domingo estuve en el teatro con mi hija, viendo un musical infantil, Esos locos fantasmas. Me encanta el teatro, la interpretación vivida y sentida en directo. Los actores/actrices nos invitan a sentir en tanto ellos hagan suyos las emociones que han plasmado los autores en sus diferentes obras.
En un teatro abandonado se refugia una niña huérfana a la que perseguía la policía por robar una sandia. En ese teatro hay espíritus, son tres egrégores y una egrégora, esto es las energías de los personajes interpretados que cobran una especia de vida en forma espectral. Eso es lo que nos ocurre cuando generamos pensamientos, habitualmente de preocupación o miedo, creamos egrégores que se suelen quedar en nuestras casas, pudiendo robarnos nuestras energías para poder subsistir. Es una teoría ocultista. El caso es que me gustó oir esa teoría en el musical, es una forma de hablar de un pensamiento que parece da miedo transmitir, quizás porque al hacerlo podemos crear nuestros propios egrégores.
En la obra que ayer vi, había cuatro fantasmas, uno el drama, la comedia, la bella protagonista, era una mezcla melodrama romántica y para terminar la cuadrilla, el malo malísimo, generado por los malos que habían sido interpretados en los largos años de existencia del teatro. En Esos locos fantasmas se transmite la idea, muy teresiana, de que si el malo, el diablo, supiese amar, dejaría el diablo de ser malo. Pues he aquí que al malo, la niña, le enseña lo que es el amor, y deja de ser malo. Junto, los cinco, luchan contra los seres humanos que quieren derribar el teatro abandonado para hacer un Primart, ¿les suena el tema?, pues si derriban el teatro los egregores dejarían de existir.
Me encantó el musical. Me encanta el teatro. Además ayer tuve ganas de escribir una obra, ¿por qué no?, y de trabajar con las energías confundidas que puedan quedar en los teatros, ese ya no es su sitio y si les podemos ayudar a llegar a la luz con un poquito de amor, ¿por qué no hacerlo? Como decía Fidel delgado en el numero dos de la Revista IMO, la tontería no termina con la muerte, pues ayudemos a que cada ser encuentre su lugar con lo que a todos nos sobra, AMOR.
Una maravillosa mañana de domingo, ojalá que el teatro nos haga “sentir” y soñar muchos años más.