Una mañana fría de consciencia
Hoy volvía a casa caminando, era temprano y hacía mucho frío. He visto a un hombre pidiendo, tiritando, sentado en el frío suelo. Le he preguntado sí quería una taza de café, respondió afirmativamente y se lo he comprado junto a un croissant. He recordado las palabras que me decían de pequeño, mira a Dios en el prójimo, en los pobres, en las víctimas… entonces me he acercado a él con su desayuno, y en vez de ver a Dios me he visto a mí, me he entregado el desayuno a mí mismo. Ha sido un momento precioso de encuentro con mi ser interior, con la unicidad, con DIOS, pues todos, todos, somos eso, DIOS.
Le he sonreído tras ver que me regalaba una sonrisa temblorosa y gélida. Me he ido feliz pensando que he hecho algo muy bonito por mí.
Cuanta razon tienes Jose, no nos damos cuenta, sin embargo nos ayudamos a traves de los demas, quien sabe si hemos estado en otra vida en la misma situacion que ese hombre, en el suelo y titiritando, no me da pena, pero hay vidas muy duras, quizas se pusieron el liston muy alto.
Yo cuando veo situaciones limites, pienso… no he arriesgado mucho, ya que disfruto de una vida comoda.
Un saludo