Reo de muerte por Jose María Escudero Ramos
Desde que somos pequeños aprendemos a ser crueles. En el instituto diseccionando ranas o cortando las alas a las moscas para verlas por microscopios. Cazamos la mosca, la miramos, arrancamos un ala, luego la otra, mientras reímos diciendo «mira como da vueltas, ahora ya no puede volar» ¿Quién no ha sentido un revulsivo placer pisando una cucaracha? Cuando se pasea por cualquier vereda y uno ve un hormiguero ¿Quién no ha sentido la tentación de romper la fila de esas pequeñas trabajadoras hormigas arrastrando el pie por toda la hilera o tapar el hormiguero con un palito? Cuando nuestra pisada coincide con cualquier insecto ¿nos planteamos variar la pisada para
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