ALUMNO, APRENDER; DISCÍPULO, MAESTRO.
El pasado domingo estuve de reunión con unas maestras compañeras de la ASR, Asociación de servicio Reiki. Compartimos, meditamos, interiorizamos y como en toda buena conversación, salieron temas para la reflexión.
Se habló del alumno y de aprender. Del origen etimológico de las palabras…y como yo soy muy curioso pues en cuanto he tenido oportunidad me he venido al diccionario etimológico y he buscado el origen de unas palabras. ALUMNO, APRENDER; DISCÍPULO, MAESTRO.
ALUMNO: Del latín alumnus,, alimentado.
Hay una versión que dice que viene del prefijo A-Sin y Lumen, Luz, sería Sin Luz. La luz la adquiere del maestro que ilumina su conocimiento.
APRENDER: Viene del latín apprehendere, prefijo AD-Hacia; Prefijo Prae. Antes; y el verbo hendere, atrapas, agarrar. El estudiante cuando persigue el conocimiento.
DISCÍPULO: Del latí Discipulus y este de Discere (aprender). El que aprende o se deja enseñar.
MAESTRO: Que se destaca sobre los demás, viene del latín MAGISTER (El que está más experimentado en una actividad cualquiera y por eso dirige y ordena)
Pues yo no quiero ser etiquetado como Maestro, a mí me va más Sensei Cinturón Negro de Karate que al entrar al Dojo o antes de un combate, baja la cabeza como reverencia, como símbolo de humildad, reconociendo que puede aprender de cualquier rival, aunque sea de un cinturón de inferior categoría.
Yo puedo aprender, y aprendo, de cada alumno, discípulo o como lo quieras etiquetar, de cada amigo, enemigo o rival. ¿quién es el verdadero maestro? Yo soy discípulo, me dejo enseñar por la vida, por mis compañeros y por el universo.
Aprendo, adquiero luz y conocimiento cada día pero me queda mucho para ser el más experimentado, el que destaque sobre los demás.
Todos destacamos en algo, todos podemos saber más pero ¿qué hacemos con ese conocimiento si no lo compartimos? Morir de nuevo en la soledad de la caverna del ermitaño. Quizás acabe así algún día, cuando alcance el conocimiento absoluto y encuentre en la UNICIDAD la satisfacción de la propia coherencia. Sabiendo como sé que TODO somos lo mismo, en la no acción está la reacción. En evitar querer tener el control, la razón y el orden, pues en el caos está el propio orden, todos tenemos nuestras propias razones, nuestra propia razón, querer tener el control nos lleva al propio descontrol…¿cómo puedes poner límites al alma si todos somos TODO?
¿cómo me puedo llamar Maestro con todo lo que me queda por integrar? ¿Cuánto me falta para vivir en coherencia entre conocimientos, intuiciones, pensamientos, acciones?