Amor más grande
Hace dos días escribí:
Hoy tengo ganas de repetir hasta la saciedad la frase “Amor más grande” y me dan ganas de preguntar al mundo que es en lo primero que piensan, vaya, ya lo he movido por las redes sociales.
Dos días después: De momento las respuestas a la pregunta ¿Qué os dice la frase “Amor más grande”?¿Qué es lo primero que has pensado? me han dejado sorprendido, la mayoría son: Hijos o madre, padre, a los animales, mascotas…
Todas me han encantado y agradezco de corazón a corazones que os hayáis tomado el tiempo para leer mi post y responder, pero quiero destacar estas respuestas:
- La plenitud, la inmensidad del alma
- El Amor incondicional
- Lo que percibo de la Naturaleza
- El universo que somos y que, a la vez, nos acoge
- Dios, Ser Supremo, Energía Universa o Divina
- «!!!Uffffffffff!!!, yo he sido muy egoísta; he pensado en mí; creo sinceramente que si no me quiero primero a mí mismo estoy imposibilitado para querer a nadie más». Mi amor por el mundo, por la humanidad o por uno mismo…por el universo.
Insisto, me han encantado todas las respuestas pero estas últimas son más afines a mi pensamiento, de hecho, el siguiente texto lo escribí nada más poner la pregunta en las redes, el martes por la noche.
Amor más grande, no tiene porque tener solo un significado, es «algo más grande», jejeje, hice una pregunta trampa. Amor más grande podría ser lo que siento en determinados, cada vez más, momentos de mi vida, cuando me paso el tiempo dando Reiki o en las Quedadas de Abrazos Gratis, cuando comparto mi tiempo con las personas con las que estoy a gusto, cuando ayudo y cuando me dejo ayudar, que son muchas veces. Creo que es bueno reconocer que se necesita ayuda, tan bueno como amarse uno mismo. Ocurre que no nos dejamos ayudar, muchas veces nos sentimos mal cuando nos agradecen. Además, perdonar que me vaya por otros derroteros, no nos queremos, o quizás sea que no sabemos querernos y por eso somos tan reacios a recibir gratitud y a ¡dejarnos ayudar!. Recuerdo que mi ex me preguntaba si no me daba vergüenza que mis amigos me regalasen las zapatillas que ellos iban a tirar…a mí no me da vergüenza. Creo que es una ayuda mutua, ellos me dan lo que van a tirar, hacemos un planeta más sostenible, y ellos consiguen puntos para el carnet de “ángel”…que lo somos, sí. Bueno, diré que es como si se reencontrasen con su esencia de seres de luz. ¿Qué le voy a hacer si me gusta sacar lo mejor de los demás? fomentar el lado más positivo de la vida, de sus vidas, de nuestras vidas, al fin y al cabo a mi no me gusta comprar y a ellos ya les dio su servicio. Me dejo ayudar, me dejo mimar y muy a gusto.
Amor más grande podría ser el amor que tiene una madre por sus hijos, pero ¿y si una madre no sabe quererse? Cada día me doy más cuenta de que nuestros ancestros han programado la mente de nuestros progenitores de diversas formas limitantes y menospreciantes. Una conocida de Ecuador me comentaba, cuando se enteró de que me divorcié, que su hermana, allá en Ecuador, era maltratada por su marido. Un día, harta de ser golpeada, abandonó su casa y volvió a casa de su madre. Su madre la recibió con una bofetada y la regresó con su marido. La madre estaba programada en el papel de sumisa esposa esclava. “Te casas para toda la vida y no puedes abandonar a tu marido”. La mujer a lo largo de la historia ha vivido condicionada y menospreciada, y sigue así en muchos países, por el miedo que tenemos los hombres a que recobren toda su fuerza y potencial. Esa es una programación muy difícil de quitar, pero se puede y debemos de poner todo de nuestra parte para que así sea.
También tenemos la obligación de hacer grandes esfuerzos por no programar la mente de los hijos. Es tan difícil, pues ya por el hecho de no querer programar ya estás programando. Debemos vivir en la continua desprogramación. Cada generación ha pasado por circunstancias difíciles, una guerra, postguerra, crisis, guerra fría, crisis, guerra, crisis, guerra, crisis-guerra…y así. Vivimos siendo acechados por el miedo; por las programaciones sociales, dependiendo de donde estés, una misma cosa será buena o mala, un tipo de persona será amado u odiado…es muy fuerte. ¿No podemos ser neutros? ¿Tenemos que tomar partido por algo? ¿Y si no me gusta ninguna de las alternativas? Nos tenemos que posicionar izquierda o derecha, de un equipo u otro, amas u odias… Todo ello hace que nos programen a la vez que programamos. Odias o amas… Y si has hecho algo considerado como malo en tu pasado ¿eso programará a los demás contra ti el resto de tu vida? ¿Tenemos derecho a cambiar, a ver la luz? ¿Seremos odiados el resto de nuestras vidas?
Hay tantas cosas que desprogramar que empezaría por amarme a mi mismo. No es ego ni narcisismos. Es muy necesario pedirse perdón y amarse. Perdón porque crecemos ante el mantra «por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa» y mientras trabajamos el tema de la culpa, que da para muchos post, nos vamos perdonamos, hasta que descubramos que no hay nada que perdonarse y mucho de que enorgullecerse, tenemos muchos motivos para amar/nos.
Te recomiendo un ejercicio muy hermoso…ponte las manos en el corazón y déjate querer por ti mismo. Siente los latidos de tu corazón en tus manos a la vez que sientes como tus manos le dan calorcito en el corazón…repite esto dos o tres veces al día. Yo a veces me encuentro en el metro o cantando con el coro y cuando caigo en la cuenta tengo mis manos, una encima de la otra, a la altura del corazón.
Me amo mucho, así acepto que me amen a la vez que amamos sin límites ni condición, como un hábito, como una forma de vida.
Como ya he dicho en otras ocasiones Ámate más que a nada en el mundo para así poder amar a los demás más que a ti mismo. Así seremos parte del universo, de la naturaleza, seremos dioses creadores, seremos el prójimo, nuestros hermanos, padres, hijos… daremos el paso más allá del amor incondicional y llegaremos a la compasión budista, a la unicidad… Ese será el amor más grande. Pero por tu dios, !Ámate!