Editorial Septiembre 2025
Ruidos y silencios

Es notable el aumento de ruido en la sociedad. Somos muchos y muy ruidosos. Nos salimos con suma facilidad del eje que nos mantiene en equilibrio y eso también se nota en los decibelios que nos rodean. Me gusta vivir en paz y ésta se mantiene con ese silencio interior que nos permite escucharnos bien.
Es esencial silenciar el ruido interno y para ello es imprescindible silenciar el ruido externo. Apagar las noticias, las alarmas, los pronósticos y predicciones. Vivamos sin miedo a lo que nos pueda caer ahora. Dicen que el único miedo que tenían los galos era a que el cielo les cayera sobre la cabeza. ¿Quién no vive ahora con el miedo de que, no el cielo, una maceta, un dron, un misil nos pueda caer sobre nuestras cabezas?Indudablemente en la sociedad hay una preocupación incesante con tantísimo loco con posibilidad de tomar decisiones trascendentales.Yo estoy en alerta pero no por miedo a morir sino por observar y aprovechar la oportunidad de ayudar a alguien si fuese preciso. Como dice la historia del escorpión y la rana, es mi naturaleza.
Observo en silencio. Observo el silencio de las ciudades bombardeadas. El silencio tras el estruendo.
Es notable como nos acostumbramos a todo. A buscar culpables en lugar de hacernos responsables de lo que nos rodea.
Mostrar la mitad de la verdad se convierte en mentira cuando la cuentas a medias.
No perdemos la memoria, la manipulamos para salirnos con la nuestra.
Hay que dejarse de ruidos.
El silencio nos ayuda, por ejemplo, a encontrar víctimas tras los escombros. Por eso es bueno, tras los lloros y sollozos, gastar un tiempo en averiguar qué ha generado ese pesar y soltar el peso adecuado de las mochilas que diariamente cargamos para analizar cómo podemos optimizar nuestras emociones. Es fácil odiar al que crees distinto, cuesta más ver cuántas cosas tenemos en común.
No hace mucho escribí un poema en el que expresé mi sentir: si no nos toca parte de la tarta que se está repartiendo, la tarta que se está repartiendo somos nosotros.
Con los miedos que nos quieren inocular lo que consiguen es dividir y vencer. Se reparten el pastel.
A mí no me importa tanto conocer al culpable sino mi responsabilidad en todo lo que me acontece y cómo permito que eso me afecte.
Tener la actitud de querer salvar al prójimo no me parece mal. A priori daría mi vida por cualquier persona. Espero que el universo no me ponga a prueba y nada más quede en teorías, el llevar la teoría a la práctica es más laborioso. Ojalá todo quede en teorías. Pero daría mi vida por el prójimo.
Las palabras quedan escritas en el campo energético del universo: Yo quiero la paz, vivir en paz, amar en paz. Respetar la paz. Toda las culturas podemos vivir en armonía, ya se ha hecho antes.
Ahora es tiempo de guardar silencio y esperar el momento en que podamos demostrar que no era necesario asustar a la población con miedos infundados porque realmente la inmensa mayoría de la población lo que queremos es vivir en paz disfrutando de nuestro silencio interior.
Jose María Escudero Ramos, fundador y presidente de Susurros de luz
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Cuando uno se despoja del miedo, empieza la verdadera aventura del SER, ahí radica nuestra fuerza y grandeza. Somos gotas, conectando y vibrando hacia un océano de Paz, Amor y Gratitud.
Gracias José por tus reflexiones