Marta Casarramona

Conversando con… Marta Casarramona

Marta Casarramona es autora de «Vivir un duelo consciente» publicado por Amat Editorial. A finales del año pasado hicimos la reseña y lo recomendamos como libro del mes porque consideramos que es un libro esencial para acompañar un duelo, para que la superación sea más fácil y consciente.

Para quien no te conozca, ¿quién es Marta Casarramona?

Marta Casarramona es una mujer de 48 años que tiene una formación más en el área académica de la cienciopolítica pero que hace 20 años comenzó en el camino del yoga y la meditación espiritual, la meditación Heartfulness, y que ha ido haciendo de esto su hilo conductor para dedicarse completamente al mindfulness. Mi leitmotiv es crecer, aprender y convertirme en más amor, y cuidarnos y ayudarnos los unos a los demás en este camino de vida que nos ha tocado compartir. Soy madre de dos hijas, vivo en el campo y la vida me llevó a escribir este libro sin querer, en el año 2022.

La vida te llevó a escribir este libro… Desde que escribiste el libro hasta que se publicó. ¿Cuánto tiempo pasó?

Comencé a escribir a dos semanas de la perdida de mi pareja y la verdad es que salió todo así, a chorro. Lo que tenía claro es que lo quería dejar reposar porque sabía que habría cosas que los primeros meses se irían transformado, que hay paisajes del duelo y cosas distintas que habría que tener en cuenta. Nueve meses más tarde di con el borrador final y se publicó al año siguiente.

En fechas, estamos hablando de…

Mi pareja falleció en diciembre de 2021, y el libro es de septiembre de 2022. Se publicó en catalán en 2023, y en castellano en primavera de 2024.

Según dicen químicamente el cuerpo pasa el duelo en dos años, de ahí que antes se vestía de negro ese tiempo

Depende del tipo de duelo porque para un duelo significativo sí que es verdad que los dos primeros años son mucho más difíciles. Personalmente, yo le pondría unos meses más, pero sí que se da un cambio muy grande. Pero en relación a la perdida de un hijo, el duelo es bastante más largo, se habla de cuatro o cinco años. Es un tema muy personal.

Leí en el libro que la pena del duelo es el amor que no tiene a dónde ir. Me encantó. Cada persona y circunstancia es un mundo aparte.

Hay personas que llevan arrastrando el duelo 20 años.

¿Cuántos tipos de duelo hay?

No es lo mismo perder a un padre cuando ya es muy mayor y hemos tenido tiempo para adaptarnos, aunque conozco a muchas personas que tenían un vínculo muy íntimo con sus madres, con sus padres, y que también lo sufren muchísimo; cuando es una persona joven, que consideramos que no toca, es muy desgarrador…

Pasar el duelo por un suicidio, con esa carga de culpa por no haber visto las señales.

o cuando se muere tu mascota, o pasas un divorcio. Está el duelo por la perdida de un trabajo…

E incluso la pérdida de un miembro amputado. Hace poco hablé con una amiga, a su hermano le quitaron un riñón, le pregunté como estaba y me dijo que hasta que no pase el duelo, no se adaptará. Nunca pensé que también se pasa duelo por un órgano o un miembro amputado pero tiene sentido.

¿Cómo te ayudó a pasar el duelo escribir el libro?

De forma natural, en aquel entonces llevaba 17 años de práctica, ahora llevo 20. Todo esto surgió de forma espontanea porque estaba, por fortuna, integradísimo. Practicar meditación o mindfulness en tiempos de bonanza es una maravilla porque te ayuda a disfrutar más de la vida, pero cuando realmente llega la tempestad es cuando agradeces tener todo esto incorporado porque mi sensación interna era como <<¡Madre de Dios!, si yo que tengo todos estos recursos y han salido espontáneamente, me puedo cuidar la mente, el cuerpo, el alma y el corazón, y a pesar de esto es lo más difícil que he hecho en mi vida, ¿cómo lo hace una persona que no tenga estos recursos? ¿Cómo lo consiguen los demás?>> Porque realmente me parece dificilísimo.

Para mí, las herramientas surgieron de forma espontánea. Yo no tomé la decisión de escribir el libro. Empecé escribiendo cartas a mi compañero. Recuerdo que en vida siempre me pedía que escribiera más porque se leyó todos mis artículos y mis entradas, siempre me decía «tienes que escribir, tienes que escribir». Me levanté un buen día con una claridad meridiana pensando que esto tiene que ser un libro de recursos para personas que están sufriendo lo mismo. De aquí tiene que salir algo positivo para los demás, pensaba pero sin sentir que yo lo había decidido. No sé si me lo susurraron al oído. A veces le digo, pues ya está. ya lo has conseguido, aquí está. Simplemente me puse en acción.

El libro, las primeras semanas y meses, aparte de los momentos de mis hijas, de apreciación y todo, era el único momento en el que conseguía conectar con emociones positivas, de sentir un loto en medio del barro. Que esto tuviera una utilidad aunque fuera para otra persona. Y yo, en estas horas de escritura conseguía conectar con esto y todavía me pasa ahora, cuando me escribe alguien que no conozco, cuando viene alguien a la presentación que se ha leído el libro y me dice «Marta, gracias, no sabes lo que esto ha servido para mí», le da un significado a una parte del dolor y es una maravilla sentir que ha servido.

El poder sacar algo positivo de una experiencia negativa, en tu caso el duelo, reconforta. El libro de autoayuda realmente ayuda a quien lo escribe, pensando además que gracias al resultado, el libro, vas a poder ayudar a los demás, el servicio al prójimo. ¿Este servir al prójimo estaba incorporado en tu vida antes de este proceso?

Sí, yo soy facilitadora de la meditación Heartfulness, es una organización al servicio de facilitación totalmente altruista que ofrecemos a personas que lo necesitan. Yo entiendo la vida como este servicio, esta ayuda que nos damos unos a los demás. Esta parte cuidadora forma parte de mi ADN siempre.

Y me imagino que tu pareja también era como tú, o al menos te apoyaba, por eso te susurró que escribieras…

Sí, me dio el empujoncito.

¿Cómo lo sientes a él ahora?

Lo siento con tantísimo amor y agradecimiento. Yo diría que el 99% de las ocasiones es con alegría. Esa nostalgia y esa tristeza aparecen en contadas ocasiones, ya ha hecho tres años, y cuando aparecen me las dejo sentir, súper consciente de que es parte del amor, las conecto con el amor. Hay una canción en catalán que tiene una frase muy bonita que dice «tú eres mi tristeza favorita». Para mí es así, es como ese recordatorio, yo creo que aunque hagamos el proceso bien y sanemos el duelo, yo estoy muy contenta del proceso que he hecho, creo que es como cuando cambia el tiempo y tienes esa cicatriz que tira un poquito, pero cuando tira es a la vez el recordatorio de «que fortuna haberle querido, que fortuna haberlo tenido», entonces me siento en un lugar muy bonito, muy de presente, abierta a la vida… va en mí, está conmigo de una forma muy ligera que me da fuerzas y me empuja a la vida, que no me retiene ni me hace pequeña.

El verdadero amor que te hace crecer, que no te empequeñece.

En tu libro eres muy sincera, desnudas tu alma, es lo que hace  que sea diferente porque libros de mindfulness hay muchos pero cuando dices que esto te ha pasado a ti, esto te ha ayudado a ti. La pregunta es ¿a qué tipo de personas va dirigido el libro?

Todos vamos a pasar por duelos pero ¿quién hace este trabajo preventivo? Los seres humanos con grandes dificultades lo hacemos cuando nos llega el momento, ya sea porque la vida nos aprieta o porque no queremos pensar en esto, porque es un tema tabú. Yo creo que este libro va a llegar a la mayoría de las manos de sus lectores cuando estén en un proceso de duelo y creo que el objetivo es que estos ejercicios, estos audios, estas herramientas tan prácticas llegarán justo cuando se esté en ese momento de duelo en el que has de aprender a dejarte sentir, aunque nunca lo hayas hecho antes. Idealmente, si todo esto ya lo tenemos cultivado y trabajado cuando llegamos a un duelo, maravilloso, pero no creo que sea el caso de la mayoría de las personas. Solo buscamos un flotador cuando nos estamos ahogando.

¿Cómo se enfrenta a la muerte la sociedad del bienestar en la que vivimos?

Por lo menos aquí en Cataluña se está abriendo mucho al tema de la muerte y de los duelos. Creo que es importantísimo porque nos enseñan a vivir, a morir y a transitar los duelos. Hay tanta sabiduría en esta conciencia de lo efímero. Hay una costumbre budista de dejar el vaso de agua boca abajo cuando vas a dormir, como símbolo de «no sé si mañana voy a despertar, si mañana lo voy a utilizar». En realidad no sabemos y andamos preocupados en el futuro, dentro de tres meses las vacaciones, la hipoteca del año que viene, el euribor de no sé cuando. No lo sabes, en un santiamén te puede cambiar la vida y sabemos que cuando estamos aquí y ahora disfrutamos mucho más y vivimos con muchísima más plenitud, pero nos lo tenemos que recordar y a veces necesitamos sacudidas tan fuertes. Cuando hay muerte, aunque no nos toque directamente, siempre hay esta reflexión y durante un tiempo estamos más conectados, luego ya se nos olvida.

Hemos de ser conscientes de que hemos de vivir el presente. Se trata de sentir y vivir conscientemente todo momento.

La vida a veces duele. El cuerpo tiene su sabiduría y el duelo tiene su proceso de sanación y hay que respetarlo, hay que vivirlo y hay que darle el tiempo que requiera, un año, dos años, tres años… Hemos de darnos permiso para estar aquí sabiendo que la vida no es siempre una primavera o un verano constante sino que hay otros momentos. Hay que abrazar la totalidad de la vida. No se está siempre en la cresta de la ola.

Para estar en la cresta de la ola se ha de tragar mucha agua primero. Las caídas enseñan.

Con cada proceso se aprende. La vida es maravillosa pero complicada y tienes momentos álgidos y a veces parece una tragicomedia, momentos de éxtasis y momentos durísimos en los que tomamos consciencia, aprendemos, que al fin y al cabo para eso estamos aquí.

En el libro haces referencia a las terapias complementarias, el reiki… Las conoces bien para recomendarlas.

Me parece importantísimo poder atender un proceso tan global del cuerpo, del alma, del corazón y de la mente que lo que sea que nos pueda ayudar, un poquito por aquí, otro poquito por acá. Todo sufre, ninguna experiencia es solo emocional, el pensamiento sigue estando en el cuerpo, las emociones siguen estando, y el cuerpo es el campo de energía.

¿Cuándo se está preparado para hablar de la muerte o de los fallecidos?

Para mí hablar, como el sentir, desde el minuto uno. Necesitamos expresar y que nos escuchen, que nos validen y obtener referentes de las otras personas que están en el duelo. Necesitamos hacer pedagogía del duelo pero no los primeros meses, siempre. Porque sabemos tan poquito que es una de las cosas que me alucinan, que estemos en el año 2024 y podamos poner una lavadora desde una aplicación o mandar una transferencia a China en 0´2 segundos y un tema como el duelo que es tan antiguo como la humanidad, parece que todos tengamos que empezar desde cero y lleguemos tan poco preparados al momento de enfrentarte a ello. Son de esas paradojas de la humanidad.

¿En la actualidad haces terapia con personas que están gestionando sus duelos?

Yo no lo llamaría terapia, mejor acompañamiento. Con las herramientas del mindfulness, sí. Y también con personas que quieren adquirir más herramientas para vivir, desde la gestión del estrés, de las emociones…

¿Puedes contarnos alguna emotiva historia que hayas vivido en tu carrera?

A mí lo que me maravilla es como el duelo tiene la capacidad que hay de sacar lo mejor de las personas, de madres y padres que han perdido un hijo y a partir de ese momento deciden dar un cambio en su vida, dedicar menos horas al trabajo profesional para hacer voluntariado en la clínica donde estuvo su hijo; o recaudar dinero para la investigación para ciertas enfermedades, o crear un cuento, un libro, para los duelos infantiles… Esta capacidad de pensar que esa experiencia podría hundirme y amargarme pero en vez de eso voy a dar lo mejor de mí y me hace crecer, me descubre una nueva faceta que me hace compartir, es de lo que más me emociona. Es la matrícula de honor de una lección vital.

¿Cómo escribes tus artículos? ¿Preparas tu momento de inspiración o te vienen las ideas?

Me vienen. Escribo cuando me viene un tema que creo importante que ha surgido en las clases, cuando la gente quiere o necesita más información. Cuando encuentro el momento me siento y sale solo. Es ponerse de canal al servicio de la vida.

Dinos un libro que te haya marcado la vida

Es complicado decir uno…

¿Dime una película?

Es complicado, depende en qué momentos estés… Me cuesta mucho decidir por una solamente.

Si tuvieses la posibilidad de ir al pasado y encontrarte con la pequeña Marta de 16 años, ¿Qué consejo te darías?

Me diría «confía en ti. Confía». A esa edad tenemos esa necesidad de construirnos desde fuera para sentirnos más válidos, en cambio saber que esto está dentro… Y con 16 años no tienes ni idea y crees que tienes que educarte y construirte… Cuando pasan los años te das cuenta de que todo está dentro: confía, confía.

Si tuvieses la posibilidad de entrevistarte a ti misma ¿Qué pregunta te harías?

Cuando me hacías la pregunta anterior, esta mente que se anticipa, creía que me ibas a preguntar si cambiaría algo del pasado y me parecía una pregunta superinteresante en la línea de lo que hablábamos antes sobre aceptar y confiar en el proceso de vida. Durante mucho tiempo hubiera cambiado algo y ahora estoy en un momento en el que ya no sé si cambiaría absolutamente nada y creo que cuando llegamos a este punto es maravilloso, esa integración de decir: OK, estoy realmente en paz con lo que me ha traído la vida y en esta confianza de que es como tenía que ser para nuestra evolución.

Cuando escribí el libro todavía decía que en cualquier momento todos apretaríamos el botón de rebobinar y decir «vale, las lecciones que se las quede otro», y eso ha cambiado con el paso del tiempo. Ahora a los tres años, lo que decíamos que el tiempo sí que ayuda, lo que haces con él también es muy importante, pero es verdad que hay una parte que vas sanando… ya no sé si cambiaría nada.

Como dices en «Vivir un duelo consciente»: Soy algo más que el dolor que siento ahora mismo, soy también la respuesta directa a ese dolor.

Muchas gracias por tu tiempo y por compartir tantas herramientas y sentimientos.

 

Susurros de luz

Susurros de luz, la asociación que hace que las cosas bellas sucedan y además las cuenta.

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