Libro del mes de febrero. El regreso del hijo pródigo de Henry J. M. Nouwen
Título: El regreso del hijo pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt
Autor: Henry J. M. Nouwen
Traductora: Isabel García de Alzuru
Editorial: Ppc Editorial
ISBN: 9788428811514
Año de edición: 2005
¿Por qué recomendar como libro del mes un título publicado en 2005? Porque lo he conocido ahora y me ha dejado lo suficientemente impactado como para recomendarlo.
El regreso del hijo pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt de Henry J. M. Nouwen es una obra maravillosa, una delicia que te transporta a tantas diferentes épocas y a tantos estados de ánimo… visualizas a Jesús y a sus discípulos; a Rembrandt sintiendo y dando una interpretación a las palabras de Jesús; a Nouwen observando la obra que le cautivó y a los protagonistas del cuadro hasta la luz y los claroscuros, es decir, la atmósfera es protagonista de una época y un estilo.
El autor descubrió este cuadro accidentalmente viendo un póster del mismo, le removió tanto que fue a ver la obra original al museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia) y se pasó días contemplándolo. Observando el cuadro y la reacción de los visitantes a su paso frente a la obra de arte.
A lo largo del libro Nouwen comparte sus reflexiones sobre la parábola del hijo pródigo, sobre Rembrandt, sobre la figura del padre, del hermano mayor, del hijo que regresa a casa. El regreso del hijo pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt es un ejercicio de lectura de un cuadro y de empatía impresionante.
Lo más curioso de todo es que en mis visitas guiadas por la ciudad de Madrid que llevo realizando desde hace más de un año, invito a hacer lo mismo, a leer un cuadro. Y esto no es solo leer la cartela con el título, el nombre del autor, materiales y fecha de realización. Ver un museo no es coleccionar visualmente cromos de cuadros para decir «He estado aquí y he visto…» Leer un cuadro es visitar un museo, es pasarse días contemplando sin prisa, una a una, todas las obras que uno pueda y cuando una nos reclame la atención, detenerse frente a ella. Leer un cuadro es meterte en la historia, sentirla, meditarla, contemplar místicamente todo lo que puede decirnos la propia pintura, el trazado de sus pinceladas, el contexto histórico, la vida del autor, si la obra fue realizada por encargo y algo más que es lo que Nouwen nos enseña: lo que sienten cada uno de los personajes representados. Aunque se centra especialmente en el abrazo del padre al hijo que regresa a casa, medita sobre todos los protagonistas con una sensibilidad asombrosa.
La vida está llena de símbolos y las obras de arte, además, de representaciones que podemos interpretar. Jugar a detectives en el museo y elucubrar con la pintura que nos remueva, se me antoja un juego divertidísimo.
Os recuerdo que el arte no tiene porque gustar, tiene que remover, y en la medida que meditemos aquello que nos remueve, podemos aprender aspectos de nosotros mismos que no sabíamos que teníamos. Como la capacidad de perdón del padre del hijo pródigo.
Recomiendo la lectura lenta y en voz alta de El regreso del hijo pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt para compartir el gozo de leer un libro tan maravilloso, excepcional.
Reseña realizada por Jose María Escudero Ramos
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