Una fría noche por José Manuel Garrido
Nota del editor: Susurros de luz no tiene porque compartir las ideas de los colaboradores que aquí publican. Hemos leído el relato de José Manuel Garrido y nos ha planteado una duda. La respuesta es que no queremos censurar. José Manuel ha vivido muchos años bajo el cielo estrellado y su cuento puede que tenga más de autobiográfico de lo que podríamos imaginar. Que sirva de reflexión. No emitimos juicio, solo leemos y reflexionamos. Ojalá no hubiera nadie necesitado de ayudas…
Una fría noche
José Manuel Garrido, Madrid, 7 de febrero de 2025
Este es un cuento de una triste y fría noche de invierno. Un joven dejado de la mano de Dios deambulaba entre las oscuras esquinas de la ciudad. Temblaba mientras intentaba decirse algo a si mismo, a lo mejor para animarse a seguir caminando, pero hacía tanto frío que las palabras no llegaban a salir de su boca, solamente balbuceaba palabras ininteligibles.
Las piernas parecían pararse, negándose a seguir.
De pronto, un hombre que paseaba a su mascota se cruzó en su camino. Sin pensarlo dos veces y mostrando una gran sonrisa, sacó de su bolsillo un billete y se lo puso en la mano mientras que con un bondadoso gesto la cubría con las suyas.
-¿Eres tú el que duerme en aquellos soportales?
El vagabundo asintió con la cabeza.
-¡Pues date prisa! La lluvia no tardará en aparecer.
Se despidieron ambos con una inmensa sonrisa.
Unos pasos más adelante, un grupo de personas se acercaban con mucha alegría en sus caras.
Hablaban muy deprisa entre ellos y no se les entendía nada.
El pobre hombre se dio cuenta de que era él lo que les hacía reír tanto y mientras se burlaban uno de ellos se le acercó y….
-¡Perdone, amigo! Tú eres español y nosotros somos latinos asilados. En España vivimos sin preocupaciones, con comida, cama limpia y caliente, aseo e incluso algún dinerillo. Pocas cosas nos faltan; sin embargo, gente española como tú vagabundean sin rumbo. ¿Por qué pasa esto, amigo?
El vagabundo contestó simplemente encogiéndose de hombros; y comenzó a caminar deprisa… ¡Comenzaba a llover!
José Manuel Garrido
FEBRERO 2025