¿Quién contesta mis preguntas? por Desam Ferrández
Desam. Ferrández, Castellón, 16 de abril de 2018
El domingo viví una experiencia súper chula, una excursión inesperada y magnífica.
Por la tarde, de regreso, hubo algo que me llamó mucho la atención, la mueca de “ahora no me molestes” que puso mi acompañante al pasarle su padre el móvil tras recibir una llamada, se me quedó grabada y no sabría decir porque.
Mejor cuento desde el principio.
Fui a una excursión en donde nos adentramos en un bosque mágico, iba con más personas, éramos un grupo importante y desde luego en ningún momento hubo silencio, cosa que eché en falta pues me hubiera gustado pasear en silencio sintiendo el bosque, sin embargo, parecía ser que los demás necesitaban más comunicarse que sentir.
No vimos ningún animal, supongo que con el escándalo se fueron lejos de nosotros, huyendo de los bípedos ruidosos, lo que si nos acompañaron durante todo el camino fueron las risas y eso seguro que gustó a nuestros amigos árboles.
Estábamos rodeados de vegetación y árboles muy, muy viejos y por ello muy sabios, fijo que nos observaban desde las hojas más altas riéndose con nosotros contagiados por nuestras risas, también hicimos una invocación para la lluvia y cuando esto escribo, que es al día siguiente, está lloviendo, lo que ya no sé si llueve en el bosque o solo llueve en la capital.
Mi acompañante era un joven de 11 años avispado y extrovertido, hablaba con todos y nos cautivo con su sonrisa y sus preguntas. Ya de regreso, en el coche, su padre le pasa el móvil, yo estaba al lado del chaval, nadie mencionó ni el nombre ni el título de la persona que estaba a la otra parte. El jovén contestó con un sí y luego siguió contestando a las preguntas que parecía le hacía el interlocutor al otro lado, él le decía “tengo los oídos tapados y no te oigo bien”; yo le dije que tragase saliva, el muchacho lo hizo sin ni siquiera pensarlo, hizo un gesto significativo el cual demostraba que había tragado saliva, siguió la conversación y le respondido “es que todavía estoy en el coche” y ahí sí que oí al interlocutor qué le dijo “te llamo más tarde” y él respondió con un seco “bien”. Acto seguido devuelve el móvil a su padre.
Todo esto está dentro de lo normal o rutinario, sin embargo el gesto que hizo habló por sí solo, puso cara de ¡uf qué pereza, ahora me llama por teléfono!, cara de cómo que no me apetece nada interrumpir lo que estoy haciendo; aunque no estábamos haciendo nada especial, ni jugando, ni nada, ya que como estábamos todos cansados, íbamos en silencio y hasta bostezando de vez en cuando, el muchacho iba absorto con su móvil, pero la cara de tedio que puso al coger el teléfono me llamo mucho la atención.
Pues bien esta mañana nada más despertarme me he acordado del joven y he pensado ¿porque ahora hay tantos niños que tienen que pasar por una separación? Mi intención no es hacer juicios de nadie ni mucho menos.
Podríamos decir muchas escusas como es que ahora no aguantamos nada… bla, bla, bla, sin embargo no voy por ahí, quiero ir un poco más allá.
Me llama la atención “para qué” hay tantos matrimonios que se separan y tantos hijos que tienen que vivir todo esto “¿para qué?”
La vida es muy sabia y el universo más, yo soy de la opinión de que no hace nada en balde por lo que repito la pregunta, ¿para que estos jóvenes están pasando por todo esto? No voy a entrar en él hay pobrecitos, ni hay que ver lo que tienen que vivir, ni qué mal lo pasan. La pregunta de para que viven esto va más allá, tiro del hilo de mi propia pregunta sin saber a dónde me va a llevar, porque como he dicho antes no quiero emitir juicios, no digo que lo hagan ni mal ni bien simplemente es lo que está sucediendo y de repente me llega una respuesta…mi Yo Superior responde…
Son niños más que preparados, muy inteligentes.
Estoy de acuerdo con la respuesta ya que parece que nacen ya sabiendo, no como en nuestra época.
Estos niños necesitan mucha información y los padres dentro de la unidad familiar y con sus trabajos tienen unas ciertas limitaciones, estos mismos padres por separado se vuelcan al máximo cuando el niño está con ellos, dan más del 100 por 1000, lo dan todo en el momento en que están con los hijos, a tope las dos partes por supuesto y eso es lo que necesitan estos niños, cómo han venido súper preparados necesitan recibir mucho más, mucha más información, mucha más energía, mucho más amor que el que necesitábamos hace medio siglo.
Me parece muy interesante la respuesta y a pesar de que no tengo hijos, observo a amigos o conocidos que están separados y que cuando tienen a ese niño, sea la madre o el padre están a tope con él, dándolo todo y esforzándose al máximo. ¡Guauuu! Atrayente contestación estos padres han venido a darlo todo y para ello necesitan vivir por separado para poder esforzarse al máximo sin que la otra parte de la pareja influya ni en el acto, ni en el pensamiento.
Esto le da un cambio a estas vivencias, creo que hacemos un pacto antes de nacer y para realizarlo, a veces, vivimos circunstancias que no son de nuestro agrado, sin embargo llegar a la meta necesita de pequeños sacrificios, por llamarlo de alguna manera.
Con esto no quiero imponeros mi pensamiento ni mucho menos, aunque si le sirve a alguien ¡perfecto! y si hace pensar un poco, pues también perfecto. A mí me ha hecho meditar sobre el asunto y cambiar la perspectiva sobre mi propia opinión, dentro de que cada persona, pareja, o familia tiene unas necesidades, optar la mejor solución para todos y es llegar a la realización de objetivo y por lo tanto ser ganador de nuestra propia carrera llamada vida.