Una guardería para Valencia
La Asociación Susurros de luz vuelve a hacer de «pasamanos». Ojalá no hiciéramos falta pero mientras haya necesidades nos esforzaremos por estar al pie de la necesidad.
El 18 de noviembre fuimos a por una donación de sacos de dormir a la Tienda Solidaria de Las Rozas, allí Bibi nos informó sobre una mujer que, esa misma mañana, se puso en contacto con la tienda para donar una guardería de Majadahonda, pueblo cercano a Madrid. Quería hacer llegar muebles, cunas y enseres de su guardería, a guarderías de las zonas afectadas por las inundaciones en Valencia.
Como no podemos quedarnos quietos, nos ofrecimos para llevar a cabo el reto.
Hemos involucrado a muchas personas, el universo nos ha removido y ayudado en todo momento. Removido por la situación de los 70 municipios afectados por las inundaciones y porque no es fácil gestionar tal reto pero hemos logrado llevar a cabo el desafío con buen término.
Lo primero que hizo Jose tras llamar a Luisa, dueña de La casa de la pradera, fue contactar con Noelia de Castellón. Entre ambos organizaron la faena.
Se necesitaron un par de días para que los voluntarios de Susurros de luz desarmaran cunas y empacaran en cajas todo lo que se debía trasladar, mientras tanto había que buscar el transporte adecuado.
Con las fotos de todo lo que se tenía que trasladar, lo siguiente era encontrar una furgoneta.
A través de la AAVV del Barrio de Moscardó contactamos con Mar, nos prestaban una furgoneta para trasladar todo a Valencia, al Centro Nueva Escuela de Vicente donde se recogen ayudas destinadas a Educación, el centro haría de almacén para depositar todo el envío. La idea era que desde allí se trasladase a los puntos donde fueren necesarias cunas, tronas, juguetes u otros enseres, según peticiones y necesidades.
Por diversas circunstancias tardamos en coordinar el transporte, cuando llega el día de volver a contactar con Vicente, el centro de Valencia no acepta más donaciones por falta de espacio. El problema que tienen ahora es que para poder repartir todo, primero se tiene que secar cada inmueble pues ha pasado que han puesto pladur en una peluquería y no ha tardado en humedecerse. Las donaciones llegan pero tardan en repartirse por las circunstancias que están viviendo. Humedad y frío.
Siguiendo con el relato, nos hemos quedado sin destinatario, pero Vicente nos ofrece una alternativa. Seguimos adelante sin saber muy bien donde ir.
De pronto nos quedamos sin furgoneta pues Mar retrasa su viaje. La furgoneta que teníamos apalabrada para el jueves era pequeña para todo lo que teníamos que cargar así que el universo decidió por nosotros y confabuló para que tuviéramos el camión, el día adecuado, y las personas idóneas para poder hacer llegar la donación al lugar correcto.
Sonia nos llega a través de Teresa de la Asociación de Servicio Reiki. Sonia es una mujer muy especial. Consigue que Miguel done el camión y ella nos paga un conductor y el gasóleo.
Quedamos en Majadahonda el sábado 14 con Luisa, los voluntarios de Madrid y Leo, para cargar el camión, luego pasamos por Alcalá de Henares para recoger una donación de menaje de Merche.
Mientras Jacqui, Laura y Noelia, voluntarias que van desde Castellón a Catarroja, llegan con tiempo para ver donde hemos de descargar y almacenar todo.
De camino a Catarroja, Noelia llama a Jose con noticias. Han parado a comer y se han encontrado con unas personas que le indican un destino mejor para depositar la donación de la guardería. La asociación Amigos de la calle se hará cargo de la recepción y de la entrega de los materiales de guardería por lo que cambiamos el rumbo, se ha de ir a Paiporta.
Llegaron. Atravesaron calles todavía con barro, ven a voluntarios y al ejercito limpiando garajes. Coches apilados y muchos destrozos. Gente en filas recogiendo ayudas, comida, sartenes…
Tras cruzar una zona apocalíptica llegan a nuestro destino.
En una nave inmensa hay un montón de voluntarios que ayudan a descargar todo lo que se lleva desde Majadahonda. Tardamos un suspiro.
Jose firmó una hoja a modo de acuse de recibo de la donación. Todo muy formal, cosa que da seguridad y garantías de que se está haciendo bien.
Al acabar allí, Noelia, Jacqui, Laura y Jose dejan en Catarroja el menaje y un lavadero de pelo portátil que Sonia ha donado a una peluquera de allí. La dejamos en casa de Patri, la persona que nos facilitó la dirección de Paiporta.
El menaje se lo dejamos a María Isabel y a David quienes se encargaron de entregarlo a personas mayores que lo han perdido todo en las inundaciones.
Ya en la estación, Jose llama a Luisa, la donante, quien le confiesa que esa mañana de sábado se le puso un nudo en el estómago al ver como sacábamos los muebles de lo que ha sido su guardería por 40 años.
Ha habido obstáculos pero al final ha sido todo precioso. Es tan hermoso fluir con el universo que, aunque uno quede exhausto en ciertos momentos, solo se puede dar gracias a todos y fluir con confianza y fe.
Jose comenta que regresó agotado pero con un sentimiento de plenitud que no cabía en sí, y no por la donación sino por rodearse y encontrarse con personas tan bellas.
Queremos agradecer a los voluntarios de Madrid, Javier, Estela, Antonio, Karmen, Jose, Desam., Merche, Mila; a las de Castellón, Noelia, Laura y Jacqui; a Carmen, a Patri, a Vicente, a Juan Carlos y Santi, a María Isabel y a David, a Adrián y a Amigos de la Calle; a Mar, a Sonia, a Teresa. A Gabriel y a Amparo, quienes se ofrecieron para ayudar aunque al final no pudo ser pero la intención es lo que cuenta. Y por supuesto, gracias a Luisa y a Bibi por ofrecernos su confianza y la posibilidad de hacer de pasamanos.
Cuando Jose regresaba a Madrid, esa noche de sábado, recibió un mensaje de Gema, una voluntaria de la Tienda Solidaria de Las Rozas, en el que nos ofrece una donación de cuatro cajas con sacos de dormir que repartiremos estos días de frío.
Seguimos fluyendo y agradeciendo el poder ejercer de pasamanos.
GRACIAS
GRACIAS
GRACIAS
Esperamos poder volver a Valencia o al menos seguir apoyando desde Madrid. Seguimos en contacto con personas de allí que nos hacen llegar qué necesitan.